Érase una vez un gato que vivía enamorado de la luna. Un buen día se atrevió a preguntarle a la luna por qué ella vivía tantan lejos de él.
- La misma pregunta te la hago yo a ti - le dijo la luna mientras lo miraba largamente.
El gato suspirando le preguntó a la luna si algún día él, el gato, podría llegar a tocarla.
- La misma pregunta te la hago yo a ti - le respondió la luna mientras seguía mirando al gato.
El gato le hizo saber que todo parecía indicar que las preguntas sobraban entre ellos dos. La voz del gato guardaba un reproche.
- Entre tú y yo no existen ni preguntas ni respuestas, solamente una distancia insondable - le dijo la luna seriamente al gato.
El gato intrigado con la respuesta de la luna le preguntó si no podían conversar, a lo que la luna le dijo que sí podían conversar, pero que era mejor por el momento no hacerlo. Ella tenía sus motivos.
- ¿Por qué? - le preguntó irritado el gato.
- Quiero evitar que nos hagamos promesas falsas - le respondió la luna. Ella estaba bien seria.
- ¿Por qué? - preguntó el gato impacientemente.
- Porque yo no quiero prometerte demasiado y tú te quedes esperando demasiado o viceversa - le respondió la luna.
- Tú quieres evitar lo inevitable, ¿verdad? - La voz del gato sonaba tensa.
- Tú quieres evitar lo inevitable, ¿verdad? - La voz del gato sonaba tensa.
- Así es. No quiero enamorarme de ti - le contestó la luna al gato.
- O acaso, ¿ya lo estás? - le preguntó inquieto el gato a la luna.
- La misma pregunta te la hago yo a ti - le respondió la luna. Sus ojos denotaban tristeza.
- La misma pregunta te la hago yo a ti - le respondió la luna. Sus ojos denotaban tristeza.
Y mientras el gato se bajó cabizbajo del árbol, se juró a sí mismo no hacerle más preguntas a la luna. ¿Para qué? Si las respuestas que él escuchaba no eran las que él quería recibir.
Y mientras el gato regresaba a su casa, la luna en silencio lo miró amorosamente. Y yo que soy la distancia sé que los pensamientos del gato son besados, en este momento, en silencio por la luna porque ella quiere ayudar al gato a que algún día logre verla a ella, a la luna, con otros ojos. Sólo así podrán el gato y la luna conversar algún día ... sin ese amor imposible entre ellos dos tan grande como la distancia que los separa.
MARISOL
Aquí dejo un vídeo con otra historia entre un gato y la luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario