- ¡No tengo más ganas de seguir aquí! - le dijo molesta Lisa a su amigo, Blacky, un gatito negro y después bajando la voz le preguntó si quería él acompañarla de viaje.
- Sí, pero después de unos días me regreso a casa- le contestó su amigo, el gato.
- Pero, ¿por qué? - le preguntó la niña sorprendida.
- Porque yo no me escapo de los problemas como tú, Lisa - le respondió el gato mirándole fijamente a los ojos.
Su amiga bajando la mirada avergonzada le dijo:
- Soy cobarde, ¿verdad?
- Sí, Lisa. Tu exceso de prudencia me sorprende - le respondió Blacky.
- ¿Por qué? - le preguntó su amiga.
- Porque eres incapaz de encarar las consecuencias - le contestó Blacky bien serio.
Goose, el ganso, amigo de ellos dos, quien se encargaba de llevarlos de viaje le dijo a Lisa:
- Tienes que aprender a vencer tu timidez y miedos absurdos. Solamente así puedes resolver cualquier tipo de problema que se te presente.
- Pero no es fácil ser valiente - dijo Lisa con cara sonrojada.
- Mira - siguió hablando el ganso - No importa donde te lleve, si para atrás o para adelante, para arriba o para abajo, para la izquierda o derecha... tú seguirás siendo una gran cobarde sin importar el lugar donde te encuentres.
- Así es - dijo Blacky - Goose tiene razón. Es más, Lisa, tú no solamente eres temerosa de enfrentarte a tus problemas, sino que no te gusta tomar decisiones por ti misma. Normalmente te escudas detrás mío y estás a la espera que yo te los resuelva, ¿verdad?
- ¡Cállate! - gritó Lisa. Temblaba de indignación.
- Agresiva puedes ser, pero solamente antes los dos, ¿verdad? - preguntó Goose de manera irónica.
Lisa, después de aspirar hondo le dijo a Goose con voz resoluta:
- ¡Llévame de regreso a casa!
Blacky se quedó mudo ante la respuesta de Lisa. Goose sonriendo sabía que ella les había entendido, porque vió como la Cobardía se fué volando lejos y abandonó a Lisa para siempre, pero llegó a mi lado para hacer su nido en mi árbol de vida. ¡Ay! ¿y ahora que hago yo con ella? ¡No tengo más ganas de seguir aquí!
Su amiga bajando la mirada avergonzada le dijo:
- Soy cobarde, ¿verdad?
- Sí, Lisa. Tu exceso de prudencia me sorprende - le respondió Blacky.
- ¿Por qué? - le preguntó su amiga.
- Porque eres incapaz de encarar las consecuencias - le contestó Blacky bien serio.
Goose, el ganso, amigo de ellos dos, quien se encargaba de llevarlos de viaje le dijo a Lisa:
- Tienes que aprender a vencer tu timidez y miedos absurdos. Solamente así puedes resolver cualquier tipo de problema que se te presente.
- Pero no es fácil ser valiente - dijo Lisa con cara sonrojada.
- Mira - siguió hablando el ganso - No importa donde te lleve, si para atrás o para adelante, para arriba o para abajo, para la izquierda o derecha... tú seguirás siendo una gran cobarde sin importar el lugar donde te encuentres.
- Así es - dijo Blacky - Goose tiene razón. Es más, Lisa, tú no solamente eres temerosa de enfrentarte a tus problemas, sino que no te gusta tomar decisiones por ti misma. Normalmente te escudas detrás mío y estás a la espera que yo te los resuelva, ¿verdad?
- ¡Cállate! - gritó Lisa. Temblaba de indignación.
- Agresiva puedes ser, pero solamente antes los dos, ¿verdad? - preguntó Goose de manera irónica.
Lisa, después de aspirar hondo le dijo a Goose con voz resoluta:
- ¡Llévame de regreso a casa!
Blacky se quedó mudo ante la respuesta de Lisa. Goose sonriendo sabía que ella les había entendido, porque vió como la Cobardía se fué volando lejos y abandonó a Lisa para siempre, pero llegó a mi lado para hacer su nido en mi árbol de vida. ¡Ay! ¿y ahora que hago yo con ella? ¡No tengo más ganas de seguir aquí!
Marisol
Y tú, querido lector ¿eres cobarde?
Imagen sacada de internet