domingo, 14 de diciembre de 2014

El buzón rojo de Santa Claus

En el pueblo donde vivo ha aparecido, desde hace pocos días atrás, un buzón rojo de cartas sólo para niños. Este buzón no pertenece al Servicio de  Correos de mi pueblo, sino que éste pertenece a Santa Claus. Él ha mandado colocar en una noche de luna llena este buzón porque sabe que quedan pocos niños en mi pueblo ya que la mayoría son adultos y ancianos.
Pues bien, para que no peligre la ilusión de los pocos niños de mi pueblo (quedamos exactamente setenta y tres) de una población de tres mil habitantes, ha hecho colocar este buzón en la plaza principal del pueblo, a vista de todo mundo, para que nosotros, los niños, podamos enviar cartas con lo que cada uno de nosotros deseamos de regalo para esta Navidad. 
He de confesar que yo hace una semana atrás le envié una carta con un solo pedido (no le pedí ni muñecas, ni ropa ni juegos; sólo le pedí salud), pero lamentablemente, hoy día he recibido una carta personal de Santa Claus donde me pide que lo disculpe, pero que mi pedido no lo puede cumplir. Él sólo se dedica a repartir juguetes, nada más.



Demás está decir que me sentí triste y decepcionada. Santa Claus se convirtió ante mis ojos en un ser de carne y hueso, ya no más en un ser mágico. Pero, para no decepcionar a los otros niños, me callé. Con la respuesta de Santa Claus había aterrizado rápidamente en el mundo de los adultos a pesar de contar sólo con ocho años. 

Si existieran buzones repartidos por todo el mundo donde éstos recibieran cartas con pedidos netamente espirituales, llámese pedir paz en el mundo, eliminar el hambre, la pobreza, las enfermedades, la corrupción, las tristezas, ... ¡Ay! la lista es larguísima ... este mundo sería mejor, ¿no crees?

Pero, yo puedo entender a Santa Claus ya que estos últimos pedidos nombrados son, más bien, desafíos que el ser humano tiene consigo mismo. Pero yo soy sólo una niña que quiere sanarse pronto para poder disfrutar de las fiestas navideñas.
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Dos días después ....

Santa Claus como se había quedado preocupado con la carta de Laurita y con la respuesta que él le había enviado, sincera y franca, la invitó al Polo Norte a visitarlo, después de Navidad, pero ella declinó la invitación porque ella está con fiebre en el hospital; tiene pulmonía.
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Tres días después ... el 24 de Diciembre.

Ya estando un poco mejor, aunque débil, pero ya  en casa de sus padres, Laurita recibió otra carta más una regalo de Santa Claus donde no sólo le deseaba una pronta mejoría, sino que le decía que su invitación seguía en pie, que lo podía visitar cuando ella se sintiera fuerte y bien sana. Y que cuando ella quisiera podía hacer uso del trineo mágico que le había envíado. Le indicó, eso sí, que el trineo sería mágico dos veces (en el viaje de ida y de regreso), y que después sería un trineo como cualquier otro. Pues bien, le recalcó Santa Claus a Laurita que no se sentara en el trineo hasta que ella estuviera bien sana, y sobre todo, que sus padres estuvieran de acuerdo con su invitación, porque en el momento de sentarse ella dentro de él, eso sí, bien abrigada (se lo recomendó), un venado se aparecería para llevarla (jalando el trineo) a su mundo .... a ese mundo de fantasía que tanta falta nos hace falta para vivir mejor no sólo a nosotros, los niños, sino también a los adultos, ¿no crees?


MARiSOL






Imágenes sacadas de Bing


La Leyenda del velero

Cuenta la leyenda de un velero que se deja ver pocos días antes de Navidad. Si tienes la suerte de vivir junto al mar aguza tu mirada porque allí va él navegando para llegar a puerto ... al tuyo. Hay personas que lo han visto o muy temprano por la mañana o cuando el sol está por irse a dormir. Por si no sabes, este velero no es visible a simple vista, sino a la vista del corazón; espero que del tuyo también.

Este velero es especial porque en sus velas tiene pintado los colores del Amor, y el mástil, quien es el Espíritu Santo, las sostiene para que no sólo se luzca con grandeza, sino para que este velero enrumbe por la ruta indicada, el de la Fe; espero que de la tuya también.

La leyenda cuenta también que este velero tiene una tripulación que es muy simpática, porque cada una de las personas que la conforman, no sólo cantan hermosas canciones navideñas en casi todos los idiomas, sino que esta tripulación representa a los sentimientos más buenos que deben existir en todo ser humano; espero que sepas de cuáles se tratan y que éstos existan en ti también.  

Yo, si bien no vivo cerca al mar, pero cruzo todos los días las aguas tranquilas  e intranquilas del mar de la vida, he visto anoche a este velero en uno de mis sueños. Lo único que no me gustó, y por este motivo espero volver a soñar con él, es que no paró en mi puerto. El velero pasó muy cerca mío; pude ver a toda la tripulación saludándome alegremente, pero no hicieron esfuerzo alguno por detenerse. Por más que les pedí que anclaran en mi puerto, me dijeron que no era el momento porque la Fe, sobre todo, la mía, no estaba preparada para recibir a su velero. Cuando pregunté por qué, el capitán me dijo a voz en cuello que la fe  no sólo debe tratar de conocer el significado de la vida humana, sino que la fe no se debe racionalizar, sino sentirla en la libertad de querer llegar a Cristo. 
Al escuchar las palabras del capitán, desperté. ¡Cuánta razón tiene! porque  yo estoy todavía muy lejos de Él, y no precisamente del capitán, sino de Dios. 

MARiSOL

Dejo este vídeo con una canción navideña
en inglés sobre tres barcos que traen regalos al niño Dios.