Érase una vez un osito al que le gustaba viajar mucho. No había lugar en qué no hubiera estado. Se conocía el mundo entero y, sin embargo, sentía que no conocía algo más importante ... su mundo interior. ¿Será cierto que él es superficial porque no le gusta pensar demasiado? No sabe, a ciencia cierta, si él es capaz de meditar sabiamente sobre la vida y la suya propia. Tal vez, él no ha nacido para pensar en el sentido de la vida porque se encuentra resolviendo temas distintos. Como buen oso de negocios, viajar forma parte de su trabajo. Y no hay tiempo para entrar a su mundo interior, porque de hacerlo no podría retornar al mundo donde él se encuentra en este momento. Qué no le vengan con "¡conócete, acéptate y superáte!" porque le enervan estos tres verbos reflexivos. No quiere nada que tenga que ver con el mirarse por dentro. No quiere reflexionar porque él sólo tiene tiempo para hacer dinero.
¡Vaya! Qué tristeza me da este oso porque él no quiere mirar dentro de su propio corazón, porque de hacerlo no tendría el valor para actuar como lo hace en su mundo de los negocios. La verdad que en ese mundo su corazón duerme sobre una almohada honrada mientras su cerebro se encuentra despertando a la picardía, a la astucia, a la desconfianza y a la mala fe para poder hacer sus negocios lucrativos.
Pero acá estoy yo, su conciencia, para que sepa que ir por la vida sólo haciendo negocios y dinero, no lo es todo. Tampoco basta trabajar hasta el cansancio. A veces pienso que este osito quiere cansarse a propósito para no pensar en lo que yo sé (perdona querido lector si no te digo de lo que se trata).
Pues bien, dejo que el osito se vaya en viaje de negocios mientras tú y yo nos vamos de viaje a nuestro mundo interior ... allí donde nos andamos buscando mientras él anda buscando la oportunidad de hacer un negocio lucrativo. No pierdo la esperanza que él reconozca que no sólo es menos importante o interesante viajar dentro uno mismo que un viaje de negocios, sino que se de cuenta que viajar no sólo nos ayuda a cambiar de lugar, sino también de ideas... aquellas que estimulan la mente para ayudarnos a viajar hacia nuestro mundo interior ... allí donde para ser mejores personas negociamos (entre un antes y un después) con nuestra vida moral.
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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