Es el tiempo quien me me escoge para bailar con él. Me dejo llevar. Nadie ni nada puede impedir que bailemos para así poder unir el pasado con el futuro pues en este presente me encuentro en un sueño del cual no quiero despertar. Hoy día, no. Lo haré recién mañana.
El salón es grande. Espejos nos rodean y un vals se deja escuchar una y otra vez. Es un vals precioso. Nunca antes lo había escuchado. Acaso, ¿lo canta mi alma? ¿O es la tuya?
¡Ay! Hoy día no quiero despertar para no ver que tú a mi lado no te encuentras. El tiempo me sostiene en sus brazos para no caer en el vacío del olvido. Olvidarte no puedo aunque el amor sea un ardiente de todo. Pero, ¿qué es todo? ¿Tú o la felicidad? Quizás sea cierto que quien todo lo quiere, al final todo lo pierde porque el mayor obstáculo de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.
Pero el tiempo viendo lo triste que me siento, deja de bailar abruptamente conmigo. Está arrepentido de hacerme sufrir. Y yo al verle a los ojos me suelto de sus brazos y cuando quiero abandonar el salón y salir corriendo, me detiene alguien rápidamente y me pide sonriendo amablemente bailar conmigo. Acepto. Reconozco quien me habla. Es la vida. La mía.
MARISOL
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