(Cuento de la vida real)
Martes 11 de Marzo
¿Cómo poder explicar lo sucedido? Pues bien, estoy en casa de una amiga, por la tarde, cuando suena mi móvil. Lo saco de mi cartera y al ver el nombre de una tía querida en el display, me quedo sorprendida. Es llamada de larga distancia. Luego se corta la comunicación. ¿Eh? A los dos minutos vuelve a sonar mi móvil. Digo "Aló" pero nadie me contesta; sólo escucho un Ring, ring, ring. Un teléfono fijo suena en el fondo. Luego escucho que su esposo, mi tío, dice:
- ¡Hola! ¿Quién es? ¡Hola!
Alguien habla al otro lado del hilo telefónico. Es una voz femenina pero no entiendo lo que ella dice.
- Sí, es lo que debes haber oído - responde mi tío. Luego prosigue hablando - Y eso es .... nada. Se fué. Estaba mala, malita. Tenía un montón de cosas. Esto vino, de repente, como un bombazo y ya está.... Yo corté la comunicación. Temblaba.
¿Qué pasaba? En el fondo sabía que algo sucedía, pero en ese momento no registré bien la dimensión del mensaje recibido. Intrigada por esta extraña llamada, que no estaba dirigida a mí, sino que era registrada por mi buzón de móvil, mandé un mensaje vía WhatsApp a mi tía, ya que era su móvil el que se había conectado con el mío para que ella me explicara, en primer lugar, la llamada en sí, y, en segundo lugar, para saber quién estaba enferma. ¿Por qué yo tenía que oir una llamada que no me correspondía escuchar? Y, sobre todo, de alcance internacional de móvil a móvil. Al regresar a casa llamé de mi teléfono fijo al teléfono fijo de mis tíos. Daba ocupado. No insistí más. Llamaré mañana - me dije.
Miércoles 12 de Marzo
Como ese día tenía que resolver un problema de carácter familiar y me tomó toda la mañana resolverlo, no llamé a mis tíos. Luego preparé el almuerzo y salí rápidamente en bicicleta a mi clase de gimnasia. Al llegar a casa me puse a escribir Haikus. Uno de mis pasatiempos favoritos. Se me pasó el tiempo.Y cuando me dí cuenta de la hora, pensé en llamarlos al día siguiente.
Jueves 13 de Marzo
Este día estuve buscando una información importante en internet, haciendo citas médicas y otras cosas más. Como quedé agotada, no tenía ganas de hablar con nadie. Pospuse una vez más la llamada.
Viernes 14 de Marzo
Amanecí intranquila. Antes que yo llamara a España, mi tío se me adelantó. Me quedé paralizada con la noticia. Mi tía querida se había ido de este mundo, con sólo 66 años, el lunes 10 de marzo. Su funeral e incineración fué el miércoles 12. Supe que estuvo bien concurrido.
En ese momento sentí que se me abría el piso. La voz de mi tío la sentía lejana. Mientras sentía un nudo en la garganta, mi cerebro rápido me llamó al orden y me dijo: Tu tía había estado pidiendo, en esa llamada extraña, que tú te comunicaras con tu tío, lo más pronto posible con él, porque ella lo veía muy triste y solo. Al contarle a mi tío de la vivencia hecha con mi móvil y con el móvil de mi tía, él se emocionó.
Hace un rato que termino de hablar con mi tío. Me cuesta todavía asimilar la partida inesperada de mi querida tía. Fué la fuerza de su amor lo que la movió a enviarme una señal. Si bien en su momento no la entendí, después, sí. Ahora no sólo puedo explicar lo sucedido, sino que estoy orgullosa de mi tía porque ella no quiso que ni yo ni mi familia nos enteráramos que ella tenía cáncer en estado avanzado. Y pensar que ella me apoyó, desde la distancia, con sus palabras sabias para darme fuerza cuando yo estuve haciendo mi quimioterapia y radioterapia. Y también después... si hasta hace pocas semanas atrás habíamos conversado. ¡Imposible poderte olvidar, tía querida!
En ese momento sentí que se me abría el piso. La voz de mi tío la sentía lejana. Mientras sentía un nudo en la garganta, mi cerebro rápido me llamó al orden y me dijo: Tu tía había estado pidiendo, en esa llamada extraña, que tú te comunicaras con tu tío, lo más pronto posible con él, porque ella lo veía muy triste y solo. Al contarle a mi tío de la vivencia hecha con mi móvil y con el móvil de mi tía, él se emocionó.
Hace un rato que termino de hablar con mi tío. Me cuesta todavía asimilar la partida inesperada de mi querida tía. Fué la fuerza de su amor lo que la movió a enviarme una señal. Si bien en su momento no la entendí, después, sí. Ahora no sólo puedo explicar lo sucedido, sino que estoy orgullosa de mi tía porque ella no quiso que ni yo ni mi familia nos enteráramos que ella tenía cáncer en estado avanzado. Y pensar que ella me apoyó, desde la distancia, con sus palabras sabias para darme fuerza cuando yo estuve haciendo mi quimioterapia y radioterapia. Y también después... si hasta hace pocas semanas atrás habíamos conversado. ¡Imposible poderte olvidar, tía querida!
MARISOL
Imagen sacada de bing
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