Anita es una muchacha joven, con cuerpo de modelo y unos pies preciosos. Ella si bien se jactaba, hasta hace poco, de su belleza corporal, ella no tiene más el valor de jactarse de lo tremenda de grande que es su lengua. No es que la lengua de Anita haya sido deforme; ha sido normal como la de cualquier mortal hasta el día de ayer .... Antes de entrar en explicaciones te hago saber que cada vez que Anita se ha ido de lengua, la mayoría de la gente salía huyendo de su lado ya sea asustada o bien mortificada.
Así como Anita hay muchísima gente que tiene una lengua mordaz; yo diría que hasta viperina como la de una serpiente venenosa. Y es que para mí, aunque no lo sepa Anita, la lengua es como un bolígrafo ... que deja sus palabras escritas para siempre en el alma de otros como en la nuestra también.
Realmente las personas que tienen la lengua maldiciente no sólo tienen un mal corazón, sino que no saben dominarla sea por una falsa arrogancia o un orgullo mal entendido. Si todos pudiéramos decir las cosas de manera amable, ¡qué diferente sería el mundo! Y es que la lengua, es para mí, mas no para Anita, como un templo, llámase iglesia, mezquita o sinagoga en donde se encuentra nuestra lengua de rodillas para no tropezar con ella cuando queremos evitar de usar palabras hirientes.
Hace un momento atrás como no me resistía a enfrentar a Anita le dije con voz seria:
- ¡Buenos días Anita! Si bien la envoltura de tu cuerpo es muy bonita, la envoltura de tus pensamientos, que viven en la punta de tu lengua, es bien fea aunque no te guste escuchar esto que acá te digo.
Anita, después de escucharme, me miró con rabia. Yo diría que me odia, en este preciso momento, por hablarle de la manera que lo hice, sin rabia pero decidida a enfrentarla con la verdad. Y es que Anita no logra dominar ni sus malos sentimientos ni su lengua cuando insulta o grita a alguien que le resulte antipático. Y ahora que quiere irse de lengua conmigo, no puede. Y aunque yo le resulte antipática y me quiera decir un montón de barbaridades que no vale la pena enumerar porque sólo me producirían un gran cansancio y me harían bostezar, por primera vez no puede irse de lengua. Pero, ¿qué pasa?
Bien, como Anita no quiere entender que ser mal hablada no la ayuda para nada ni a crecer como ser humano ni a superarse a sí misma, hoy día al despertarse se asustó cuando al quererse levantar y poner sus lindos pies sobre el suelo, su lengua le impidió caminar porque ésta se había vuelto muy larga, tan larga que tropezaba ella sobre su propia lengua. Y como a Anita el cargarla le parecía muy pesada, sólo podía arrastrarla. Es así como a duras penas ella llegó arrastrándose hasta el baño y al verse tal cual era en un espejo grande, pegó un tremendo grito del susto. Su belleza se había esfumado porque su lengua la deformaba entera. Ya nadie podría admirar la belleza de su rostro, de sus pechos, caderas, piernas y pies porque su lengua la envolvía por entero. Su lengua hacía lo que quería con ella; se enroscaba en su cuerpo; se movía como una culebra atada a su boca. Y lo que es peor le impedía caminar.
Y yo que soy su conciencia, le hice ver que si no cambia de actitud siendo más tolerante, menos altanera, más humilde y menos venenosa, su lengua nunca más podrá achicarse. Anita, desesperada, se puso de rodillas ante el espejo de su alma y prometió no ser la Anita de antes. Se prometió a sí misma de saber frenar su lengua, de no herir a las personas, aunque esta tarea le resultara difícil de realizar como el de saberse dominar para poder dominar a su vez su lengua.
Y es que ni Anita, ni tú, ni yo ni nadie tiene derecho a decir nada que descalifique a otras personas, así sean nuestros peores enemigos porque cuando herimos con nuestras palabras a otros, nos estamos hiriendo a nosotros mismos en nuestra dignidad, así nos derroten porque ninguna victoria es realmente victoria cuando uno hace tropezar al otro o a los otros con las palabras hirientes que salen arrastrándose no sólo de nuestra boca, sino de manos de nuestra lengua.
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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