¿Por qué será que un disconformismo te viste el alma y no te permite vivir en equilibrio espiritual? Das cabida a los malos sentimientos a que hagan nido dentro de ti y te dejas arrastrar por los malos recuerdos o malos pensamientos. Permites que el infierno te queme hasta volver cenizas tus más nobles sentimientos. Pero si esto es lo que quieres, entonces, déjame que yo te ponga el infierno a tus pies. Sssss...
-¡No! Esto yo no lo quiero para mí - gritó Helena. Se despertó sudando. Había soñado que una serpiente muy grande la seguía en el desierto y le hablaba mientras le enseñaba su larga lengua viperina. Y como Helena no podía correr porque los pies le quemaban terriblemente bajo la arena caliente, sintió mucho miedo de morir mordida no solamente por los remordimientos de conciencia, sino por la serpiente.
Helena sabía muy bien qué errores ella había cometido a lo largo de su vida. No guardaba paz en su corazón porque no había aprendido a saberse perdonar. Y todo por su falta de fe en Dios. Los padres de Helena la habían hecho bautizar católica. Pero si ella hubiera nacido en otra parte del mundo hubiera podido haber sido musulmana o judía, por ejemplo. ¡Y quién sabe si sería la misma persona maltratada por muchas preguntas! Envidiaba a las personas creyentes...a los fanáticos, no. Mucho respeto a ella le infunde todas aquellas personas que profesan su religión de manera ejemplar. Es como si lo hubieran visto a Él.
Helena se levantó ya que no podía dormir. Como el sueño la había perturbado mucho, ella fué en busca de La Biblia y la abrió sin mirar. Sus ojos escogieron rápidamente unas líneas. La respuesta llegó como un mensaje directo a su corazón:
Salmo 142:
Petición de ayuda en medio de la prueba.
Masquil de David. Oración que hizo cuando estaba en la cueva.
1 Con mi voz clamaré a Jehová. Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
2 Delante de él expondré mi queja.
Delante de él manifestaré mi angustia.
3 Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda.
En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
4 Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer:
(volteó Helena la página y siguió leyendo)
No tengo refugio ni hay quien cuide de mi vida.
5 Clamé a ti, oh Jehová.
Dije: Tú eres mi esperanza.
Y mi porción en la tierra de los vivientes.
6 Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido.
Líbrame de los que me persiguen porque son más fuertes que yo.
7 Saca mi alma de la cárcel para que alabe tu nombre.
Me rodearán los justos. Porque tú me serás propicio.
Helena comprendió que había llegado el momento de leer y tratar de entender mejor La Biblia. No la dejaría más esperando. Mejor dicho, Helena se dió cuenta que ya no podía dejarlo a Él esperando... Dios sonrió agradecido ya que dentro de los planes que tenía para Helena era llevársela a su reino dentro de poco tiempo.
Marisol