Durai Ashoka es un pescador de Shri Lanka. Él no solamente se dedica a pescar peces y venderlos en el mercado de Wennappuwa para poder mantener económicamente a su familia, sino que es el mejor pescador de mentiras del mundo. ¡Como él no hay nadie! Turistas de todas partes del mundo llegan donde el señor Ashoka para pedirle que les diga qué es lo que ve en el fondo de sus propias redes.
Yo soy reportera y he viajado hasta ese país para entrevistar a este famoso pescador. Durai Ashoka habla un poco de inglés.
Por lo menos, se deja entender. En todo caso, he contratado a un
intérprete que habla cingalés e inglés para que la entrevista se
desarrolle sin ningún problema idiomático. La entrevista la hago en el bote del pescador, estando en alta mar.
- Dígame señor Ashoka, ¿por qué cree Usted que los seres humanos mentimos?
-
Por muchas razones, las mentiras piadosas las acepto, pero las que se
dicen por miedo o para aparentar lo que no somos o no tenemos o para
alcanzar más éxito social o económico, no las tolero - me respondió serio el pescador mientras lanzaba su red al agua.
- Y ¿por qué Usted se dedica a parte de pescar peces también a pescar mentiras? - le pregunté intrigada.
- Pues, porque
mis padres me enseñaron a decir siempre la verdad aunque ésta duela. Y
yo ayudo a la gente a encontrarla. No hay peor cosa que vivir engañando a
los demás y engañarse
a sí mismos. Es más no soporto a la gente astuta y manipuladora que se
dedica a engañar a los otros, sobre todo, que hace uso de artimañas para
conseguir lo que quiere cueste lo que cueste.
- Pero, Usted ¿no cree que hablar siempre con la verdad puede hacer daño?
- No siempre. Mire, le voy a dar un sencillo ejemplo: si usted tiene un vaso medio llenar de agua, también resulta ser un vaso medio lleno, ¿no es cierto?
Yo asentí con la cabeza. Era cierto lo que me decía, pero seguro que había algo más que quería decirme este pescador, y así fué. A continuación me dijo que una mentira a medias nunca será una media verdad. Agregó que más dañino son las mentiras porque son como peces envenenados. Ya que si uno los come, uno se muere ... de pena, rabia o decepción. Es más, cuando uno miente (dejando de lado las mentiras piadosas), uno puede llegar muy lejos, pero sin la esperanza de poder volver.
Yo asentí con la cabeza. Era cierto lo que me decía, pero seguro que había algo más que quería decirme este pescador, y así fué. A continuación me dijo que una mentira a medias nunca será una media verdad. Agregó que más dañino son las mentiras porque son como peces envenenados. Ya que si uno los come, uno se muere ... de pena, rabia o decepción. Es más, cuando uno miente (dejando de lado las mentiras piadosas), uno puede llegar muy lejos, pero sin la esperanza de poder volver.
- Dígame señor Ashoka, ¿qué opina Usted de las personas mentirosas? - le hice esta pregunta un poco insegura ya que yo he mentido muchas veces durante el transcurso de mi vida.
- ¡O son cobardes o son desvergonzadas! Es más, hay que tener buena memoria después de haber mentido aunque tarde o temprano la verdad sale a la luz - me respondió el pescador de manera tajante. Y luego me preguntó si yo quería saber qué ve él en el fondo de su red; si ésta le hace saber si yo soy una persona mentirosa o no.
- ¡No! - mi voz soltó un grito inesperado. Me dí cuenta, en ese momento, que yo no quería que él viera lo que yo tengo guardado mi alma desde hace ya tiempo. Decidí cortar la entrevista. Apagué la grabadora.
¡No puede ser! Yo vine a entrevistar al enigmático pescador Durai Ashoka y no a que él me entrevistara a mí, periodista defensora de la verdad, pero de la boca para fuera. ¡Ay! Yo no quiero que ni él ni nadie se entere de la cantidad de mentiras que nadan en mi mundo interior. Admito que soy cobarde. Y tú, querido lector, ¿dices siempre la verdad?
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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