Si bien yo no soy ninguna india norteamericana perteneciente al pueblo nativo de los Ojibwa, hace mucho tiempo atrás que me hice un atrapasueños. Tradicionalmente se hacen con madera de sauce, yo usé alambre y lo cubrí con lana, luego hice una red bastante floja con hilos, como si fuera una telaraña, en su interior y en la parte inferior del arco lo decoré con plumas colgantes y cuentas de plástico. Me salió bien bonito, pero como no me servía para nada lo guardé en un baúl.
Ahora que me encuentro abriéndolo, he sacado mi atrapasueños. Al sostenerlo entre mis manos comenzó a sollozar. Del susto lo boté al suelo. Cuando recuperé la compostura, mi atrapasueños o cazador de sueños (el cual no tiene ningún poder mágico porque yo no me puedo poner a quemar las cuentas cada vez que tengo pesadillas) me pidió hacer un trato con él.
- ¿Qué es lo que quieres de mí? - le pregunté seria a mi atrapasueños.
- Deseo que nos pongamos de acuerdo en algo importante para que así no te regresen las pesadillas - me dijo mi atrapasueños con voz también seria.
- Te escucho. ¡Soy toda oídos! - le dije curiosa de escuchar su propuesta.
- En primer lugar, cuélgame cerca a tu cama - me sugirió el atrapasueños. El trato que quiero proponerte es lo siguiente: para que no quemes las cuentas, como tú bien sabes, cada vez que tengas pesadillas, yo me encargaré, más bien, de capturarlas en la malla o en la red similar a una telaraña y así tus pesadillas se desvanecerán con el primer rayo de luz del amanecer. ¿Qué te parece?
- La idea me gusta. Y, si no resulta ¿qué hago contigo? - le pregunté.
- Pues, me regalas o botas a la basura, pero ¡no me devuelvas más al baúl, por favor!
Pues bien, mis pesadillas desaparecieron como por encanto por largo tiempo. Pero en cuanto regresaron de vuelta, furiosa arrojé al atrapasueños al contenedor de la basura, ubicado en el patio de mi casa, sin decir ni media palabra. Ese mismo día cuando el contenedor fué vaciado, un basurero joven y simpático, quien sufría de insomnio, encontró al atrapasueños y tanto le gustó que lo guardó en una bolsa y luego, después de trabajar recogiendo basura por casi toda el distrito de mi ciudad donde vivo, se fué a su casa. Quién diría que esa misma noche al colgar instintivamente el atrapasueños en su dormitorio, este hombre recuperó el sueño. El atrapasueños agradecido de ser salvado le regaló lo que más él deseaba: dormir. Y no sólo ésto, sino que le regaló también buenos sueños mientras que a las pesadillas las mantenía a raya.
Hoy día al encontrarme casualmente al joven basurero sacando el contenedor de la basura del patio de mi casa, él me agradeció el hecho de haberme desecho yo del atrapasueños. Al preguntarle el por qué de ese comentario suyo, él me hizo saber que su atrapasueños es mágico porque le ha devuelto el sueño. En ese momento me dí cuenta que por mi falta de fe y mi poca sensibilidad, mi ex- atrapasueños me había robado a mí el sueño para regalárselo a él. ¡Daría todo lo que tengo para tener hasta pesadillas, pero sin somníferos!
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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