- ¡Ay! ¿Por qué no puedo levantarme todos los días con el ánimo en alto?
- Porque eres humana - me responde tranquilamente el espejo mágico.
- No me gusta mostrar debilidad ante mis amigos - le digo con la voz quebrada.
- No intentes demostrar siempre fortaleza. De lo contrario eres falsa - me dice el espejo con voz dulce.
- Sí, tienes razón - le contesto llorando. Pero si demuestro debilidad ante mis amigos no solamente los terminaré asustando, sino también alejando de mí. Tú sabes bien por qué. La mayoría de la gente amiga que conozco piensa que soy una persona fuerte y me admiran por ello.
- Pues, entonces, les das a esas personas lo que a ellas les falta. Sin embargo, soy de la opinión que es mejor que te rodees de aquellas amigos que te aceptan tal cuál eres - me aconseja el espejo. Puedes conocer a mucha gente, pero con que puedas contar con buenas amigos con una sola mano, puedes sentirte afortunada. Llama por teléfono a una de ellos para que le cuentes cómo te sientes hoy día.
- No pienso hacerlo - le digo a mi amigo, el espejo mágico. Quiero estar a solas conmigo misma para mirarme de frente en el espejo de mi alma.
- Entonces, no tengo nada más que agregar. El espejo me sonríe después de pronunciar estas palabras y se despide.
Y yo, después de secarme las lágrimas y sonarme la nariz, decido salir de compras. Quiero ver gente y mezclar mi historia de vida con el de otras personas. Además, también quiero perderme entre la multitud para que mi propia debilidad me pierda de vista por un largo tiempo.
Marisol
Imagen sacada de
"Mujer ante el espejo"
del pintor francés Theo Van Rysselberghe (1862-1926)