- ¡Espera! ¡No te vayas! - grita Mónica. Veo que ella duerme agitada. Nuevamente el avión la deja. Unas veces, Mónica corre detrás del avión; otras, ella corre dentro de un aeropuerto gigante y no logra dar con la salida del vuelo. ¡Caray! Es que hay una mano invisible que detiene a Mónica todo el tiempo. Yo sé quien es y lo odio. Hasta ahora siempre me ha ganado.
Lo que Mónica no sabe es que ese vuelo no tiene regreso alguno, si ella lo tomara, como yo quiero, ella no volvería a despertar nunca más, porque me la llevaría muy lejos ... a mi reino ... a ese reino donde no existen ni preguntas ni respuestas, ni verdades ni mentiras, ni luz ni sombras, ni alegrías ni penas. En mi reino no hay nada ... NADA. Así como lo lees. Sólo hay oscuridad. No hay ni fuego ni un calor infernal como millones de seres humanos piensan. Sólo oscuridad. Allí nadie se puede mover y si lo haces, es a tientas y con riesgo de caer de abismo en abismo. Allí yo quiero llevar a Mónica, pero su ángel de la guarda me rompe los planes en mil pedazos.
Me imagino que te podrás imaginar quien es el capitán de vuelo. Quizás, para la próxima vez, deba yo ponerme una máscara para despistar al ángel de Mónica. No sería mala idea. Así Mónica no gritaría desesperada: ¡No te vayas! Lo que más deseo es que ella y su ángel guardián suban juntos a mi avión. Lo tengo que lograr algún día.
Y tú, ¿te animarías a ser mi pasajero? Seguro que no... ni en sueños, ¿verdad?
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Psst ... No le hagas caso al diablo, querido lector. Lo que él no sabe es que Mónica sabe por mí quien es el capitán de vuelo y para no retarlo directamente le hace creer a él que ella pierde su vuelo cada vez que él (el diablo) la hace soñar con su avión. Por este motivo, Mónica lo despista gritando: "¡No te vayas!"
MARISOL
Imagen sacada de Google+
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