¿Qué se trae Dios entre manos? Entre contratiempos, desgracias y fastidios Él escribe siempre derecho sobre nuestros renglones torcidos de vida. Esta gran verdad si bien es lapidaria, nos hace ver que lo que aparentemente parece difícil, al cabo de un tiempo llegamos a entender, desde otra perspectiva, que ya no lo es tanto. Es decir, los problemas que teníamos hace un tiempo atrás no son los mismos que los de ahora. Aprendemos a relativarlos o quizás a sobrellevarlos de mejor manera.
Así piensa Bertha. Ella está convencida que cada paso que da, es un salto al vacío. ¿O acaso es un salto de fe? Sea como sea ella sabe no sólo lidiar con sus dudas y sus emociones, sino que arrastra sus pies hacia el borde del precipicio así sienta mucho temor. Parece una salida muy fea y, sin embargo aunque todo plan falle, sabemos que nuestra fe será nuestra mejor red para sostenernos ante las adversidades cuando vayamos en picada. Bertha inconscientemente sabe que Dios estará allí para escribir derecho sobre sus líneas torcidas, imperfectas e impuras de vida.
Si bien Bertha ha cometido muchos errores, ella está consciente que todos pertenecemos a un plan divino aunque nuestras mentalidades finitas no lo entiendan del todo. La verdad que los duros golpes que ha enfrentado Bertha a través de los años la han ayudado a fortalecerse interiormente aunque ella no pueda demostrar su plena confianza en Dios. Allí donde se encuentran esos renglones torcidos. Y es que Dios quiere ayudarla a que ella escriba mejor la historia de su vida, de manera derecha, en línea recta. Y mientras Bertha se mira hacia adentro para enfrentarse a su destino, ella sabe que no hay más destino que el que nos hacemos a mano sobre los renglones torcidos de nuestras vidas.
Bertha sabe que las cosas buenas y malas obran a su favor, sobre todo, dependiendo del lugar donde se encuentre no sólo su corazón, sino también su confianza porque todo tiene un propósito. Y por más que ella tome decisiones equivocadas, Dios estará allí para enderezar su camino porque ella ha degustado el amargo sabor de haber sido herida, de haber sido humillada y también defraudada. Así como Bertha ha conocido el amor, también no le es desconocido el desprecio. Conoce tan bien a la humildad como al envanecimiento. Bertha ha reído no sólo a carcajadas, sino que también ha llorado creando pequeños o grandes mares dentro de su alma.
Pues bien, Bertha sabe que toda desgracia se transforma en una oportunidad, sobre todo, cuando uno está dispuesto a cambiar de actitud. Y es que lo que comienza chueco, puede terminar derecho. Pero para ello hay que invertir no sólo energía física, sino también una energía aún más grande, el de la fe. Ésa que es la creencia de una persona en relación con algo o alguien. Y como tal, se manifiesta por encima de la necesidad de poseer evidencias que demuestren la verdad de aquello en lo que se cree. Pues sí, la palabra Fe significa lealtad y fidelidad. Bertha comienza a entender que la fe es definida como fundamento en una creencia o una convicción que admite lo absoluto mientras que la razón es fundamento en la evidencia ya que la evidencia es la más decisiva demostración. Aquélla que se demuestra y no se proclama.
Antes de terminar, querido lector, te hago saber que lo que Bertha ha aprendido es que cuando veamos alguna situación difícil, por ejemplo, como una enfermedad, un conflicto, una deuda o una depresión lo que podríamos llamar "renglones torcidos", Dios, que es amor y representa también a la salud, felicidad o prosperidad es el que nos ayuda siempre a escribir derecho aunque sea de manera lenta. Si bien Bertha, por un largo tiempo, ignoraba lo que significaba "Dios escribe derecho sobre renglones torcidos", hoy en día ella ya comprende que todas las cosas que le han sucedido la han ayudado para su bien. Y mientras Bertha sigue en pie a pesar de todas las decisiones equivocadas que tomó, también ella toma conciencia que la vida le enseñó a levantarse y a caminar con paso firme y derecho sobre las líneas o renglones torcidos de su vida. Esa vida que no es sólo de cada uno de nosotros, sino que es la de todos.
MARiSOL
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