viernes, 8 de octubre de 2010

The show must go on!



Cecilia desde niña supo lo que quería ser de grande: una bailarina profesional. Así que desde muy pequeña se metió a una escuela de baile. Y tan buena era que al contar con solamente dieciocho años ella empezó allí mismo a impartir clases  de samba, merengue, salsa y hip-hop. A Cecilia le gustaban más los ritmos rápidos que los lentos. Es así, como con el transcurrir del tiempo cuando Cecilia tenía veintiocho años consiguió poner su propia academia para grandes y chicos. Al principio, contrató a dos profesores de baile, luego fueron tres más.

Cecilia comenzó a ganar fama en su ciudad... Un día, un canal de televisión de su ciudad,  llamó a Cecilia -a su escuela de baile- para pedirle que dirigiera como coreógrafa -dos veces a la semana durante  dos meses- a un grupo de  dieciséis bailarines para un show de música brasilera. Cecilia aceptó encantada. Los bailarines -de un promedio de veinte a veinticinco años (Cecilia tenía treinta y seis)-  a los cual entrenaba eran personas disciplinadas y con gran talento. Y como ellos estaban contentos de tenerla como coreógrafa,  el canal de televisión le pidió a Cecilia que siguiera trabajando en  próximos proyectos musicales. Cecilia estaba tan satisfecha con su escuela de baile como con su nuevo trabajo como coreógrafa que tanta suerte le parecía mentira... Su mundo era perfecto porque contaba también con unos padres y hermanos cariñosos, tenía lindos amigos y un novio guapo y simpático.

Es así, como llegó el día del estreno... Antes de salir a escena con su grupo de baile, Cecilia recibió un sms en su celular. Luis (su novio desde hacía dos años) le había envíado el siguiente mensaje:  "He conocido a otra. Te deseo todo lo mejor. Un beso." Cecilia no podía creer lo que sus ojos leían... Luis prefería darle de esta manera tan impersonal esta noticia en lugar de decírselo cara a cara. ¡Qué cobarde! Tenía ganas de llorar, pero Cecilia no podía ya que la maquilladora le estaba pintando los ojos. Cecilia tenía que reemplazar a una de las bailarinas porque se había lastimado un pie hacía pocos días atrás.

La maquilladora al enterarse del contenido del mensaje, salió rápidamente al pasillo a llamar a los demás bailarines... todos ellos entraron al camarín de Cecilia y la abrazaron en silencio. Cecilia después de darles las gracias les pidió quedarse a solas un momento.  Y como Cecilia contaba todavía con cinco minutos, agarró su teléfono celular y le envió a Luis el siguiente mensaje: "Tus dos primeras frases las acepto, pero la tercera no, Judas". Luego ella se miró al espejo y en voz alta dijo: "The show must go on!" Afuera, en el pasillo, esperaban impacientes los dieciséis bailarines. Al salir Cecilia de su camarín, ya vestida y maquillada, todos la aplaudieron mientras caminaban juntos en dirección al escenario.

Marisol

La canción del vídeo es una samba brasilera
llamada "Magalenha" y los bailarines ¡cómo me gustan!

8 comentarios:

Michaelangelo Barnez dijo...

Me gustó tu cuento del desamor entre bambalinas.
Saludos

La sonrisa de Hiperion dijo...

El desamor es un cuchillo...

Saludos y un abrazo.

Relevo dijo...

Está muy bueno el cuento. La hipocresía de estos tiempos se ve reflejada en ese mensaje de texto.

aapayés dijo...

Un paso inesperado ante tu espacio, me doblego y acaricio así tu presencia escrita…

Pido disculpas por mi ausencia y por este pequeño mensaje, que publico en la mayoría de los blog que visito.

Un abrazo
Saludos fraternos a todos…

Belkis dijo...

Estupendo mensaje Marisol. The show must go on! Siempre debemos seguir adelante independientemente de las adversidades que nos presente el camino.
Muy bueno, como siempre.
Te dejo un fuerte abrazo

Luis (Flamel) dijo...

Que bueno volver a leerte!!!

Hacia tiempo que no pasaba por aquí,pero ya me puse al día leyendo esta entrada y las anteriores.Como ya dije,un placer tu arte narrativo.
Estaré visitándote.


Un abrazo desde Montevideo.
LUIS

La sonrisa de Hiperion dijo...

A mi me gusta más la bailarina... jajaja

Saludos y un abrazo.

Manel Aljama dijo...

Este cuento como otros tuyos debería ser o tomarse como ejemplo. Precisoso.

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