Al destino lo veo como una pelota de fútbol que va rodando dentro de mis tres tiempos para hacerme saber que él no reina sobre mi mundo sin la complicidad secreta de mi instinto y voluntad. Es más, mi destino me pide que aprenda a no suplicar, sino que aprenda, más bien, a actuar y a hacer mis propios milagros sin esperar ni recompensas ni aplausos. También me hace ver que yo nunca mire de dónde yo vengo, sino que tenga la mirada bien apuntada hacia adónde yo voy; sobre todo, con la meta de rodar como él, como una pelota de fútbol. Esto me lo dice con la mejor intención de hacerme saber que yo no soy dueña de mi destino, pero que si juego con entusiasmo, fe y alegría puedo hacer muchos goles en mi vida.
Alicia sabe que si bien ella no sabe jugar al fútbol, sí entiende este juego y también le gusta ver un buen partido. Ella me ha hecho ver que no quiere olvidar su propio juego de vida porque sobre la cancha de ésta está haciendo rodar su propia pelota desde hace muchos años. Unas veces bien, otras regular y otras mal. Pero su pelota sigue rodando. Y esto es lo que cuenta.
Después de escuchar a Alicia, lo único que le digo es que yo la apoyo y que cuando ella me necesite estaré en el estadio de su vida alentándola para que ella siga avanzando sin mirar hacia atrás, sino hacia adelante, hacia el arco ... hacia ese arco donde habitan sus mejores sentimientos para tratar de ser feliz aunque pierda, algunas veces, su propio partido de fútbol. Por suerte, sólo algunas veces. ¡Goool!
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
1 comentario:
Que bonito y cierto Marisol ♡♡
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