¿Será cierto que la única verdad es la realidad que nos rodea? Quizá sea más cierto que la realidad no es lo mismo que la verdad y la realidad sea sólo un conjunto de detalles que concibe sin piedad el mundo de distintas maneras en su gratuita desnudez... esa desnudez que sin filtros deja huellas, sobre todo, en los corazones que no se sienten de verdad perdidos. Y aunque se pierdan inexorablamente y no se encuentren jamás a sí mismos nunca se toparán con la propia realidad... esa realidad que es parte de ese rotundo despertar vestido de un montón de goteras porque éstas simbolizan el fluir de las emociones de tu alma, querido lector. ¿Y sabes por qué? Porque en la mayoría de las religiones como en las culturas ancestrales, el agua tiene el significado de purificación, renovación liberación, fertilidad y abundancia.
¿Será cierto que el agua es respetada en todas las culturas por su capacidad de curar, purificar y brindar conocimiento espiritual? Sí, es cierto, pero si sólo el agua tiene forma de un arroyo, océano o lago tranquilo. Pero, ¿qué pasa cuando de las goteras en lugar de agua cae mucha sangre? Entonces, sólo queda decir que las lágrimas son la sangre del alma que nos pide a gritos reconquitar nuestra libertad para liberarnos de tanto desamor... esa maldita ausencia de amor que sólo nos castiga y no nos premia. Pienso no sólo en las terribles guerras y diversas catástrofes naturales que sacuden al mundo...
¡Ay! Entre consejos y reproches entre unos y otros, la memoria del pueblo valenciano nunca olvidará que aunque un silencio abrumador y ensordeceder quiera desmenuzar en mil pedazos la paz no sólo de miles, sino hasta de millones de españoles, ahora más que nunca se hacen presentes los amigos porque ellos son como la sangre porque cuando se está herido, como lo está Valencia hoy en día, acuden sin que se los llame. Y es que los verdaderos amigos son aquellos que no sólo compadecen, sino quienes socorren al más necesitado.
Si algo he aprendido en esta vida es que la piedad es mucho más inteligente que el odio y la indiferencia, y que la misericordia es preferible aún a la misma justicia. Y nunca pongas en duda, querido lector, que un verdadero amigo no es sólo aquella mano que despeina tus tristezas, sino ten presente que, al fin y al cabo, un amigo es una imagen que tienes de ti mismo.
Hermoso es comprobar que Valencia cuenta con muchos y buenos amigos porque los amigos ciertos son los probados en hechos y no sólo en palabras. Y es que si bien, por un lado, las palabras son la configuración acústica de las ideas y si son buenas, ¡qué mejor!, también lamentablemente, por otro lado, existen aquellas palabras que no sólo son como las hojas que abundan pero poco fruto hay entre ellas, como también hay palabras que suben como el humo y otras que caen como la lluvia. Pues aquí tengo que pensar no sólo en el antipático y arrogante de Sánchez, sino en muchos otros políticos que oprimen a sus pueblos porque el amor desapareció de su vocabulario, quizá porque no cuentan con verdaderos amigos que les canten sus verdades sea por miedo o por oportunismo y sean otros los que lo hagan y los terminen callando.
Bien, finalmente sólo me queda decirte en nombre de los lindos recuerdos que guardo de ti, Valencia, que sigo orando por ti en estos momentos tan difíciles. Me reconforta ver desde lejos (a través del internet) que si bien el gobierno español no te está ayudando como debería ser, es maravilloso ver como tanta gente de todas partes de España como algunas ayudas venidas del extranjero se han movilizado y siguen acudiendo en tu ayuda y te apoyan en todo lo que pueden porque la sangre que corre por sus venas es la misma que corre por la tuya, querido lector. ¿Y sabes por qué? Porque todos estamos interconectados, porque lo que le ha pasado a Valencia, te puede pasar a ti como a mí también. Es así que, por este motivo, usemos nuestras diversas plataformas como correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea y videollamadas para estar comunicados unos a otros para ayudarnos y no sólo destruirnos porque sólo relacionándonos con respeto podemos eliminar nuestras barreras geográficas, culturales, religiosas y políticas para ayudar a que las generaciones futuras construyan un mundo mejor, sino que ahora, tus amigos, sobre todo, la gente joven siga dándote la mano para sacarte adelante, Valencia de mis recuerdos.
MARiSOL