- ¿Será cierto que la vida es como el juego de la Rayuela? Marisa le preguntó a su amiga Inés mientras caminaban por un hermoso parque mientras observaban como unos niños jugaban este juego.
- A mí me parece que sí, porque el primer casillero representa la niñez, el segundo representa la juventud y el tercero, la vejez - le respondió Inés y continuó hablando - En el cuarto y el quinto casillero debemos darnos vuelta para mirar el recorrido, el mismo que nos llevará al cielo...
- ¡O al infierno! - le interrumpió Marisa un poco irritada.
- ¿Qué te sucede? - le preguntó Inés sorprendida. ¿Estás molesta conmigo?
- Perdona. No - le respondió Marisa. Es que últimamente siento como si estuviera jugando a la Rayuela como aquel personaje de La Divina Comedia de Dante Alighiere que salió del Purgatorio y quizo alcanzar el Paraíso y tuvo que atravesar una serie de nueve mundos hasta conseguirlo.
- Pero, ¿por qué te sientes así? - le preguntó Inés y luego le dijo a su amiga que dejara de caminar.
Marisa haciendo un alto le dijo a Inés:
- Porque aquel jugador actuó a modo de ficha y debió saltar de casilla en casilla en un solo pie, empujando la piedra que representaba su alma - le contestó Marisa. Luego continuó hablando - Así me siento yo como aquel jugador cuando partió de la Tierra para conseguir el Cielo y tuvo que tener cuidado en no caer en el pozo del Infierno durante su recorrido.
- ¿Te da temor que la piedra se pare sobre una línea? - le preguntó Inés. Luego le dijo que en este juego, en ningún caso, la piedra debe pararse sobre una línea ya que de la Tierra al Cielo no hay fronteras ni zonas de demarcación ni separaciones ni descanso.
Marisa le hizo saber que ella tenía la sensación de encontrarse a pocos metros de distancia del pozo del Infierno y que ni quería caer en el fondo de éste ni tampoco quería seguir jugando más a la Rayuela con su propia vida.
- Mira, no se sabe exactamente quién inventó este juego - le respondió Inés y luego le dijo - pero lo que sí sé es que la vida es, como tú bien lo has dicho, como este juego porque simboliza el comienzo de la vida misma, con sus dificultades y alternativas. Y la muerte juega en nuestra vidas un papel importante. Si bien ninguno de nosotros queremos tomar asiento en la antesala del Purgatorio o del Infierno, todos queremos, más bien, que se nos abra la puerta de par en par del Cielo.
- Y que se nos reciba no sólo con música, sino también con una alfombra roja. Marisa era irónica y soltó una risita nerviosa.
Inés también se río. Y luego ya un poco más seria le dijo a su amiga:
- Si estás cansada de jugar a la Rayuela con tu vida, concéntrate, entonces, en jugar otro juego.
- ¿Cuál? le preguntó curiosa Marisa.
Y mientras Inés saltaba de un casillero imaginario a otro le dijo:
- Un nuevo juego llamado "Encuentra tu propio cielo".
Marisa se la quedó mirando. Si bien, en realidad, este juego no existe, Inés le dió la respuesta acertada porque, al fin y al cabo, el cielo y el infierno viven en nuestro mundo interior hasta el final de nuestros días cuando nos toque cruzar, aunque no queramos, la línea de la muerte.
Marisol
Información:
¿Sabes cuáles otros nombres tiene la Rayuela? Se le conoce también como:
Tejo, Calderón, Pitajuela, Calderón, Cox Cox, Futi, Traquenelo, Telazarranea, Reina Mora, Pata Coja, Infernáculo, Mariola, Luche, Golosa, Juego del diablo, Mundo, etc.
Rayuela
Gotan Project
Composición: Julio Cortázar, Gotan Project
Rayuela, capítulo siete.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos...
... textos escritos y publicados hace años...
... con cronopios o sin ellos...
... en torno a su mundo de juego, a esa grave ocupación que es jugar cuando se buscan otras puertas.
Un, dos, tres, cuatro:
¡Tierra, Cielo!
Cinco, seis:
¡Paraíso, Infierno!
Siete, ocho, nueve, diez:
Hay que saber mover los pies.
En la rayuela, o en la vida
vos podés elegir un día.
¿Por qué costado, de que lado saltarás?
...otros accesos a lo no cotidiano simplemente para embellecer lo cotidiano, para iluminarlo bruscamente de otra manera.
Sacarlo de sus casillas, definirlo, de nuevo, y mejor.
Sacarlo de sus casillas, definirlo, de nuevo, y mejor.
...me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar.
...exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Un, dos, tres, cuatro:
¡Tierra, Cielo!
Cinco, seis:
¡Paraíso, Infierno!
Siete, ocho, nueve, diez:
Hay que saber mover los pies.
En la rayuela, o en la vida
vos podes elegir un día.
¿Por que costado, de que lado saltarás?
... yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Esta canción está basada en el capítulo 7 de Rayuela del escritor argentino Julio Cortázar.
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Imagen sacada de Bing
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