viernes, 16 de septiembre de 2016

Entre estrellas y cometas





Sofía sabía que el amor que ella sentía por Eduardo vivía suspendido entre estrellas y cometas. No era de este mundo. Me pregunto si Eduardo piensa igual que ella. Deduzco que sí para que ella no tenga que verlo en sus sueños con los ojos húmedos mientras él le quiere dar explicaciones a Sofía sobre sus besos ausentes ... ésos que terminan de evaporarse en la comisura de los labios de Sofía cuando sueña con Eduardo desde hace años.

Mientras tanto la  conciencia de Sofía como la de Eduardo parece deshacerse en susurros de medianoche, sus ojos, los de ambos, no duermen tranquilamente porque van probando, entre estrellas y cometas,  el sabor del amor verdadero ... de ese sabor llamado renuncia.

¡Ay! Sofía y Eduardo viven pequeñas muertes desde hace ya tiempo porque ambos, a parte de abrazarse a sus almohadas,  se abrazan sin rencores entre lo que no fue y lo que pudo ser puesto que ya nada es como era cuando ese antes vestía una primavera que yo, la verdad, encuentro tan lejana y difusa, sin forma ni color y que sólo recoge los últimos restos de deseos vestidos de nostalgias envueltas en luz ... en esa luz que se desprende de toda estrella y cometa que vemos de noche en el firmamento.

Por este motivo, cuando de noche el cielo despejado se deje ver pintado de millones de puntitos blancos, pensaré en Sofía y Eduardo. Allí estaré para velar por los dos aunque ellos nunca se enteren de lo que realmente yo pienso sobre lo que es ser estrella y ser cometa. Y es mientras la estrella permanece en un rincón inolvidable del corazón iluminando el rostro de nuestras almas y nos brinda calor no sólo con su compañía, sino que su luz ilumina nuestra historia personal de vida, la cometa, pasa un tanto desapercibida. Apenas, por instantes, es recordada porque no cautiva a nadie. Sólo pasa por la vida sin marcar presencia. Y esto yo no lo quiero ni para Sofía ni para Eduardo tampoco. Quizá ella es, unas veces, estrella, otras, cometa y con él pasa lo mismo. Quizá, deba yo pensar más en mi propia luz; cómo debo de brillar ... de seguir brillando.

Querido lector, entre estrellas y cometas vivimos todos ... unos nos iluminan con su luz para siempre, otros sólo un instante ... ese instante dado que a nosotros nos corresponde hacer con el tiempo. Aquí radica el desafío que nos impone la vida... esa constante sorpresa de saber que ni tú ni yo hemos nacido sólo para existir de paso, sino para vivir eternamente en el corazón no sólo de un gran amor, sino también de todos aquellos seres que nos marcaron con su luz de estrella o de cometa.




MARISOL






Imagen sacada de Bing


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