No necesito que me cuenten historias. Ni ésta ni otra. Sólo pido que me ayuden a entender el caos que reina en el universo de mi realidad. Acaso, ¿ilumina mi vida? No, de ninguna manera. Si bien el caos forma parte de una explicación mitológica, yo lo entiendo como la ausencia de orden alguno. Y en mi vida aunque haya un orden caótico no existe un futuro razonable. Si bien nadie sabe lo que el futuro nos depara, mejor no pensar en él, porque llegará más pronto de lo que tú o yo nos imaginamos, ¿verdad? ¡Quién sabe dónde éste se esconda mientras el caos se muestra en toda su hermosura! Quizás porque es parte sólo de un sueño o de algo impredecible. No sé. Y mientras yo me pregunto si es acaso un hueco abierto o una herida abierta, dejo que la complejidad de mi supuesta causalidad en relación a una presunta eventualidad deje de observarme para no tener que trazar una línea que te relacione a ti como causa mientras yo soy un efecto en tu vida. ¡Ay! En este complejo cálculo matemático no hay futuro para ninguno de los dos. No, no desvarío. Creo que tú sabes de lo que yo hablo. Tanta observación ¿para qué? Quizás este bendito caos se encuentre atrapado dentro de una curva de mi vida (¿o acaso en la vida de Pitágoras?) para conectar mi pasado con mi presente porque del futuro del cual yo hablo, no puedo estimar su valor. ¡Ay! no me entiendes, ¿verdad? Quizás porque la incapacidad mía de conocer con exactitud los
acontecimientos futuros, hacen que mi universo interno (por más insignificante que sea), esté regido por un sistema caótico que desencadene en una ola de acontecimientos que alteren por completo mi realidad, ¿o acaso la tuya?... esa realidad que se evapora de a pocos ante esa otra realidad más grande: la incertidumbre... aquella donde habitan un montón de dudas. Creo que ha llegado el momento de dejar de lado esta posición incómoda en la que me encuentro sentada mientras mi caos despierta de este sueño (o acaso ¿pesadilla?)
Y mientras Rosa despierta de su sueño, ella sabe que éste se ha convertido no en un caos de pensamientos, sino en una concreta realidad. Y aunque ésta siga existiendo y no desaparezca del todo, ella le da la bienvenida a su bendito caos, porque éste es signo de libertad ... a esa libertad interior, porque otra no espera ella tener aunque el límite de su realidad sea completamente diferente al tuyo o al mío. ¡Ay! ¿me ayudas a organizar no sólo la realidad de Rosa, sino la mía propia, para iluminar el bendito caos de nuestras vidas? ¡Ay, cuánto desorden! (bendita delicia de la imaginación) Y mientras el ojo de mi alma va de la mano de Rosa, yo ya no analizo más las ecuaciones de mi vida vestida de caos, porque me cuido del desorden del ruido que habita en el mundo para dar paso a la paz en el silencio de mi alma. ¿Y tú haces lo mismo?
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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