domingo, 9 de marzo de 2025

Haciendo fila

 

Siempre pensé que tu partida sería algún día, pero no ahora. Te imagino estando muy atrás de la fila y por un motivo desconocido, alguien te coge del brazo para llevarte bien adelante de ésta ... hacia ese lugar para muchos misterioso, pero para otros es ese lugar donde todo empieza... allí donde empieza realmente la vida y no ésta donde nos encontramos. No hablo con conocimiento de causa, sino con el corazón. Quizá porque el idioma del corazón  es universal ya que sólo se necesita sensibilidad para entenderlo y hablarlo.

¡Qué triste es tomar conciencia que la vida es tan frágil y efimera! Toma su forma real cuando en el lapso de un mes se han ido de este mundo cuatro personas amigas que, de una u otra forma, tocaron mi corazón. ¡Cuántos lindos como también tristes recuerdos me unen a cada una de ellas! Y más aún, si en est mes la imagen de mi mamá se hace presente ya que hace dos años estuve en su hora final para despedirla como también lo estuve al lado de una amiga querida hace un mes atrás. 

Lágrimas brotan de mis ojos de manera incontrolable porque te pienso, Petra. Eras la más joven de todas. Te fuiste con setenta años. Eras mi hermana mayor porque la diferencia entre las dos fue de tres años. Si bien habitaba en ti una enfermedad, controlada por mucho tiempo, el hecho es que una fuerza poderosa te arrancó de cuajo de mi vida. Fue sin previo aviso. ¡Zas! Cuando tu hijo me dió la noticia, sinceramente, me agarró de sorpresa. No me la esperaba. Y así como yo, la reacción de todos tus amigas y amigos que te conocimos nos quedamos de piedra, helados, sin habla...

Con estas palabras te pienso y trato de sobreponerme a la noticia impactante de tu partida. Esa partida que no debió darse tan pronto. Y, sin embargo, sucedió... ¡Ay, Petra! siento que la tristeza me estrangula y me ahoga. Escapar de ella es lo que más deseo, pero en este momento no puedo. Cuántas veces tú despeinaste mis preocupaciones y tristezas y terminábamos riéndonos haciendo uso de nuestro humor negro. O esas otras veces donde me retaste enfrentándome a mis miedos e inseguridades y es así que me ayudaste a volverme más fuerte. 

Ahora que ya no estás es cuando más siento tu falta de compañía así, por momentos, haya renegado de ti diciéndote que parecías un elefante que con su trompa rompía todo al entrar en una tienda de porcelana.  Lástima que ese elefante ya no exista y se haya ido de mi vida de forma abrupta dejando a mi corazón con una fisura... como esa primera fisura en una pieza de porcelana que es esa delgada línea que al percibirla basta para hacerla estallar en mil pedazos. 

Pues bien, me veo recogiendo todas esas piezas rotas, mientras voy limpiando mis lágrimas y tomo conciencia que si bien no está en mis manos cambiar esta situación que me produce dolor, siempre podré escoger la actitud con la que afronte este sufrimiento porque éste y el amor tienen una capacidad de redención que muchos hemos descuidado o hasta olvidado. Finalmente, después de recoger todas las piezas de porcelana de mi corazón roto, me pongo nuevamente en fila sin saber en que escalón de la escalera me encuentro. Y mientras lentamente voy subiendo hacia el cielo (quiero pensar que es así) voy haciendo las paces con lo inevitable ya que existe algo tan inevitable como la muerte y es la vida misma. Será porque la vida es la constante sorpresa de saber que existo ahora y siempre... hasta la eternidad.

 

MARiSOL

 

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