Llegó ella de puntillas y en silencio a besarle los recuerdos
inolvidables del mar ... ese mar de sentimientos profundos, anclados en
la memoria, de la novia del mar.
El mar dejándose besar por ella
le recuerda que tampoco él se olvida de ella. No importa que la
distancia los separe porque ambos bien saben que ninguno de los dos ha
extraviado la ruta que los une ... esa ruta donde cada uno de ellos ha
contraído un compromiso con la vida ... esa vida que les
obliga a aceptar la diferencia entre el rumbo y la meta. Ambos saben
hacia adónde van aunque sus caminos de vida sean totalmente distintos
porque los dos han abandonado todo lazo de dependencia.
¡Ay! El amor que se tienen se nutre no sólo de recuerdos porque la
novia del mar ha aprendido a no confundirse con el mar desde tiempos
inmemoriales. Él hace lo mismo pues ambos saben que tanto ella como él
no están en este mundo para ni satisfacer los deseos ni del uno ni del
otro ni tampoco para llenarse de falsas expectativas.
Luego
después de besar la novia del mar a su querido mar se fue sin mirar
hacia atrás. Ellos sabían que se volverían a ver algún día. Por lo
pronto, la novia del mar se lleva al mar en su corazón... ese corazón
que no sabe ni de distancias ni de ningún tiempo impuesto por tiempos
idos.
MARiSOL
2 comentarios:
Hay amores que por siempre se llevan en el alma...
Un placer volver a visitarte, Marisol, te deseo un feliz año 2018.
Abrazos.
Recién te leo Rafael. Disculpa si no te respondí en su momento. Recibe un cordial saludo desde Berlín. Te voy a volver a buscar en Facebook. Te deseo también un positivo y fructífero 2018.
Publicar un comentario