jueves, 13 de marzo de 2014

El sueño dormido


- Es en la noche que despiertan los sueños - me dice la luna a modo de saludo. Nos volvemos a ver después de mucho tiempo.
- Acaso, ¿los míos son sólo bagatelas? - le pregunto yo a  ella.
- No, ¡qué va! Mientras yo vea como tus sueños hacen malabares equilibrados sobre una cuerda tendida entre el mundo de la realidad y el de la fantasía, sabré que estás bien y que no me necesitas.
- Pero ¿y qué pasa si quiero vivir más en mi mundo de fantasía? 
- Gozar de la compañía de la fantasía es gratificante por un rato. Pero sólo por un rato, nada más - me dice seria la luna. 
- ¿Y por qué solamente por un rato? - le pregunto inquieta.
- Pues, porque no debes olvidar de tener por guía a la razón - me contesta la luna mirándome fijamente.
- ¿Quiere decir que si no me quiero reincorporar a mi realidad, estoy loca? La pregunta me sale como un disparo de mi boca.
- Sí. La respuesta de la luna es escueta pero su respuesta es la llave perfecta que logra abrir el cerrojo de mi pregunta.
- ¡Pero si vivo en un mundo de locos! - le digo agitada.
- ¡Mira! - me reta la luna.  Piensas de manera egoísta. La verdad que la locura y la cordura se encuentran muy cerca una de la otra. Se rozan, se tocan, pero no se aman. Tienen sus fronteras bien definidas. Te toca decidir en qué país quieres vivir. Tienes que definir tus normas morales, porque estar loco no es sólo un problema psiquiátrico. No te lamentes diciendo que vives en un mundo de locos. Es cierto que vives no solamente en un mundo hermoso, sino también en un mundo cruel. Por este motivo, tienes la obligación moral de colaborar con tu granito de arena para ayudar a los demás a vivir en un mundo mejor.
Mientras un pájaro, que me observa sentado en una rama de un árbol,  le da la razón a la luna, yo hago un esfuerzo por no caerme de la cuerda porque la luna me ha despertado un sueño que creía tener dormido para siempre. 

MARISOL



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