jueves, 30 de agosto de 2012

La silla

La foto es mía

Ana se encontraba paseando y tomando fotos en un pueblito en Brandenburgo, en Alemania, cuando de repente ella vió una silla vieja colocada en un jardín a la vista de todos.
 Después que Ana le tomara una foto, la silla le preguntó seria:
- ¿Te gusto o te disgusto?
Y Ana muy sorprendida le respondió que si bien le gustaba porque era una silla para niños, le disgustaba verla colocada en un jardín así de desnuda sin ningún adorno y ni siquiera pintada.
- Pues, ¿qué harías conmigo si me tuvieras en tu jardín? La pregunta de la silla era directa.
- Te colocaría encima una maceta con flores multicolores- respondió Ana sin vacilar - para que te vieras más bonita. Además, te pintaría de color verde o azul.
- Mira - adujo la silla. Las flores solamente me adornarían de manera superficial. Sería como tú cuando te colocas ropa sobre tu cuerpo. Y si me pintas, sería como el maquillaje que tú llevas en tu rostro para verte mejor. ¿No es cierto?
- Sí, es cierto -le respondió Ana pensativa.  La silla tenía razón.
- ¿No te has puesto a pensar en la edad que tengo?
Por un momento Ana quedó callada. ¿Por qué le hacía esta pregunta la silla? Luego se atrevió a preguntarle:
- ¿Desde cuándo existes? 
- Desde 1940 -contestó la silla. ¿Ahora entiendes por qué la señora, dueña de esta casa, me ha colocado así desnuda en su jardín?
Ana tragó saliva. ¡Dios mío! La silla era más que una simple silla, era un símbolo sobreviviente del horror vivido en la II Guerra Mundial. No había ni flores ni pintura que pudieran cubrir el dolor y miedo de tantos corazones infantiles y de tantas familias aniquilidas.
La silla le contó que la dueña de la casa tenía cuatro años cuando la Gestapo se llevó a sus padres. Nunca más los vió. Ella se salvó porque se encontraba en la casa de su abuela en un pueblo cercano. Luego un vecino no judío las escondió para que no corrieran la misma suerte. Y ella, la silla, había vivido escondida también.

Ana al darse cuenta de lo importante que era la silla que se dejara ver de esta manera, la vió con otros ojos... con los ojos del corazón llenos de lágrimas.


Marisol


 

viernes, 24 de agosto de 2012

Mi amigo el espejo



¡Ay! ¿Por qué no puedo levantarme todos los días con el ánimo en alto?
- Porque eres humana - me responde tranquilamente el espejo mágico.
- No me gusta mostrar debilidad ante mis amigos - le digo con la voz quebrada.
- No intentes demostrar siempre fortaleza. De lo contrario eres falsa - me dice el espejo con voz dulce.
- Sí, tienes razón - le contesto llorando. Pero si demuestro debilidad ante mis amigos no solamente los terminaré asustando, sino también alejando de mí. Tú sabes bien por qué. La mayoría de la gente amiga que conozco piensa que soy una persona fuerte y me admiran por ello.
- Pues, entonces, les das a esas personas lo que a ellas les falta. Sin embargo, soy de la opinión que es mejor que te rodees de aquellas amigos que te aceptan tal cuál eres - me aconseja el espejo. Puedes conocer a mucha gente, pero con que puedas contar con buenas amigos con una sola mano, puedes sentirte afortunada. Llama por teléfono a una de ellos para que le cuentes cómo te sientes hoy día.
- No pienso hacerlo - le digo a mi amigo, el espejo mágico. Quiero estar a solas conmigo misma para mirarme de frente en el espejo de mi alma.
- Entonces, no tengo nada más que agregar. El espejo me sonríe después de pronunciar estas palabras y se despide. 
Y yo, después de secarme las lágrimas y sonarme la nariz, decido salir de compras. Quiero ver gente y mezclar mi historia de vida con el de otras personas. Además, también quiero perderme entre la multitud para que mi propia debilidad me pierda de vista por un largo tiempo.    
 Marisol



Imagen sacada de
"Mujer ante el espejo"
del pintor francés Theo Van Rysselberghe (1862-1926)



martes, 21 de agosto de 2012

La nube mágica

Esta foto es mía


(cuento de la vida real) 
Hay momentos que la realidad puede resultar increíble... En una mañana soleada y veraniega que me encontraba sola en casa duchándome en el baño ví la figura de un corazón dibujado en el techo. La imagen era clara, no me cabía la menor duda. Indudablemente se debía a un efecto de luz y sombra y por este motivo se formó esta imagen encima de la ducha donde yo me encontraba. Pero dejando toda explicación física, la nube que yo veía me resultaba mágica. Nunca antes había visto algo así.

Después de contemplar el corazón un rato, apagué la llave del agua, agarré mi toalla y rápidamente salí del baño hacia mi habitación para ir en busca de mi cámara fotográfica. Al entrar al baño, el corazón seguía allí. Me esperaba. Es así como logré, por suerte, captar esta imagen  porque a los pocos minutos ésta desapareció y mi tristeza también. 

Marisol




jueves, 9 de agosto de 2012

¡Gracias, Usedom!

File:Karte Insel Usedom.png

(Cuento de la vida real)

Usedom es una isla mayor de Alemania y Polonia. Se encuentra en el extremo nordeste de Alemania y en el extremo noroeste de Polonia, está rodeada por el Mar Báltico. Posee una superficie total de 445 km² (de los cuales 373 km² corresponden a la parte alemana y 72 km² a la parte polaca) y una población total de 76.500 personas (31.500 del lado alemán y 45.000 del lado polaco).
Además de sus 40 kilómetros de playas, esta isla cuenta con muchas áreas verdes de bosques, pequeñas aldeas y siete grandes lagos. Y los balnearios turísticos más bonitos (en la parte alemana) son Ahlbeck, Bansin y Heringsdorf.

Usedom, aparte, de ser una isla encantadora y pintoresca, ¡cómo me gustó escuchar a las gaviotas anunciando un nuevo día! Y ese verdor que tiene toda la isla me hizo sentir que hay esperanza... Y haber montado en bicicleta me dió a entender que ha regresado mi energía de nuevo... como antes.  Y el haber estado mojando mi cuerpo y mi alma en ese maravilloso mar, me llenó de una inmensa alegría. Quizás, por el mismo hecho, de haber nacido frente al mar... me transportó a tiempos idos. O quizás se deba a que el mar me recordó quién soy y de donde vengo... Seguiré nadando en el mar de la vida.

Marisol


Este vídeo yo lo hice.
La música de fondo se titula "Sleep Away"
del pianista estadounidense Bob Acri (1918)