sábado, 27 de junio de 2015

Un hermoso regalo





Esteban tiene hoy día cumpleaños. Ansioso está por recibir sus regalos, en especial, de su querida amiga de barrio, Myriam. Mas cuando ella llegó a él, traía sólo una florcita; parecía arrancada de su jardín, pues, se le veían hasta las raíces.
Al estar ella ya frente a Esteban, él no pudo resistir de hacerle la pregunta: 
- Pero, Myriam ¿por qué me regalas esta florcita adefesiera?
A lo que ella le contestó tranquilamente:
- En esta florcita te regalo mis días con sus silencios y alegrías, con sus sueños y sonrisas, con sus temores y resignaciones, pero, sobre todo, mi amor. Esta florcita quiero que vele por ti cuando yo ya no esté cerca tuyo.
Esteban irritado le dijo alzando la voz:
_ ¡Yo no quiero tu florcita! No es ningún regalo apropiado para mí. Acaso, ¿te has olvidado quién soy yo? Soy Esteban Ponce de León. Un niño de familia muy rica mientras que tú ... Se mordió la lengua. No quería ser grosero.  ¡Ay! Esteban no es malo; lo que pasa es que el miedo lo ha vuelto irritable. Siente una inmensa rabia contra la vida, contra todos, en especial, contra la enfermedad de su querida amiga de barrio. Y es que él soñaba con casarse con ella cuando fueran adultos; ella pensaba lo mismo hasta que supo que no podría ser.
Myriam con sus ojos llenos de ternura le dijo que como a él nada le faltaba, ella le regalaba esta florcita para que él la plantara en su jardín, y así él la recordara con cariño. Pero al ver ella que Esteban tenía las manos en los bolsillos de su pantalón y no hacía ningún gesto de agarrar la florcita, Myriam se la dejó a sus pies y se fué triste a su casa.
Lo que no sabe Myriam es que Esteban sí la había entendido, pero se negaba a aceptar la realidad. Tristemente él levantó la florcita y le pidió al jardinero que la plantara y cuidara con esmero.

Es así como después de cinco meses, Myriam murió de leucemia, pero su florcita siguió viva. Es más, otras flores iguales nacieron alrededor de ella formando un mar  precioso de florcitas amarillas junto a una piedra grande.

********

El tiempo pasó ... Esteban estudió Arquitectura, consiguió trabajo, se casó con una buena mujer llamada Nelly, tuvieron dos hijos. Si bien él ya no piensa tanto como antes en Myriam, gracias a ella entendió el significado de: Te regalo mis días. Ésta no es una simple frase porque le ayudó a desarrollar su conciencia y a afinar sus buenos sentimientos. 

A pesar de haber perdido a su gran amor, Esteban sabía que Myriam le había hecho un hermoso regalo de por vida: no sólo su amor a través del tiempo, sino ella le había regalado los días que a ella le faltaron vivir para que él tuviera una vida mucho más larga que la suya propia.


MARiSOL



 

 

viernes, 26 de junio de 2015

El osito viajero



Érase una vez un osito al que le gustaba viajar mucho. No había lugar en qué no hubiera estado. Se conocía el mundo entero y, sin embargo, sentía que no conocía algo más importante ... su mundo interior. ¿Será cierto que él es superficial porque no le gusta pensar demasiado? No sabe, a ciencia cierta, si él es capaz de meditar sabiamente sobre la vida y la suya propia. Tal vez, él no ha nacido para pensar en el sentido de la vida porque se encuentra resolviendo temas distintos. Como buen oso de negocios, viajar forma parte de su trabajo. Y no hay tiempo para entrar a su mundo interior, porque de hacerlo no podría retornar al mundo donde él se encuentra en este momento.  Qué no le vengan con "¡conócete, acéptate y superáte!" porque le enervan estos tres verbos reflexivos. No quiere nada que tenga que ver con el mirarse por dentro. No quiere reflexionar porque él sólo tiene tiempo para hacer dinero.

¡Vaya! Qué tristeza me da este oso porque él no quiere mirar dentro de su propio corazón, porque de hacerlo no tendría el valor para actuar como lo hace en su mundo de los negocios. La verdad que en ese mundo su corazón duerme sobre una almohada honrada mientras su cerebro se encuentra despertando a  la picardía, a la astucia, a la desconfianza y a la mala fe para poder hacer sus negocios lucrativos. 

Pero acá estoy yo, su conciencia, para que sepa que ir por la vida sólo haciendo negocios y dinero, no lo es todo. Tampoco basta trabajar hasta el cansancio. A veces pienso que este osito quiere cansarse a propósito para no pensar en lo que yo sé (perdona querido lector si no te digo de lo que se trata).

Pues bien, dejo que el osito se vaya en viaje de negocios mientras tú y yo nos vamos de viaje a nuestro mundo interior ... allí donde nos andamos buscando mientras él anda buscando la oportunidad de hacer un negocio lucrativo. No pierdo la esperanza que él reconozca que no sólo es menos importante o interesante viajar dentro uno mismo que un viaje de negocios, sino que se de cuenta que viajar no sólo nos ayuda a cambiar de lugar, sino también de ideas... aquellas que estimulan la mente para ayudarnos a viajar hacia nuestro mundo interior ... allí donde para ser mejores personas negociamos (entre un antes y un después) con nuestra vida moral.
 
MARiSOL 
 


Imagen sacada de Bing

miércoles, 24 de junio de 2015

Barajando mi destino


Mientras yo estoy sentada frente a mi destino, él se encuentra barajando, a gusto, mis cartas para que yo pueda seguir jugando a vivir. Al final, según él, tendré el destino que me merezca. Pero, ¿será cierto? Él sigue mezclando las cartas aunque sabe que lo que ha de suceder, sucederá. ¿O acaso me considero un espíritu vulgar que no tiene necesidad de tener un destino?  Ya no sé qué pensar.

Y cuando el destino, quien sigue barajando mis cartas de vida, me pregunta a qué le tengo yo temor porque me ve sudando copiosamente, yo sin saber que responder, más bien, le pregunto si no hay una divinidad que intervenga al final de mi camino.  
- No creo que sea bueno que te lamentes sobre tu propio destino - me responde él muy serio. Y luego él mirándome fijamente a los ojos me dice que yo soy una persona voluble. 
¿A qué se refiere? le pregunto.
Su respuesta no se hace esperar; me dice que yo soy voluble porque creo, más que todo, en el azar. Si yo fuera sensata creería más en mi propio destino sin tener él necesidad de barajar las cartas ante mi vista como yo quiero en este momento. Es así como el destino deja de barajar las cartas y me las pasa. Ahora me toca a mí. ¡Ay, tengo temor! ¿Y si las barajo mal y si mi destino se trunca, se tuerce o se malogra? Vuelvo a sudar copiosamente mientras un frío me envuelve el alma.
El destino (ahora, resulta que ya dejó de ser mío mientras me habla) me dice con voz grave:
- Yo no sé de qué te preocupas si siempre te faltarán datos, acertijos por descifrar por más que creas entender el significado de estas siete letras aunque tu destino creas tenerlo predestinado.
- ¿Pero acaso no es así? ¿No está de por medio la mano de Dios? - le pregunto. Ya no sudo, ahora siento escalofríos.
- ¿Y a quién crees tener delante tuyo? - me pregunta el destino. Tiemblo. Y poniéndome él sus manos sobre mis hombros me pide que me relaje y que entienda que mi destino es, más bien, un punto de llegada o una meta, y no está sujeto a su voluntad como muchos creen. Luego, me hace saber que si el destino existiera como una existencia fija entonces, ¿qué sentido tendrían cada una de mis decisiones tomadas?, ¿no soy yo la que escojo uno u otro camino? Como ser individual debo entender este concepto. Si bien mi historia de vida está condicionada también a mi vida en sociedad, yo, al fin de cuentas, escojo un camino aunque muchas cosas que se encuentran a mi alrededor puedan afectar mi historia de vida y, al final, termine yo escogiendo otro camino (sea correcto o equivocado). Es así como después de decirme estas palabras, el "Dios de mi destino" deja de lado las cartas sobre la mesa, me vuelve a mirar fijamente para terminar de decirme que si bien él conoce muy bien mi pasado y presente, está en mí dirigir mis pasos hacia mi porvenir por el camino que yo crea más conveniente. 
Pero como yo no sé qué camino tomar le pido a él (he de tomar una decisión pero no sé cuál) que me baraje las cartas porque por este motivo nos hemos reunido. Mi instinto y mi voluntad cruzan en silencio miradas de reproche dentro de mi conciencia. El destino mirándome nuevamente a los ojos me advierte que si bien el barajará por última vez mis cartas, soy yo, la que al final, jugará con ellas. Mejor dicho, estoy ya jugando con ellas desde el día que nací.


MARiSOL


Aquí dejo otro tipo de naipes ...






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martes, 23 de junio de 2015

Bendito caos

 

No necesito que me cuenten historias. Ni ésta ni otra. Sólo pido que me ayuden a entender el caos que reina en el universo de mi realidad. Acaso, ¿ilumina mi vida? No, de ninguna manera. Si bien el caos forma parte de una explicación mitológica, yo lo entiendo como la ausencia de orden alguno. Y en mi vida aunque haya un orden caótico no existe un futuro razonable.  Si bien nadie sabe lo que el futuro nos depara, mejor no pensar en él, porque llegará más pronto de lo que tú o yo nos imaginamos, ¿verdad? ¡Quién sabe dónde éste se esconda mientras el caos se muestra en toda su hermosura! Quizás porque es parte sólo de un sueño o de algo impredecible. No sé. Y mientras yo me pregunto si es acaso un hueco abierto o una herida abierta, dejo que la complejidad de mi supuesta causalidad en relación a una presunta eventualidad deje de observarme para no tener que trazar una línea que te relacione a ti como causa mientras yo soy un efecto en tu vida. ¡Ay! En este complejo cálculo matemático no hay futuro para ninguno de los dos. No, no desvarío. Creo que tú sabes de lo que yo hablo. Tanta observación ¿para qué? Quizás este bendito caos se encuentre atrapado dentro de una curva de mi vida (¿o acaso en la vida de Pitágoras?) para conectar mi pasado con mi presente porque del futuro del cual yo hablo, no puedo estimar su valor. ¡Ay! no me entiendes, ¿verdad? Quizás porque la incapacidad mía de conocer con exactitud los acontecimientos futuros, hacen que mi universo interno (por más insignificante que sea), esté regido por un sistema caótico que desencadene en una ola de acontecimientos que alteren por completo mi realidad, ¿o acaso la tuya?... esa realidad que se evapora de a pocos ante esa otra realidad más grande: la incertidumbre... aquella donde habitan un montón de dudas. Creo que ha llegado el momento de dejar de lado esta posición incómoda en la que me encuentro sentada mientras mi caos despierta de este sueño (o acaso ¿pesadilla?)

Y mientras Rosa despierta de su sueño, ella sabe que éste se ha convertido no en un caos de pensamientos, sino en una concreta realidad. Y aunque ésta siga existiendo y no desaparezca del todo, ella le da la bienvenida a su bendito caos, porque éste es signo de libertad ... a esa libertad interior, porque otra no espera ella tener aunque el límite de su realidad sea completamente diferente al tuyo o al mío. ¡Ay! ¿me ayudas a organizar no sólo la realidad de Rosa, sino la mía propia, para iluminar el bendito caos de nuestras vidas? ¡Ay, cuánto desorden! (bendita delicia de la imaginación) Y mientras el ojo de mi alma va de la mano de Rosa, yo ya no analizo más las ecuaciones de mi vida vestida de caos, porque me cuido del desorden del ruido que habita en el mundo para dar paso a la paz en el silencio de mi alma. ¿Y tú haces lo mismo?


MARiSOL

 


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viernes, 19 de junio de 2015

Las vacaciones de Morfeo


Todos sabemos que Morfeo no sólo es el hijo del Dios de los sueños llamado Hipnos y de Nix, quien es no sólo la noche, sino también su madre. Es sabido también que Morfeo, hace mucho tiempo ya, se encargaba de llevar el sueño a reyes y emperadores. Hoy en día cualquier mortal puede hacer uso de él. Desde hace siglos que él, mientras bate rápida y silenciosamente sus alas, va volando a cualquier rincón de la Tierra mientras atravieza mares, desiertos e inmensas montañas, para llegar a su destino cuando alquien lo necesita, sobre todo, por sufrir de insomnio.

Morfeo no sólo se encarga de inducir los sueños de quienes duermen en sus brazos, sino que adopta la apariencia humana de un ser querido mientras se aparece en sus sueños. En comparación de su hermano Fobétor, llamado también Iquelo (encargado de manipular, modificar o devorar los sueños apareciendo disfrazado de animal o monstruo) o de su hermano Fantaso (encargado de aparecerse como roca, agua o árbol en los sueños), la tarea de Morfeo me agrada mucho más. Más de una vez él me ha arrullado en sus brazos hasta quedarme dormida. Y como mi esposo no es celoso, mejor para mí. Morfeo es un ser especial. Te quedas dormido rápidamente en sus brazos, que por cierto son unos brazos mágicos. O será la voz cálida de Morfeo la que me hace dormir en un dos por tres. Te lo recomiendo, querido lector. Pero espero que Morfeo regrese pronto de sus vacaciones.

Desde hace unas pocas horas Morfeo me ha hecho saber que se quedará por una temporada al sur del Perú. Me ha mandado un email para decirme que va a tomar unas vacaciones en esa parte del mundo hasta que recupere nuevamente las ganas de ir de un lugar a otro regalando sueño. Al preguntarle el por qué, Morfeo me hizo saber que ha conocido, por equivocación, a una mujer muy simpática llamada Rita. Él pensó que ella lo necesitaba. Pero  Morfeo no sólo se equivocó, sino que se quedó perplejo cuando ella lo retó riéndose a que fuera ella quien lo abrazara. En realidad era la primera vez que alguien se ofrecía a arrullarlo en sus brazos, pues, él siempre había sido quien se encargaba de sostener en sus brazos a toda persona que lo necesitara. Pues bien, Morfeo al darse cuenta que el reto no sólo se ha convertido en una necesidad, sino que tambien se ha sentido feliz y relajado en los brazos de Rita, ha decidido quedarse en su casa por un tiempo. Quiere recuperar las fuerzas y ganas perdidas y también quiere dormir puesto que desde hace siglos que no lo hace por estar ayudando a otros a dormir.

La única manera para que ningún Dios del Olimpo (incluyendo a sus propios padres y hermanos) encuentre a Morfeo es cortarse las alas. Pero como a Rita esta idea no le gusta nada, le ha dicho a él que les diga a los otros dioses griegos, sobre todo a Zeus (quien ya lo ha castigado (a Morfeo) por haber revelado secretos a los mortales a través de sus sueños), que necesita quedarse en esa parte del mundo (donde ella vive), porque muchísima gente sufre de insomnio. Como Rita conoce a mucha gente no sólo en su propio país, sino también en el extranjero, no le costará recabar firmas para apoyar esta mentira en pos de la salud de Morfeo. Yo pienso dar mi firma. ¿Y tú? 


MARiSOL



Te dejo una bonita canción titulada "Sueños"  




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miércoles, 10 de junio de 2015

¡Viva la cotidianidad!



La cotidianidad de Carla no sueña con la destrucción del mundo, sino todo lo contrario, con la construcción de éste ... hasta con la reconstrucción, si ella así lo quiere. Es así como en su día a día Carla construye, se reconstruye, pero no se destruye, porque si esto último ella dejara que sucediera, estaría, entonces, poniéndose en manos de la resignación. Y por ningún motivo, Carla permite que la resignación (ese gran suicidio cotidiano que nos asalta más de una vez; unos lo combaten, otros, no), le arrebate el pan de lo cotidiano. Aunque Carla sabe que no es tan sólo un pan cualquiera ... es el pan de la vida. Aquél que ella lleva día a día bajo el brazo, después de comprarlo fresco en la panadería cercana a su casa, para luego compartirlo con su familia y con la vida, porque sólo relacionándose con las personas más cercanas (familia, amigos, colegas o vecinos), la vida cobra sentido incluyendo a la propia cotidianidad ya sea para bien o para mal. ¿No es acaso cierto que la vida tiene dos caras? Pues, reir y llorar van de la mano de nuestra cotidianidad aunque no queramos.

Y mientras Carla desayuna a solas (su marido e hijos ya salieron antes que ella), ella piensa que lo cotidiano no sólo hace referencia a algo diario como levantarse a una determinada hora, desayunar, viajar (en bus, tren o en auto propio) al trabajo o a la escuela o universidad, cumplir con las obligaciones, regresar a casa, almorzar (si el horario lo permite), cenar, ver tv o a la computadora un par de horas y luego acostarse con un buen libro antes de dormir para despertarse a hacer lo mismo que el día anterior, sino es más que todo esto. 

Carla piensa que la cotidianidad le sirve para caminar con cierta seguridad en su día a día. Y mientras ella está convencida de lo que piensa, una gran tranquilidad la arropa para continuar desayunando en paz aunque las noticias del periódico, que tiene sobre la mesa de su cocina, le hagan saber que el mundo no encuentra paz en ninguna parte. Por este motivo, Carla quiere gozar de su cotidianidad hoy día (mañana nadie sabe lo que pasará) y comenzar, a pesar de las noticias, su día con una sonrisa aunque ella misma sepa, que por algún motivo, será difícil de mantenerla todo el día. 

Es cierto que no todos sonreímos mientras hacemos nuestros rituales rutinarios, pero Carla no se resigna a perder su sonrisa en su día a día. De lo contrario su sonrisa terminaría muriéndose de pena al no poder hacer feliz a su querida cotidianidad y a la de los demás.


MARiSOL

 

Dejo la letra en español


Cotidiano
Chico Buarque 
Cada día ella siempre hace todo igual
me despierta a las seis antes que el sol
me sonríe con sonrisa puntual
y me besa con boca de mentol

Todo el día ella dice "te has de cuidar"
cosas que dice siempre una mujer
dice que está esperándome a almorzar
y me besa con boca de café

Todo el día yo pienso en poder parar
al mediodía pienso en decir no
luego pienso en la vida y continuar
y me callo con boca de arroz

En la tarde, a las seis, era de esperar
ella viene y me espera en el portón
dice estar como loca por besar
y me besa con boca de pasión

Cada noche me pide a su lado estar
medianoche y me jura eterno amor
y me aprieta hasta hacerme sofocar
y me besa con boca de pavor





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lunes, 8 de junio de 2015

Oportunidades desaprovechadas


Sin decir una sola palabra, muchas oportunidades desaprovechadas, doblaron la esquina de la calle "Después"  y entraron silenciosamente a la calle "Nunca" para luego desaparecer rápidamente de la vista de César. Y mientras un aire viciado de temores  con sabor a nicotina en sus dedos le va cubriendo la mirada y lo va sumiendo en la penumbra de sus propias inseguridades, César cierra los ojos para no ver a la realidad quien está parada delante de la puerta de su casa. Y mientras ella lo reta para cambiar de actitud (más importante que cualquier aptitud de él), César piensa si será capaz de tomar a la realidad por la cintura y estrecharla entre sus brazos. ¿No es un gran riesgo el que está en juego?

La realidad, después de leerle los pensamientos a César, le pregunta si él es capaz de ver una oportunidad en cada adversidad o si tan sólo ve una adversidad en cada oportunidad. Al no saber César qué contestarle, la realidad lo besa apasionadamente mientras le dice al oído que él tiene que aprender a estar dispuesto a aceptar los riesgos que se le presenten de aquí en adelante. La realidad tiene la intención que César aprenda a llegar más lejos que sus propios temores. Lo que pasa es que él quiere dejar de trabajar como contador (lo ha hecho por muchos años en una empresa conocida de muebles) y abrir, más bien un pequeño restaurante porque le gusta la buena cocina. ¿Será capaz de dar este paso?

Y yo, mientras los veo besarse nuevamente delante de la puerta de la casa de mi vecino, me pregunto si la adversidad se olvidará de mí para no ponerme a prueba. Y mientras camino rumbo a mi casa, que queda a dos cuadras, pienso que no sé si yo quiera ser más valiente que César ante las nuevas oportunidades que se me presenten en la vida o si yo quiero seguir siendo débil porque todo me parece inalcanzable o si prefiero mantenerme miedosa ante lo desconocido. Y mientras lanzo un largo suspiro, las oportunidades desaprovechadas entran a mi calle. Sé que vienen a buscarme porque veo como me llaman y me saludan alegremente mientras me dicen que esta vez yo tendré que actuar con más inteligencia porque por el par de fracasos tenidos en mi vida como pintora, no debo deprimirme ni ser negativa, sino más bien verlos como una gran oportunidad para empezar otra vez a vender mis cuadros en lugar de estar vendiendo entradas en el cine de mi barrio. ¡Ah! Por cierto, hoy, en el cine donde trabajo, se estrena la película titulada "Oportunidades desaprovechadas". 

MARiSOL



Una corta historia de riesgo y oportunidad


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domingo, 7 de junio de 2015

¡Dáme tu mano!



"¡Dáme tu mano!" No es una simple orden. Estas tres palabras están cargadas de una imperiosa necesidad de estrechar una mano amiga. Por suerte, manos no me faltan para estrechar, ya sea a quienes se encuentran cerca mío o a la distancia. Es aquí cuando la mano de cada una de ellas se convierte en una llamada telefónica, en una carta, en un saludo cariñoso o comentario a través de una red social. ¡Ay! Por suerte, en estos tiempos vestidos de egoísmo y hedonismo, todavía existe gente que no es así. ¿Será que aquellos que se miran a su propio ombligo son menos buenos que aquellos que no son así?  ¿O  será que todos los que nos creemos "menos egoístas y hedonistas" es porque a través del tiempo hemos mudado de piel como la culebra?

¡Ay! Ayer soñé con una piel de culebra... ¿será porque próximamente seré testigo de un profundo cambio? (el mío). Un deseo de evolución espiritual se desliza como una culebra (¿venenosa?) entre mis pies mientras fuerzas positivas me recuerdan que debo apartarme de tanto egoísmo y hedonismo. Y mientras un instinto feroz (el mío) saca su lengua viperina, me deslizo desde ya como una culebra no venenosa sobre el camino de mi vida. Miedo no existe en mi vocabulario mientras haya una mano extendida que me ayude a despeinar mis preocupaciones y tristezas o para compartir conmigo mis alegrías (y viceversa). 

Y mientras Lila medita sobre sus verdaderas amistades, ella desliza su mirada sobre su camino de vida mientras se mueve elegantemente como una culebra no venenosa que viaja en el desierto del mundo donde se encuentra. 

Por suerte, en cada viaje que emprendemos a través de nuestras largas o cortas vidas, habrá una amiga extendida de un amigo honesto. Y es que el que es honesto conmigo, contigo o con su vecino, no teme ni a la luz  ni a la oscuridad. ¿Y tú? ¿Me das tu mano desinteresadamente sin esperar a recibir algo a cambio? Suena egoísta, ¿verdad? 

En fin, el único egoísmo que yo sí acepto es aquél que procura que todos se sientan bien para estar uno mejor.


Marisol 





Ojos de culebra
de Lila Downs

Tu cuerpo va cargando cadenas,
cadenas de todos los tiempos,
ciruelo, ojo de culebra,
tu frente que en el rostro porta tus penas

Alíviame de la mala palabra,

la sombra, de tu pensamiento,
tu labio, pon tu mano en mi tiempo
liberando con tu beso, mi condena...

Se me cae, se me cae, como a la culebra

yo lo tiro, yo lo tiro, todo este rencor
Se me cae, se me caen, esas falsedades
Así yo me limpio también del dolor

Dame tu boca, tu palabra retumba,

viento de noviembre, que arrastra tu piel

Dame tu mano, que en tu brazo me muevo,

cimbrame en el suelo, donde está tu merced

Óyelo mi madre, óyelo mi madre

Óyelo mi hermana, óyelo mi hermana
Óyelo este hijo, óyelo este hijo, de mis entrañas

Óyelo mi madre, óyelo mi madre

Óyelo mi hermana, mi hermana
Óyelo este hijo, de mis entrañas

Óyelo este hijo de mis entrañas,

óyelo, óyelo, óyelo, óyelo, óyelo, óyelo

Se me cae, se me cae, como a la culebra

yo lo tiro, yo lo tiro, todo este rencor
Se me cae, se me caen, esas falsedades
Y así yo me limpio también del dolor

Dame tu boca tu palabra retumba,

viento de noviembre, que arrastra tu piel

Dame tu mano, que en tu brazo me muevo,

cimbrame en el suelo, donde está tu merced

Óyelo mi madre,

Óyelo mi hermana,
Óyelo este hijo de mis entrañas

Óyelo mi madre,

Óyelo mi hermana,
Óyelo este hijo, de mis entrañas

óyelo, óyelo, óyelo, mi madre...

En este vídeo canta Lila Downs con la Mari (de "Chambao") 

sábado, 6 de junio de 2015

Aroma de rosas

 

Después que Elsa recogiera todas las rosas de su jardín se propuso en no llorar más el pasado (ese pasado que le tenía clavada una sola espina en el corazón ... esa espina que olía a egoísmo masculino). Si bien su matrimonio con Antonio no había sido un campo de batalla tampoco había sido un lecho de rosas.

Mientras, en este momento, Elsa trata de recordar el amor de Antonio hacia ella (no desde sus inicios, sino desde hace casi dos años atrás), le da escalofríos. No fue la infidelidad de él lo que le dolió, sino su deslealtad y su engaño. Sabía que con el tiempo podría perdonarlo, pero nunca olvidar lo sucedido. Y para no dejarse llevar nuevamente por la pena cortó todas las rosas de su jardín para impregnar por dentro su casa con su perfume. Quería limpiarla de malos recuerdos porque ésta se había enfermado de la pena (igual que ella) al ver a Elsa tan acongojada y adolorida. Pues bien, había llegado la hora de devolverle alegría a su querida casa, de adornarla no sólo con flores, sino de vestirla con mucho amor propio para así sacarle las malas vibraciones, de Antonio, que pululaban en el aire. En fin, Elsa no sólo quería hermosear el alma de su casa, sino también el suyo propio. Ambas necesitaban liberarse de penas ... restarles importancia. Si bien Antonio le había sido infiel con diversas mujeres en sus diversos viajes de trabajo como banquero tanto dentro del país como en el extranjero, ella ya no estaba más dispuesta a tolerarle sus escapadas amorosas. Ni su casa tampoco. 

Su único hijo, Ernesto, respetó la decisión de Elsa, su madre. Sabía que su padrastro no sólo miraba lujuriosamente a mujeres más jóvenes que su madre. Lo sabía porque él trabajaba en el mismo banco. Fue él quien puso en actas a su madre de las andadas de Antonio. Se preguntaba si su padre (fallecido cuando él tenía dos años de edad) le habría sido infiel como lo era su padrasto. Algo, en el fondo de su corazón, le decía que no, que su padre habría tenido sólo ojos  para su madre. 

Hace pocos días que Elsa decidió hacer pintar su casa, comprar un par de muebles nuevos, arreglar el dormitorio conyugal de manera distinta convirtiéndolo en una biblioteca y mudarse ella a otra habitación un poco más pequeña (la de su hijo) para hacer de ésta su dormitorio de mujer separada. Una nueva etapa de vida se abría ante ella; era la oportunidad para hacer cambios y refacciones. Aferrarse a sus treinta y cinco años de matrimonio no tenía sentido. Era como aferrarse a una tubería de gas averiada. El gas podía hacer volar su casa con sólo encender un fósforo. Y Elsa sabía que ni quería que su casa explotara en mil pedazos ni tampoco su corazón de la pena, tristeza, nostalgia y dependencia emocional. 

*****
Desde que Elsa luce más hermosa, puesto que ella misma ha renovado su ropero, ha adelgazado unos diez kilos y ha dejado de fumar para alegría mía, desde hace un par de semanas ya no huelo yo más a tabaco. Este nuevo aroma a rosas no sólo me hace sentir contenta y tranquila, sino también a mi querida dueña de casa.

*****
¡Ay! Elsa, espero que ya no llores más el pasado y vivas tus horas (tanto fuera como dentro de tu casa) para que tus alegrías sean como tus rosas (las que siguen creciendo en tu jardín) que la lluvia besa tiernamente para ofrecerles su amor mientras tú aprendes, poco a poco, pero a paso seguro, a aspirar solamente el dulce perfume de la vida.


MARiSOL


Dejo esta canción "a propo" rosas....





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jueves, 4 de junio de 2015

El vendedor de estrellas


El vendedor de estrellas había llegado a la cima más alta del mundo para ofrecerle al cosmos su mercancía. Llegada la noche el vendedor se las enseñó porque se las quería vender. Pero el cosmos se negó a negociar con él. 
- ¡Por favor, cómprame aunque sea sólo una! - gritó el vendedor de estrellas. Su voz estaba quebrada por el espanto de fracasar en su empresa. Había recorrido casi medio mundo para llegar hasta la montaña más alta del mundo ... ¿para nada? 
El cosmos, luego de mantenerse callado por un rato, le dijo que en lugar de comprarle las estrellas, se las cambiaría por un solo deseo.
- ¡Es mucho lo que me pides! - se  exaltó el vendedor de estrellas. ¿Tú pretendes quedarte con todas mis estrellas a cambio de hacerme realidad un solo deseo?
- Así es - le respondió el cosmos inmutable. O aceptas mi propuesta o no hay trato entre los dos. Y ya puedes ir viendo quién te compra las estrellas porque nadie las quiere allí en la Tierra; sólo lucirán mejor acá al lado de mis otras estrellas. Te doy una noche para pensar.
El vendedor de estrellas no podía aceptar este trato, pero era tentador lo que le había dicho el cosmos: Un solo deseo a cambio de todas sus estrellas. ¡Qué problema! ¿Qué deseo podría pedir? ¡Tenía tantos! Necesitaba dinero urgentemente, estaba endeudado, su negocio de autos había quebrado, había perdido su casa (el banco se la había embargado), había vendido su auto lujoso, ropa cara ya no se podía permitir de comprar. En fin, había rodado cuesta abajo de la escalera del éxito. Pasó toda la noche pensando, luego al día siguiente ya en la noche se presentó ante el cosmos para darle su respuesta.
- ¿Qué has decidido? - le preguntó el cosmos curioso.
El vendedor de estrellas le hizo saber que no quería que le diera ni dinero ni una casa o un auto porque los podía volver a perder, sino lo que más deseaba era tener sabiduría para ayudarle a vivir mejor. Se había dado cuenta que quería llevar una vida más sencilla, tener lo básico, pero donde no faltase amor y alegría de vivir. 
El cosmos sonriéndole le dijo:
- Me alegra que pienses así porque mucha gente confunde el conocimiento con la sabiduría. Y como veo que tú te has dado cuenta de la diferencia (el conocimiento nos ayuda a ganarnos la vida, la sabiduría nos ayuda a vivir) quiero recompensarte. Te compraré todas tus estrellas al precio que tú me pidas porque veo que sabiduría tienes. Estoy seguro que saldrás adelante. 
El vendedor de estrellas al bajar la montaña agradecido de tener dinero, usó su sabiduría para vivir como le había dicho al cosmos.

*******
Sé que el vendedor de estrellas cumplió su promesa. Ahora tiene una tienda de electrodomésticos. Le va bien en su negocio. Vive en un departamento no muy grande  y tiene un auto de tamaño medio. ¡Ah! ha conocido a una simpática mujer que llegó como cliente a su tienda y ahora es su novia. Al sentir que la vida le sonríe, el vendedor de estrellas piensa que, en estos momentos, ha logrado subir  con gran éxito a la cima de su propia montaña.


MARiSOL





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lunes, 1 de junio de 2015

Mi Abecedario de Cuentos

Dejo en esta entrada todos los cuentos recopilados de "mi abecedario de cuentos" donde incluyo todos los enlaces para que cada uno de ellos logre ser leído. Aquí empiezo con el primer cuento donde trato de jugar lo más que puedo con la letra A. Hago lo mismo con los demás cuentos.

Cuento con la letra "A" 

Agonía de Amor

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Al llegar el alba a Ana ya ni le arde su alma acongojada ni araña su almohada de algodón azul para ahogar sus amargos alaridos, ahora nuestra amiga se acomoda en su asiento de su ancho escritorio y abandonando apatías, le escribe, acertadamente y aplomadamente, una carta a su (aún) novio, Antonio.



Antonio:
Si bien fuiste autor de alabanzas (¿auténticamente amorosas?), ya ni aleteo ni ansiosa ni angustiada ni afligida como ave herida.  Ni me asustan ni agobian más tus ácidas injurias ni me arrastro a ningún  abismo de abatimientos. ¡Ay! amarga fue la agonía de nuestro amor ya ausente. Este adiós ya no me  hace añicos porque tu actitud ante mí no sólo me asquea, sino que ha anulado mis ansias de ti.

Un amuleto me está ayudando a ahuyentar angustias... ésas que, a veces, me asaltan.  Algo más ... así seas dueño de una amplia casa con una alberca de azulejos artísticos y unas admirables alfombras, ¡ah! y tus ancestros sean de alta alcurnia, ya no te amo como antes.


Atraparme y aislarme no podrás. Ahora y nunca. Aprenderás a no ahogarme más con tus acusaciones.Tus amenazas alteradas ya no me asustan. Ni me agobian ni me asfixian más tus absurdos celos. Y aunque te añore y me acuerde de ti, alcanzaré a abrazarme a la alegría de un atractivo ángel acróbata para aprender a afrontar las actuales adversidades y así acabar alumbrando mi propio albúr.

Adiós,
Ana
 Marisol

He tratado de jugar lo más que he podido con la letra "A"