Según el diccionario de la RAE estar "a punto de caramelo" significa estar en el punto o momento óptimo para el fin que se busca, estar algo o alguien perfectamente preparado, listo o dispuesto. Pues que irónica es la vida, porque, en este momento, no creo que ninguno de nosotros esté listo para lo que se nos anuncia con bombos y platillos. La verdad que una III Guerra Mundial no es un plato apetitoso de comer. Sinceramente la simple idea de imaginar estar envuelta en una catástrofe monumental se me queda atravezada en la garganta quedándome sin voz y ya no poder alzarla aunque quisiera.
Y pensar que el origen de esta expresión proviene del mundo de la cocina, específicamente de la preparación del caramelo. Pues bien, se sabe que para hacerlo se necesita azúcar y se le cocina hasta adquirir un color dorado y una textura ideal. Este punto es crucial ya que si se cocina más de lo debido el caramelo se termina quemando y si se cocina poco no se forma correctamente.
Siento que esta vez estamos todos, sin querer, en un punto crucial en la historia de la humanidad y no estamos haciendo lo correcto porque nos terminaremos quemando y no sólo los dedos... Quizá debería referirme sólo a aquellas personas que manejan los hilos del mundo porque, al fin y al cabo, nosotros somos simples marionetas. Pareciera como si la humanidad no quisiera aprender la lección tanto de la I Guerra Mundial como de la II Guerra Mundial.
Tengo que pensar, por un lado, que los actuales bombardeos aéreos no serán como los otros... Y, sin embargo, por otro lado, a mi memoria se cuela la palabra "caramelo" pero relacionada a una historia increíble. ¿Sabías querido lector, que una vez terminada la II Guerra Mundial hubo un famoso bombardeo sobre Berlín, pero fue hecho con caramelos? Esto sucedió mientras Berlín Oeste sufría de abastecimiento y los aliados occidentales idearon un plan arriesgado de lanzar por vía aérea por día unas cuatro mil toneladas de diversos bienes como alimentos, medicinas, carbón, etc.
Pues bien, un día de julio de 1948 al piloto norteamericano Gail Halvorsen se le ocurrió la idea de lanzar desde su avión chicles, chocolates y caramelos mientras se hacía notar balanceando sus alas. Durante tres semanas lanzó todo lo que pudo en dulces para alegrar a unos niños que había conocido. No sólo les había devuelto la esperanza de vivir, sino que les consiguió elevar la moral a aquellos niños hambrientos durante ese tiempo de incertidumbre y privaciones.
La acción de este piloto inspiró a la "Asociación Estadounidense de Pasteleros" para donar toneladas de caramelos. Lo que comenzó como una acción a nivel personal desembocó en una espectacular operación donde 25 aviones lanzaron 23 toneladas de chocolates, chicles y caramelos en diversos lugares de Berlín Oeste. Por suerte, el bloqueo terminó el 30 de septiembre de 1949 al comprender las autoridades soviéticas que ni los ciudadanos de Berlín Oeste ni las potencias occidentales tenían intención de rendirse.
Esta vez para que no nos explote el mundo entre nuestras manos, una de las partes tiene que estirar la mano y hacer las paces porque así ganara Rusia ante Ucrania o viceversa, todos perderíamos en esta maldita guerra (y pensar que hay otra en curso desde hace un año en otro punto del planeta...). La verdad que, más bien, estoy a punto de irme a dormir mientras afuera sólo llueve. Cae sólo agua y nada más, por el momento, aunque las noticias nos bombardeen diciendo que los misiles nucleares dirigidos p.e. a Londres, París y Berlín están ya listos... " a punto de caramelo".
MARiSOL