Lo imposible desea lo que no se puede, quizá porque, cual fanáticos de lo prohibido o impensable, nos refugiamos en la sensatez... esa palabra vestida de cordura y prudencia que sopesa las consecuencias antes de actuar porque en la vida no hay premios ni castigos, sino consecuencias. ¿Será cierto que la violencia jamás resuelve conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias, muchas veces, dramáticas?
Mientras la sensatez va haciendo equilibrio entre el decir y el hacer, entre el pensar y actuar, entre el realismo y la utopía, entre el llanto y la risa, entre el lamento y la alegría, entre la seriedad y el buen humor y entre el trabajo y el descanso, la irracionalidad e irresponsabilidad o falta de juicio y razón no sólo tiene al mundo de cabeza, sino a mí y a ti también, querido lector. Sinceramente, ninguno de nosotros está libre de actuar de manera imprudente e irreflexiva. A veces, actuamos como un conductor insensato que se pasa el semáforo en rojo sin pensar en un posible accidente mortal porque pensamos que no nos va a pasar nada a nosotros, pero a otros, sí. Craso error.
¡Ay! Mientras veo como la cordura y la prudencia van haciendo equilibrio dentro de mí, trato de evaluar correctamente los riesgos de vivir sin sensatez, sin madurez o de manera irracional o no poder pensar con lógica aunque yo, sinceramente, actúo más por intuición porque no sé si estés de acuerdo, querido lector, pero la lógica es buena para razonar, pero mala para vivir. Es como aquel lógico desequilibrado que se afana por aclararlo todo y todo lo vuelve confuso mientras el místico, en cambio, consiente en que algo sea misterioso mas no confuso para que todo lo demás resulte explicable.
Otra vez me veo haciendo equilibrio entre lo explicable e inexplicable. Y es que la ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo... ese todo que me recuerda que soy lo que desconozco que soy mas soy todo lo que no sé. Y tú, querido lector, también te encuentras haciendo equilibrio como yo, me imagino. Por lo pronto, me balanceo entre mi mundo interior y mi mundo exterior... ése que, muchas veces, no me gusta y que, por momentos, me desagrada profundamente. Mi lista de reclamos es interminable. La tuya, seguramente, también, querido lector.
Quejarme no quiero y, sin embargo, me veo haciendo equilibrio entre mi destino y mi libre albedrío. Quizá lo que a todo ser humano como tú o yo le resulta difícil de aceptar el equilibrio de esa contradicción... ésa que me resulta más fácil al pensar en un mundo sin creador que en un creador cargado de todas las contradicciones del mundo como la negación y afirmación que se enfrentan una a la otra y recíprocamente se destruyen, sobre todo, cuando entre las palabras y los hechos hay discrepancia mientras, a través de nuestras historias de vida, vamos haciendo equilibrio ... ese equilibrio que es fundamental para nuestra salud física, emocional y espiritual mientras intentamos vivir lo mejor que podamos nuestro presente, respetando nuestra pasado (así éste no haya sido del todo bueno) para poder avanzar hacia nuestro futuro. Es así como me veo haciendo equilibrio entre mis tres tiempos porque no es el tiempo lo que se nos da a mí o a ti, querido lector, sino el instante porque con un instante dado, a nosotros nos corresponde hacer el tiempo mientras, entre nuestros éxitos y fracasos, entre nuestros inseguridades y miedos, vamos haciendo equilibrio.
Y ya para terminar, ¿te has puesto a pensar, querido lector, que el miedo es el sentimiento antagónico al amor? Si bien, el miedo puede funcionar como aviso de situaciones peligrosas para nuestra supervivencia y ser una alarma que nos da nuestro instinto más animal, el miedo hecho de estructuras mentales es simplemente manipulación, engaño y poca lucidez. Por este motivo, aunque el mundo nos produzca temor, horror, aprensión, desilusión y vayamos de sobresalto en sobresalto con tantas malas noticias, regalemos amor, en caso te ames bien a ti mismo, querido lector. Házlo con valentía y confianza. Y sobre todo, sin dudarlo y sin estar tú, entre estas dos lindas palabras, haciendo equilibrio.
MARiSOL