Unos dicen que Jorge ya nunca más volverá, otros, que en cualquier momento regresa cuando él haya superado su dolor. Yo, la verdad, que no sé qué pensar; creo que mi amigo Jorge se ha ido muy lejos .... a ese lugar donde ni tú ni yo aún no hemos logrado llegar porque no queremos; pero ¡quién sabe! si nos esforzamos un poco podemos darle allí el encuentro. La verdad que yo no sé si realmente quiera dar este paso y mi razón me diga que la condición mía sería tener billete de ida y vuelta.
A la larga, cada uno es dueño de su propio destino y Jorge ha decidido que no sólo el viaje que ha realizado es el último, sino que él no quiere que nadie le dé el alcance, allí donde él se encuentra, por más que su familia y amigos deseemos lo contrario.
Me pregunto si Jorge será capaz, algún día, de reconocer la tristeza que le rodea, porque si así fuera, entonces él podría ser capaz de identificar sus flaquezas y su incapacidad de razonar correctamente. Pero, ¿qué pasaría si Jorge decidió, a propósito, volverse loco para no tener que sufrir?
Pues bien, pienso que muchos de nosotros nos hemos encontrado, más de una vez, en la frontera entre la locura y cordura. Cuando entre estos dos países limítrofes podemos entrar y salir sin ninguna dificultad, no hay problema. Pero Jorge ni puede ni quiere. ¿No será que su locura es más sublime que su propia inteligencia? Pero yo esta pregunta no se la puedo hacer no sólo porque él se encuentre muy lejos de mí, sino porque está muy ocupado en no reincorporarse a la realidad ya que él vive feliz dentro de su fantasía. Y su propósito es de quedarse en ella para siempre porque allí su esposa se encuentra ya que en el mundo real ella no está más entre nosotros. El viaje que ella hizo, hace un año atrás, es distinto al viaje que ha hecho su esposo, mejor dicho, su viudo. Creo que es mejor no forzar el regreso de Jorge a la realidad, sobre todo, cuando ésta le duele mucho.
MARiSOL
Imagen sacada de Bing
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