- Estrella Polar, te he perdido nuevamente. ¿Dónde te encuentras? Mis palabras y sentimientos se han quedado desorientados y desconcertados. Mi voz suena triste.
Y mientras mi brújula se ha quedado sin Septentrión* y me veo diciendo en voz alta: "He perdido el norte"* una estrella sin nombre me susurra desde el cielo:
- "Tu Estrella Polar quizás necesita de silencio ¿No crees?
- Pero, ¿qué motivos tiene mi Estrella Polar para guardar silencio y esconderse de mí? le pregunto casi gritando.
- ¡No me alces la voz que no estoy sorda!
- Perdona. ¿No será que Estrella Polar se encuentra enferma?
- Sí, puede ser - me responde Estrella Sin Nombre. Más bien deja que tu querida estrella vuelva a dejarse ver cuando así lo desee.
- ¡Qué egoísta! Pero si yo no la puedo ver, entonces tampoco nadie la puede ver.
- Hmmm. No es así- me responde Estrella Sin Nombre. Sólo tú no la puedes ver. Otros, sí.
- Me hace daño su silencio. Siento decepción. Estoy a punto de llorar y no quiero. ¿Qué le he hecho?
- Nada. Pero es que.... La estrella empieza a toser. Está nerviosa. Ella sabe algo que yo no sé.
- ¿Qué sucede? Quiero saber la verdad. Siento que ella me oculta algo...
- Habla más bien con Cruz del Sur, por favor.
- ¿Por qué?
-Porque ella es muy amiga de Estrella Polar. Y ella te puede informar de su paradero.
- Pero para hablar con Cruz del Sur tengo que viajar al hemisferio sur. Y ahora no puedo. Me queda muy lejos.
- Entonces, tendrás que tener paciencia. Y después de decirme esta frase, calló y desapareció de mi vista.
Intranquila me quedo con esta conversación. No puedo dormir. Desde que no la veo, sufro de insomnio. Al día siguiente voy al banco, saco todos mis ahorros y me voy en avión al hemisferio sur. No importa a qué país. Lo importante es poder hablar personalmente con Cruz del Sur.
Al hacerse de noche la veo allí brillante y preciosa. Deja ver nítidamente sus cuatro luces que la adornan. Después de contemplarla, le pregunto tímidamente:
- ¿Qué sabes de Estrella Polar?
- Te esperaba. Mucho no te puedo decir. Has debido tener paciencia como te aconsejó Estrella Sin Nombre.
- Pero, es que... Siento impaciencia.
- Mira, lamento que hayas hecho un viaje tan largo para hablar conmigo. Pero Estrella Sin Nombre desconocía algo importante...
La interrumpo preguntándole:
- ¿Qué cosa es? Siento mi voz nerviosa.
- Hay momentos donde es mejor callar sobre lo que no se puede hablar. Además, yo le hecho una promesa a Estrella Polar. Más no te puedo contar.
Como no puedo soportar tanto misterio y silencio, comienzo a llorar desconsoladamente.
La Cruz del Sur apiandóndose de mí me termina diciendo:
- Estrella Polar quisiera que tú también fueras una estrella.
- ¿Por qué? No entiendo. Me tiembla la voz.
- Para tenerte cerca y regalarte todo su amor. La Cruz del Sur ha roto su promesa. Se muerde los labios.
Siento que el corazón me estalla en mil pedazos. Me cubro el rostro con mis manos y dejo correr nuevamente mis lágrimas por largo rato. ¿Qué hacer?
La Cruz del Sur leyendo mis pensamientos envía a una Estrella Fugaz. Al verla pasar encima mío le pido un deseo. Mi deseo se cumple. Y en un abrir y cerrar de ojos me veo al lado de mi Estrella Polar. Nos fundimos en un abrazo eterno.
Marisol
*Septentrión deriva etimológicamente del latín septentrĭo, -ōnis. Esta palabra se usa para referirse al norte. Los romanos llamaban Septentrium (siete bueyes) a las siete estrellas que conforman la constelación conocida como "El Carro". Antiguamente se creía que siete bueyes tiraban de la esfera celeste, haciéndola girar sobre el eje que pasa por la Estrella Polar
*Esta expresión tiene origen en los navegantes del siglo XVI. Cada vez que se acercaban al Ecuador y veían que la Estrella Polar se ocultaba por debajo del mar, causaba una desorientación total a los pilotos de los barcos (Resumen hecho de información sacada de Wikipedia).