"Quisiera construir un puente mágico del mismo material que tejo mis sueños. Pero no es posible. Quizás ya sea hora que despierte y deje de soñar".
El mar al escuchar mis pensamientos me dice agitado:
- ¡No! No debes rechazar tus sueños porque sin ilusiones tu mundo interior sería tan árido como un desierto.
- Pero, acaso ¿no es cierto que vivir soñando es no existir? Mi pregunta suena a reproche. Es un repoche tan duro como una piedra.
El mar permanece un momento en silencio y luego me dice:
- Construye ese puente que quieres, pero no te olvides de contruir los cimientos que deben estar debajo de él.
- Pero yo no soy un buen ingeniero. Soy solamente una vendedora de sueños locos e imposibles. Me tiembla la voz. No quiero estar molesta.
Esta vez el mar me manda una ola con la respuesta deseada:
- Mira, aprende a seguir las señales que escuches desde el fondo de tu alma. ¡Ah! Lo importante es que no renuncies a tus sueños, siempre y cuando éstos sean moderados para que tu querido puente te lleve hacia ellos ahora y siempre.
Marisol