jueves, 4 de junio de 2015

El vendedor de estrellas


El vendedor de estrellas había llegado a la cima más alta del mundo para ofrecerle al cosmos su mercancía. Llegada la noche el vendedor se las enseñó porque se las quería vender. Pero el cosmos se negó a negociar con él. 
- ¡Por favor, cómprame aunque sea sólo una! - gritó el vendedor de estrellas. Su voz estaba quebrada por el espanto de fracasar en su empresa. Había recorrido casi medio mundo para llegar hasta la montaña más alta del mundo ... ¿para nada? 
El cosmos, luego de mantenerse callado por un rato, le dijo que en lugar de comprarle las estrellas, se las cambiaría por un solo deseo.
- ¡Es mucho lo que me pides! - se  exaltó el vendedor de estrellas. ¿Tú pretendes quedarte con todas mis estrellas a cambio de hacerme realidad un solo deseo?
- Así es - le respondió el cosmos inmutable. O aceptas mi propuesta o no hay trato entre los dos. Y ya puedes ir viendo quién te compra las estrellas porque nadie las quiere allí en la Tierra; sólo lucirán mejor acá al lado de mis otras estrellas. Te doy una noche para pensar.
El vendedor de estrellas no podía aceptar este trato, pero era tentador lo que le había dicho el cosmos: Un solo deseo a cambio de todas sus estrellas. ¡Qué problema! ¿Qué deseo podría pedir? ¡Tenía tantos! Necesitaba dinero urgentemente, estaba endeudado, su negocio de autos había quebrado, había perdido su casa (el banco se la había embargado), había vendido su auto lujoso, ropa cara ya no se podía permitir de comprar. En fin, había rodado cuesta abajo de la escalera del éxito. Pasó toda la noche pensando, luego al día siguiente ya en la noche se presentó ante el cosmos para darle su respuesta.
- ¿Qué has decidido? - le preguntó el cosmos curioso.
El vendedor de estrellas le hizo saber que no quería que le diera ni dinero ni una casa o un auto porque los podía volver a perder, sino lo que más deseaba era tener sabiduría para ayudarle a vivir mejor. Se había dado cuenta que quería llevar una vida más sencilla, tener lo básico, pero donde no faltase amor y alegría de vivir. 
El cosmos sonriéndole le dijo:
- Me alegra que pienses así porque mucha gente confunde el conocimiento con la sabiduría. Y como veo que tú te has dado cuenta de la diferencia (el conocimiento nos ayuda a ganarnos la vida, la sabiduría nos ayuda a vivir) quiero recompensarte. Te compraré todas tus estrellas al precio que tú me pidas porque veo que sabiduría tienes. Estoy seguro que saldrás adelante. 
El vendedor de estrellas al bajar la montaña agradecido de tener dinero, usó su sabiduría para vivir como le había dicho al cosmos.

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Sé que el vendedor de estrellas cumplió su promesa. Ahora tiene una tienda de electrodomésticos. Le va bien en su negocio. Vive en un departamento no muy grande  y tiene un auto de tamaño medio. ¡Ah! ha conocido a una simpática mujer que llegó como cliente a su tienda y ahora es su novia. Al sentir que la vida le sonríe, el vendedor de estrellas piensa que, en estos momentos, ha logrado subir  con gran éxito a la cima de su propia montaña.


MARiSOL





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