¿Será cierto que el teatro de la Creación parece estar construido para el ejercicio del libre albedrío y para el fortalecimiento potencial de la existencia de un plano de conciencia superior? Quizá. Mi pregunta no tiene ningún color de profecía. Sabe, más bien, a ese enigma que uno cree haber resuelto de joven y que con el paso de los años uno reflexiona sobre él para sólo descubrir que es insoluble. Quizá no estamos preparados para hacerle frente al enigma de la vida porque es difícil de entender o de dilucidar. ¿Será, querido lector, que se debe a que no tiene una respuesta o una solución fácil?, ¿o, acaso, incluso, no la tiene en absoluto?
Pienso que el enigma de la vida no es ni humo ni niebla, sino, más bien, un concepto que presenta un problema complicado. Yo diría que hasta oscuro. Es, en todo caso, un desafío que incita al pensamiento, que te plantea a ti, querido lector, como a mí también, una pregunta. Diría que pone en marcha el proceso de conocimiento hacia un fin aún incierto, quizá porque el futuro no es más incierto que nuestro presente. Y, por este motivo, viendo que la vida es tan incierta, hay que abrazarnos a la felicidad, cual premio pasajero que se aferra al tiempo, y aprovechar el momento en que se nos presenta.
No sé si mis ideas sean sólo un cúmulo de desatinos o disparates o si tanto tú, querido lector, como yo seamos un maravilloso misterio en un mundo tan cambiante e inexplicable mientras vamos buscando las cosas inciertas porque las ciertas las hemos perdido de vista. Es como cuando uno no puede descubrir nuevas tierras por no tener el valor de perder de vista la orilla o no poder nadar hacia nuevos horizontes por no tener el valor de perder de vista la costa.
Finalmente, me pregunto si será cierto que existen tres clases de testigos ante el enigma de la vida. Aquellos los que han visto bien, pero dudan de lo que han visto. Luego, los que han visto mal, pero creen haber visto bien. Y los que no han visto nada y aseguran haber visto todo. Y tú, querido lector, ¿qué clase de testigo eres? Tal vez el enigma de la vida nos haga saber que no sólo hemos visto más cosas de las que recordamos, sino que recordamos más cosas de las que hemos visto. ¿Y sabes por qué, querido lector? Pues, porque gracias a la energía que despierta el enigma de la vida en nosotros, nos impulsa a seguir adelante, a sobreponernos a nuestros temores e incertidumbres mientras nos pide, una y otra vez, intentar desvelar su misterio, así sea éste de difícil entendimiento por ser un conjunto de palabras de sentido encubierto como un acertijo por ser un enigma envuelto en un misterio dentro de un enigma.
MARiSOL