Hace un par de días atrás estando en una cafetería escuché una conversación entre dos señoras alemanas que se encontraban también sentadas cerca a mi mesa donde yo estaba sola tomándome un café. Fue inevitable no hacer oídos sordos porque el tema me interesaba ya que una de ellas se quejaba repitiendo cada dos por tres la palabra "incertidumbre". Para ser sincera yo tuve ganas de meterme en esa conversación pero me frené y decidí seguir escuchándolas, sobre todo, a la más quejosa, quien, a decir verdad, no me inspiraba lástima, sino, más bien, ¿rabia? Pienso que, más bien, era impaciencia. Dentro mío pensaba por qué no se calla y cambia de tema para disfrutar de mi café y del buen tiempo ya que estábamos sentadas al aire libre mientras yo observaba a la gente que caminaba en la calle bastante transitada no sólo por peatones, sino también por autos, autobuses, ambulancias y autos de policía.
Pues bien, después de tragarme la letanía de esta señora quejosa que era, por cierto, bastante larga, finalmente entendí por qué no paraba de hablar. Era casi un monólogo, porque su amiga apenas abría la boca. Contó que tenía cáncer (a qué no sé) y el médico le había dicho que podría vivir de cinco a diez años como máximo.
Lo único que sé que la inteligencia de toda persona se mide por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar. Si bien sé que la incertidumbre genera ansiedad, miedo, estrés y desasosiego, algo que he aprendido es que también la incertidumbre es una gran oportunidad para reflexionar sobre nuestra propia existencia humana, sobre el sentido de la vida en este mundo tan incierto como en el actual en el que nos encontramos viviendo.
Me provocó decirle a esta señora quejosa que si ella no tuviera cáncer seguramente no estaría enfrentándose a esa situación impredecible, pero sí a otra. Es su mente la que busca respuestas para sentir que puede controlar lo que le está ocurriendo, pero no se puede controlar todo. Hay que saber aceptar que la vida es un cambio constante. Ella debería tratar de tener una actitud más positiva y saber afrontar sus miedos e inseguridades como lo hice yo, ya hace tiempo atrás, cuando pasé, después de ser operada, por quimioterapia durante seis meses y tres meses por radioterapia y hasta Octubre del año pasado, durante diez años, estuve en tratamiento. Fueron diez años donde estuve tomando un medicamento antiestrógeno que ayuda a prevenir ciertos tipos de cáncer a la mama. Este remedio impide que el estrógeno estimule el crecimiento de las células cancerosas. Y desde que no lo tomo, quién sabe si mi cáncer regrese y con más fuerza.
A decir verdad, la incertidumbre nos desafía, nos provoca a pensar en algo que debemos reflexionar en ese momento. Sin lugar a dudas, la incertidumbre es el trampolín hacia un pensamiento mayor. Para mí sería que en lugar de sucumbir ante el miedo y la ansiedad ante lo desconocido, lo mejor es aprender a adaptarnos a la nueva situación con mayor calma como lo hice en su momento. No fue una etapa fácil de llevar, pero la superé con creces porque mantuve una actitud positiva. Y cuando me refiero a ésta es porque me refiero a tener una disposición mental de abordar la vida con optimismo y esperanza. Me enfoqué en todo lo bueno que la vida me brindaba y que hasta ahora me brinda.
Si bien es cierto que tanto a ti, querido lector, como a mí queremos sentirnos seguros y tener bajo control nuestras vidas, lo cierto es que la incertidumbre nos rodea desde que nacemos ya que gran parte de lo que nos espera en la vida es incierto. Si bien la incertidumbre es una parte natural e inevitable de la vida, no debemos permitir que ella nos atrape porque no sólo nos agota emocionalmente, sino porque terminamos pensando sólo en lo qué pasaría si, por ejemplo, me muero antes que tú, querido lector, o viceversa. La lista sería interminable de todas las supuestas cosas que nos podrían pasar. Lo cierto es que si bien hay personas que pueden lidiar mejor que otras ante la incertidumbre, también es cierto que todo tiene un límite. Quizá porque el juego de ponerse límites a sí mismo es uno de los placeres secretos de la vida.
- ¡Esta señora me tiene harta! - alzó la voz la Incertidumbre mientras se acercaba a mi mesa. Sólo yo la podía ver y escuchar. Y aregó diciendo - Nada es constante, todo cambia y aunque ella se empeñe en tener todo bajo control, ¡nunca podrá vencerme! Esta señora se encuentra en una situación privilegiada. Hay otras personas que, por ejemplo, le hacen frente al día a día para poder alimentar a sus familias o no tienen dinero para cubrir un tratamiento contra el cáncer o se encuentran en zonas de guerra sin poder salvar sus vidas. Esta señora está bien, dentro de todo. ¡Qué más quiere! Su pronóstico de vida es bueno. De pronto, hasta vive más tiempo, pero no lo creo porque ella, en lugar de quejarse, debería dejar de fumar.
¡Pues sí! La Incertidumbre dió en el clavo. El motivo de mi irritación era que esta señora mientras se quejaba sostenía enntre sus dedos un cigarrillo a vapor. Si tanto le gusta fumar, pues que disfrute de sus días que le quedan de vida sin tener que usar a su amiga como basurero para vomitar sus pesares. A este tipo de personas es mejor mantenerlas a raya porque son personas que restan en lugar de sumar. ¿No crees, querido lector?
Te cuento, querido lector, que la Incertidumbre se sentó a mi mesa porque se sentía entendida por mí. O mejor dicho, yo había aprendido la lección que ella, en su momento, me la había dado y yo como buena alumna la había aprendido como, por ejemplo, a no desafiarla y a no enfrentarme a ella. Aprendí a aceptarla y a sentirla, pero en lugar de dedicarme a esfuerzos inútiles para controlar lo incontrolable o inevitable, aprendí a experimentar la incomodidad de la incertidumbre como parte de la vida. Nadie es adivino ni nadie sabe lo que realmente nos va a pasar en una hora, mañana o en un año ya que la vida es aleatoria e impredecible.
En lugar de intentar predecir lo que podría suceder, mejor es concentrarse en lo que nos está sucediendo en este momento. ¿Y sabes por qué, querido lector? Pues, porque la experiencia (aquella que nunca es un fracaso, sino la que siempre viene a demostrar algo) no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede porque lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece, tarde o temprano.
MARiSOL