Mientras la noche cae de rodillas ante esta lluvia triste y pesada, siento que miro imágenes falsas. Son como proyecciones que mis ojos ven en la oscuridad. Definitivamente la realidad es más profunda y completa, compuesta no sólo de meras apariencias de las esencias donde la existencia se mueve entre el mundo sensible (físico) y el mundo inteligible (conocimiento), y nos observa atentamente.
¿Será cierto que la realidad es el mundo en su totalidad, mientras la existencia es la propiedad de pertenecer a ese mundo? Pienso que sí porque mientras un árbol, una flor, un río, etc. existe formando parte de la realidad, un personaje de novela, existe pero sólo en tu imaginación, querido lector, o en la mía.
Y mientras yo pienso en la diferencia que hay entre la realidad y la existencia, ellas me piden que guarde silencio porque ambas quieren hacerme saber que si bien hay una relación estrecha entre ellas dos y han sido siempre objeto de debate filosófico, también es cierto que algunos filósofos han explorado la naturaleza de la existencia misma mientras que otros filósofos le siguen dando más importancia a la relación entre la realidad y la percepción humana. ¡Ay! esa percepción sensitiva que muchos hemos perdido, ¿no crees, querido lector?
En esta noche lluviosa donde el verano se ha ido de vacaciones, percibo que entre las sombras de la vida hay horas en que la realidad que nos rodea desea entender mejor nuestra existencia en este mundo que no fue hecho en el tiempo, sino con el tiempo y que ha sido creado para ser recreado.
¿Será cierto que la realidad es el conjunto de todo lo que es mientras la existencia es el hecho de ser? ¿No será acaso que la existencia es una parte de la realidad mientras ésta abarca todas las existencias?
Al hacerme yo estas preguntas, la Realidad toma la palabra y me dice que ella abarca la totalidad de lo real o verdadero, incluyendo todas las entidades y fenómenos muy indepedientes de si se perciben o comprenden. Es decir, ella es aquello que acontece de manera verdadera o cierta, sea en sentido positivo como negativo, y no se mueve en el mundo de la fantasía, la imaginación o ilusión. Esto es lo que tengo que decirte mientras la percibes, querido lector, a través de tu vista, oído, olfato, tacto y gusto.
Es así como también la Existencia me hace saber que ella puede ser tangible como una montaña o intangible como una idea o pensamiento. Es más, querido lector, te has hecho la pregunta: ¿Qué sentido tiene la existencia? ¡Ay! El sentido de la vida es una búsqueda y tarea personal y trata de encontrar una trascendencia del lugar y de lo que somos, al fin y al cabo, reconociendo la permanencia y la finitud. Algo más, ella como la Existencia, es el "ser" interno aprehendido por tu conciencia, porque no sólo tiene que ver con lo que tú piensas, querido lector, o con lo que sientes o te motiva, sino también en gran medida con lo que haces.
- ¡Muy cierto! - exclamó la Realidad. Hay que tener en cuenta este famoso proverbio: "Del dicho al hecho hay mucho trecho".
- Efectivamente- dijo la Existencia. Los hechos son lo que cuentan y no las palabras porque éstas son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas. Y esto es una realidad tangible, ¿no crees, querido lector?
La Realidad sonrió. Y tú, querido lector, en la realidad en la que te encuentras, te pregunto con mucho respeto: ¿Existes o vives? Porque me imagino que conoces bien la diferencia entre "existir" y "vivir". En caso no lo sepas, te hago saber que la diferencia entre ambas radica en la intensidad y propósito con que experimentas tu propia existencia. ¿Y sabes por qué? Pues, porque existir se refiere al hecho de estar vivo mientras que vivir implica, más bien, una participación activa y consciente en la vida. Es decir, mientras unos existen de manera pasiva dejándose llevar por las circunstancias o por lo que otros le digan qué hacer, están aquellas personas que tienen una actitud activa ya que asumen la responsabilidad de construir su propia vida y/o la de ayudar en todo lo que puedan a sus seres queridos o al prójimo. La realidad nos hace ver que no basta con levantar al débil, hay que saberlo sostener. Por esto mismo te pregunto, querido lector: ¿Qué estás haciendo por los demás aparte de mirarte a tu propio ombligo? Porque he de terminar haciéndote saber con la aprobación tanto de la Realidad como de la Existencia que lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros pero lo que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal ya que uno de los secretos profundos de la vida es que no sólo lo único que merece la pena hacer es lo que hacemos por los demás, sino que ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad de los demás como de la tuya propia, querido lector.
MARiSOL
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