miércoles, 5 de junio de 2024

Machu-Picchu y yo

 

Mientras voy anotando concienzudamente en mi mente las Maravillas del Mundo, veo cómo éstas se multiplican al azar, quizá por ser éste el seudónimo de Dios al no querer poner su firma. Y es que Él sabe que en este mundo moderno en el que vivimos ya no hay sólo siete Maravillas, sino muchas más... Empecemos a nombrarlas: La gran Muralla (China), Petra (Jordania), Cristo Redentor (Brasil), Machu Picchu (Perú), Chichén Itzá (México), Coliseo Romano (Italia), Taj Mahal (India), Pirámides de Giza (Egipto), Jardines Colgantes de Babilonia (Irak), Templo de Artemisa (Turquía), Coloso de Rodos (Grecia), Faro de Alejandría (Egipto), Isla de Pascua (Chile),  Cataratas del Iguazú (Brasil y Argentina), Las Torres Petronas (Malasia), Ópera de Sidney (Australia), Torre Eiffel (Francia), Guerreros de Terracota (China), Estatua de la Libertad (EEUU), Burj Khalifa (Emiratos Árabes Unidos), Puente de las Manos (Vietnam), La Sagrada Familia (Espana) y un larguísimo, por no decir un infinito,  etcétera.

Hermoso sería si la humanidad (cansada de soportar tanta realidad violenta) cimentara una genuina amistad con el mundo (creado por manos divinas) para ser recreado no sólo en nuestra imaginación así tengamos la facilidad de sacar de la nada un mundo increíble y maravilloso como algunas de las maravillas nombradas. Me imagino por ser más importante la imaginación que la lógica ya que ésta es buena para razonar pero mala para vivir.

Buenos amigos deberíamos ser y tratarnos de manera poética para evitar que todas las maravillas del mundo estén expuestas no sólo a tanta basura, suciedad y contaminación ambiental ... Mi idea no es desproporcionada, sobre todo, cuando veo como muchos de nosotros estamos secos por dentro y no estamos dispuestos a reconocer al milagro, sobre todo, cuando constatamos que hay dos maneras de vivir la vida. Una como si nada fuera un milagro y la otra como si todo fuera un milagro.

Definitivamente el mundo reclama clemencia porque desea preservar no sólo estas maravillas, sino otras más donde se incluyen maravillosas obras literarias, musicales, científicas, tecnológicas, etc. Sólo pueden seguir siendo creadas por el ser humano si desea también conservarlas y quererlas. Esto es lo que deberíamos hacer la mayoría aunque una minoría esté empeñada en la tarea de destruirlas abusando de su inteligencia de manera equivocada y diabólica. 

Es así como a lo lejos a Machu-Picchu (una de las siete Maravillas del Mundo Moderno desde 2007) lo escucho llorar mientras entre lágrimas me dice que las obras del hombre superan a cada uno de nosotros, incluso aunque se trate de un genio. Es más, me recalca que hay algo sobrehumano en la capacidad de creación del ser humano cuando se deja llevar por buenos sentimientos. Es como si hubiera algo de sobrehumano en el hombre cuando la voluntad y la pericia van de la mano para crear obras maravillosas. 

Después de escuchar a Machu-Picchu y darle la razón, debería yo hacerme la pregunta: ¿De dónde procede la inteligencia? Pues, pensar que la propia inteligencia procede de uno mismo es negar a nuestro Creador. ¿Y sabes por qué, querido lector? Porque las maravillas del hombre son, al fin y al cabo, espejo de las maravillas de Dios. Es como un gran espejo mágico donde toda la creación pura y cristalina del ser humano se refleja sin interrupciones cuando desea ser sublime porque lo sublime es un bien común, un bien, mejor dicho, un tesoro para toda la humanidad.

MARiSOL