El mundo entero está atrapado entre las garras de Doña Ansiedad y Don Miedo. Por más que todos tratamos de llamarnos al orden y seguir con nuestras vidas, no podemos realmente ya que están truncadas por la pandemia. Ambos se han apoderado de nuestras almas... esas almas que cuando son grandes tienen voluntades pero cuando se sienten débiles tan sólo están vestidos de deseos. Pero ¡ojo! si te alimentas sólo de deseos reprimidos, al final terminas pudriéndote. Y hoy en día, ni tú ni nadie así lo desea. ¿No es cierto? Y sin embargo... ¿Qué hacer para combatir a Doña Ansiedad y a Don Miedo? La solución exacta no la tengo, pero sí tengo a una aliada, un poco difícil de entender, pero si te esfuerzas, realmente la entenderás mejor que yo ...
Ante todo, debemos saber quién es Doña Ansiedad. Pues bien, ella proviene del latín "anxietas" y es un estado de angustia o aflicción que puede sufrir una persona sin necesidad de existir motivo alguno para tener una preocupación o estrés que conlleve a la pérdida de control o sensación de no tener solución al problema presentado. Sin embargo, motivos hay y es por culpa de esta incertidumbre en la que nos encontramos todos viviendo desde hace un año. No sabemos ya para dónde mirar y a quién creer. Unos dicen que esta pandemia tiene para rato, otros dicen que no. Unos dicen que las vacunas, por un lado, sí son efectivas, otros aseguran que no saben cuanto tiempo de efectividad tienen, sumado a un largo etcétera de muchos otros problemas como falta de mascarillas, respiradores, vacunas, etc.
¡Ay! si dirigimos nuestra mirada a Don Miedo, él sólo nos hace saber que no es sólo un estado emocional que surge en respuesta de la consciencia ante una situación de eventual peligro, sino que también es un sentimiento de desconfianza de que pueda ocurrir algo malo. Por este motivo, todos nos encontramos a la defensiva para asegurar nuestra supervivencia ante el peligro de contraer no sólo el Covid-19, sino de estar expuestos a sus mutaciones que se están dejando ver en distintos países.
¡Ay! no es justo vivir así entre Doña Angustia y Don Miedo. Ni tú ni nadie los quiere a nuestro lado como amigos. Todo lo contrario. Más bien, queremos tener de aliada a Doña Espiritualidad. Pero, ¿por qué? Pues, porque ella es definida como la conciencia de una parte de nosotros que no se manifiesta materialmente y que está ligada a algo superior a todos los seres vivos. Es más, ella es un valor positivo y superior puesto que es una cualidad que determina en la mayoría de los casos, un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan al desarrollo individual de cada uno de nosotros.
Sin embargo, mi alma está llena de dudas. Y ¿sabes por qué? pues, porque si comienzas con certezas, terminarás, finalmente, con dudas; pero si aceptas a empezar con dudas, llegarás a terminar con certezas. ¿Una gran verdad? Sí, porque la certeza es la conciencia no sólo de saber que conocemos la verdad, sino que se refiere al estado de conocimiento según el cual estamos conscientes de que poseemos la verdad, sobre todo, cuando la base de la certeza es un conocimiento racional de la realidad que va de la mano de la confianza cuando se maneja la información exacta. Pero, ¿desde cuándo? Mmmm....
Sin embargo, hoy en día los medios de comunicación nos confunden. Nos lanzan descaradamente a los brazos de Doña Ansiedad y de Don Miedo. ¡Es hora de despertar! Te preguntarás ¿por qué? Porque sólo tu visión se volverá clara cuando puedas mirar en tu propio corazón, ya que quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro, despierta.
- Todo un reto, ¿verdad? - nos dice Doña Espiritualidad. Ella nos hace ver que es un estado de gracia que cada uno de nosotros obtenemos dentro de nuestros corazones y que debemos encontrar por nosotros mismos para no permanecer dormidos y paralizados ante Doña Ansiedad y Don Miedo.
Y mientras Doña Espiritualidad termina de hablar, Doña Ansiedad y Don Miedo la ven con rabia porque ambos saben que, finalmente, es ella quien tiene la última palabra ya que Doña Espiritualidad no sólo determina un comportamiento coherente con los valores morales y éticos que ayudan a nuestro desarrollo individual, sino que también es un valor positivo y superior a ellos dos, sin lugar a dudas, sobre todo en estos tiempos de gran zozobra. Y es que la palabra "zozobra" hace referencia a la acción y efecto de zozobrar que puede ser utilizado para denotar la acción que realizamos, tú y yo, al momento de alterar nuestro estado psicológico por causa de la pandemia. Y a su vez para hacer ver el efecto que podemos estar sufriendo en el que nos encontramos bajo el estado de ansiedad o miedo que se nos ha impuesto a la fuerza.
Doña Espiritualidad mueve su cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación. Yo también. Y tú, querido lector, haces lo mismo. Será, porque ambos nos estamos dando cuenta que la vida moderna ha descuidado la espiritualidad y no podemos seguir pensando sólo en las necesidades físicas y materiales. ¡Ay! esta maldita pandemia, por más ansiedad y miedo que nos cause, nos está ayudando a una búsqueda del sentido de la vida que trasciende de lo mundano. O acaso, ¿me equivoco?
MARiSOL
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