sábado, 28 de febrero de 2015

El espejo de la verdad


Mientras el espejo me devuelve mi imagen interna (aquella que nadie puede ver, sólo yo), yo le hago saber, en un pacto sin sello ni tinta de por medio, que yo soy más que una idea. Y mientras peino mi larga cabellera, trato de darle forma a mis palabras. Esas palabras que son, al fin y al cabo, el conjunto de rasgos acústicos de mis ideas. Pero algo no está bien ...
- ¿Será que disfrazo mis pensamientos? - le pregunto al espejo.
El espejo, después de mirarme largamente, me responde:
- Podrás engañarme, si así lo deseas, pero al final, lo único que sucede es que sólo tú te engañas a ti misma.
- Quizás sólo trato de agradarte - le digo mientras me sigo peinando  mi larga cabellera.
- Yo pienso que, en lugar de sólo arreglarte el cabello delante mío, deberías aprender a arreglar tu corazón - me sugiere el espejo. Tú eres el reflejo de lo que sientes. Y tu corazón me está mirando con tristeza aunque tú le sonrías a medio mundo.
Dejo de peinarme abruptamente. Me miro. Efectivamente el espejo tiene razón. Es un dolor agudo el que empiezo a sentir. Y mientras me toco el pecho (en el lugar donde late mi corazón), una ironía color roja, como el color de mi cabello, es escupida por el espejo. 
La ironía al caer a mis pies, se para y me dice:
- Yo soy esa tristeza que llevas dentro,  esa que no puede llorar pero que sonríe. ¿Quieres que me convierta en una tristeza prolongada o prefieres que yo enferme a tu espíritu a partir de este momento? 
Ahora yo soy la que se para frente al espejo. Me doy cuenta que el espejo me está retando al cambio. Y sin decir una palabra más salgo en busca de la primera peluquería cercana. 

Al salir de la peluquería, después de haberme hecho cortar el cabello largo por uno corto, el pájaro de la tristeza, si bien sobrevoló sobre mi cabeza, no quiso hacer su nido sobre mi cabellera al ver que mis ideas se dejan ver bien claras.  Por fin, ellas ya no llevan más ninguna irónica máscara.

Ya estando en casa al mirarme en el espejo sonreí porque éste me estaba devolviendo la imagen interna que yo deseaba tener desde hacía largo tiempo. 

MARiSOL




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jueves, 26 de febrero de 2015

Los pensamientos de Rodin


Al detenerse Mónica ante El Pensador del escultor francés  y padre de la escultura moderna, François-Auguste-René Rodin, recordó no sólo que originalmente esta pieza fue llamada El poeta, sino que El Pensador, en su origen, buscaba representar a Dante frente a "Las Puertas del Infierno" ya que formaba parte de una comisión del Museo de las Artes Decorativas de París para crear un inmenso portal basado en "La Divina Comedia de Dante". 

Ya cuando Mónica estaba por alejarse de esta famosa escultura, después de haberla contemplado por largo rato, El Pensador la llamó:
- ¡Ey! ¡tú! ¡No te vayas, por favor!
Mónica desconcertada se lo quedó mirando boquiabierta. La escultura tenía vida y le hablaba.
- ¡Libérame de mis pensamientos! - gritó El Pensador. Su voz rasgaba el silencio del alma intranquila de Mónica. ¡No quiero pensar más! Quiero apagar la luz centelleante de éstos porque me están dejando ciego de tanto pensar y pensar en lo mismo. 
- No te entiendo - dijo Mónica. ¿A qué te refieres? ¡Explícate mejor!
El Pensador la vió con ojos vacíos de alegría mientras con voz trémula le dijo que no le hacía bien tener pensamientos obsesivos porque éstos lo estaban matando en vida. Sentía que se encontraba a las puertas del infierno y no quería encontrarse allí, sino todo lo contrario quería alcanzar el cielo ... allí donde se puede pensar con claridad y donde los pensamientos vestidos de colores negativos no tienen cabida.
Mónica tragó saliva. El tema le sonaba conocido. Acaso, ¿El Pensador era su propia voz?
Todo parece indicar que así es. Y mientras yo escucho hablar a los pensamientos de Mónica, pienso que ha llegado el momento de alimentar mi propio espíritu con grandes pensamientos y dejar a las obsesiones dormir para siempre mientras les busco un rincón tranquilo para que me dejen vivir en paz. Hago un pacto con El Pensador a espaldas de Mónica, quizás porque mis pensamientos se han convertido en plegarias, piden por ti, por mí. Y por Mónica, ¿no?
Es que Mónica soy yo. Nosotras sabemos muy bien que no hay peor enemigo que nos pueda hacer más daño que nuestros propios pensamientos, sobre todo, aquellos que llevan el sello de la oscuridad en nuestras pupilas.
El Pensador nos mira y nos pregunta:
- ¿Por qué todos piensan igual y nadie piensa mucho?
Mónica no sabe qué contestar. Está callada. 
Yo vacilo y le digo insegura:
- Quizás porque nuestros pensamientos más importantes son los que se contraponen con nuestros sentimientos. ¿No crees?
- ¡Qué respuesta más extraña! - exclama El Pensador.
Mónica nos mira, a El Pensador y a mí, y luego dice calmadamente:
- Quizás es más interesante pensar que saber. ¿No les parece?
Ahora yo me quedo callada. ¿Quién está usando las palabras no para disfrazar los pensamientos, sino los sentimientos?
Mónica no quiere ser cobarde ni yo tampoco. Ella ni yo podemos renunciar a pensar; seríamos unas idiotas, si no lo hiciéramos. Pero, ¿y qué pasa con las obsesiones? ¿Son buenas o malas? ¿No será que el pensamiento humano es lo que las hace aparecer así?
No sé. Lo único que yo sí sé (y Mónica también) es que si vivo sin pensar, no podría vivir a plenitud aunque mis obsesiones me lleven a no ser coherente del todo, porque las coherencias tontas, son, al fin y al cabo, la obsesión de las mentes despreciables. Pero, ¿hasta qué punto lo somos todos un poco o mucho?
El Pensador concentra su atención en mí y me escruta con su mirada. ¡Cómo me entiende! Él sabe muy bien que los sentimientos obsesivos y la idealización de una persona no nos lleva a ninguna parte. O mejor dicho, nos lleva a las Puertas del Infierno ... allí donde la locura nos enseña los dientes y nos muerde en el alma.
Poco a poco, El Pensador toma conciencia que debe liberarse de las ideas fijas; sobre todo, de aquellas que lo consumen,  paralizan y lastiman, para que sus pensamientos le vuelvan a sonreir a la vida. 
Mónica y yo pensamos de la misma manera mientras contemplamos en silencio a esta estatua antes de alejarnos de ésta.
Y mientras nos despedimos de El Pensador, Rodin ha logrado su propósito, de ponernos a pensar aunque no queramos, porque, al fin y al cabo, nosotros, somos el resultado de lo que pensamos.

MARiSOL




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jueves, 19 de febrero de 2015

El regalo de Napoleón

Cuento de la vida real con una pizca de 10% de fantasía  :-)




Hace ya  unos años atrás cuando me encontraba junto con mi esposo visitando el mausoleo de Napoleón, que es una cripta circular, situado bajo la gran cúpula de la  iglesia de Los Inválidos de París (después de Versalles, el palacio de Los Inválidos es la obra de mayor envergadura iniciada durante el reinado de Luis XIV, el Rey Sol), donde acoge desde 1861 los restos mortales de Napoleón Bonaparte en un impresionante sarcófago el cual contiene seis féretros sucesivos (el más interior es de una lámina de acero recubierta de estaño, el segundo de caoba, el tercero y el cuarto de plomo, el quinto de madera de ébano y el último de roble), me encontré una boina negra (la que te presento en la foto).

Cuando yo la encontré dudé primero si en llevármela o no, pero como no ví que nadie la reclamara me la puse. Me quedaba perfecta. Cuando mi esposo, quien estaba a unos cuantos metros lejos de mí admirando el sarcófago, advirtió que yo no tenía puesta mi gorra, sino una boina, me miró desconcertado.
Luego, cuando él quizo saber dónde yo la había encontrado,  yo le dije sin pensarlo dos veces:
- Por acá cerca. Como Napoleón me pidió que le hiciera el favor de recoger la boina porque a él no le gustaba tenerla allí casi  a sus pies, yo le hice caso. Y él agregó diciéndome que me la podía quedar como souvenir.
Cuando mi esposo me dijo que dejara la boina donde la había encontrado, yo sonriendo le contesté:
- ¡No pienso desobedecer por ningún motivo las órdenes dadas por el Gran Corso!
- ¡No sólo estás chiflada, sino que eres una ladrona! - me refutó mi esposo enojado.
- Yo no lo veo así - le dije un tanto molesta. Como mi esposo me estaba resultando antipático, en ese momento, le dije para que me dejara tranquila que no sólo estaba emocionada de encontrarme ante la tumba de Napoleón, sino que además lo encontraba un hombre muy inteligente y carismático porque escribió historia en la Historia Universal por su gran talento estratégico militar aunque hubiera perdido su última guerra, la de Waterloo.
A lo que mi esposo me contestó:
- A ti nunca te han gustado los hombres bajos.
- Pero con Napoleón hubiera hecho una excepción, cariño - le dije suspirando (intencionalmente) y él resignado con mi respuesta me sugirió de salir del mausoleo para seguir conociendo otros lugares.
A lo que yo le contesté:
- ¡Sí, mi General! ¡Salgamos a conquistar París! 
Mi esposo me sonrió. ¡Ah! una sensación de triunfo se dejó ver coronada sobre mi boina de fieltro.

Por cierto, la boina la sigo usando. Hoy día cuando me la puse, antes de salir a la calle, al mirarme al espejo sonreí  al recordar mi batalla ganada en París.

MARiSOL



Foto mía


Deshojando margaritas




¿Me quiere?, ¿No me quiere?, ¿Mucho?, ¿Poquito?, ¿Nada?, ¿Me quiere? .......

Nancy, una chiquilla de 14 años, se puso a deshojar margaritas mientras en voz alta hacía las clásicas preguntas que muchos de nosotros conocemos. Si bien no se sabe con exactitud el orígen de esta costumbre; sin duda la hemos practicado en algún momento de nuestra juventud para tratar de saber si el enamorado(a) nos quería o no. 

Esta flor se usa porque sus pétalos son fáciles de desprender. No siempre el número de sus pétalos son pares o impares, por lo que hace que la respuesta a nuestra pregunta sea siempre un enigma.

Unos dicen que deshojar margaritas fue una costumbre oriental. Se decía que  cuando un enamorado(a) agarraba un pétalo fresco de una margarita y lo introducía en su bolsillo durante 24 horas y luego, al final, el pétalo seguía fresco, entonces, significaba que en los asuntos del amor le iría muy bien. Pero si el pétalo de la margarita se marchitaba, debía buscar otro amor ya que las cosas no presagiaban buen futuro. Esta costumbre pasó a Europa y, sobre todo, a España, Francia y Portugal con la variante de que la margarita se deshojaba y a cada pétalo que se le arrancaba se decía: "Me quiere", "No me quiere", hasta llegar al último pétalo. Pero yo conozco la otra versión ya mencionada al principio de mi cuento. Bien entro en él ...

Nancy no podía creer que del ramo de margaritas que había comprado prácticamente todas las flores tenían un resultado negativo. Esto significaba que Pablo no la quería. ¡No podía ser! Tan rabiosa estaba que agarró la última margarita que quedaba todavía intacta y cuando ya estaba lista para empezar a deshojarla, la flor gritó furiosa:
- ¡Alto! Antes que me arranques mis pétalos como una necia, quiero decirte algo.
Nancy se quedó boquiabierta. Sus manos temblaban.
- ¡Qué desperdicio el haber comprado un hermoso ramo de margaritas de surtidos colores para alegrar no sólo tu dormitorio, sino tu estado de ánimo, en este triste día invernal, y haberlo maltratado de la manera que lo has hecho! ¿Qué sentido tiene haber deshojado pétalo por pétalo a todas mis amigas?
- Yo guardo la esperanza que contigo la respuesta que yo deseo escuchar sea diferente y con tu último pétalo me salga que Pablo sí me quiere - le dijo algo enervada Nancy.
- Sigo pensando que eres una necia - la desafió la margarita de color naranja - ¿No te das cuenta que es sólo un juego que no tiene ningún sentido? Si tanto quieres saber si tu compañero de clase, Pablo, te quiere, habla con él. O espera a que él de el primer paso. No cambia en nada la situación si me deshojas. Más bien, hagamos un trato.
- ¿Qué clase de trato? - preguntó escéptica Nancy.
- Mira,  como margarita represento la inocencia y mi color naranja combina la energía del rojo y la alegría del amarillo. Mi color expresa entusiasmo, creatividad, felicidad, atracción,  determinación,  éxito,  ánimo y estímulo. Pero, lo que yo te propongo es que me dejes viva hasta el fin de semana y si Pablo hasta esa fecha no te ha dicho que quiere ser tu enamorado, me deshojas - dijo la margarita. Su voz sonaba seria.
- Bien - respondió Nancy. Así que ella buscó un vaso y colocó allí a la margarita. La flor pudo observar con tristeza cuando Nancy se puso a barrer a sus amigas. 

******

El fin de semana llegó. El viernes pasó, lo mismo el sábado y el domingo en la tarde Nancy agarró a la margarita naranja y la deshojó pétalo por pétalo. Estóica fue la flor; ni gritó ni lloró. Al final, salió "No me quiere" igual que como con las otras margaritas. Nancy no lo podía creer. El resultado era catastrófico para ella.

Nancy ya estaba por sumirse en una profunda tristeza cuando sonó su celular. Era Pablo para preguntarle si había podido resolver la tarea de Matemáticas y, de paso, para  preguntarle si quería, al día siguiente, después del colegio, tomar juntos chocolate con churros en la cafetería cercana al colegio.

Cuando Nancy colgó tuvo que pensar en lo que la margarita naranja le había dicho. Y mientras veía como afuera nevaba, se dió cuenta que le hubiera gustado tener no sólo a la margarita naranja, sino a todo el ramo de flores en su dormitorio. Si supiera Pablo lo que ella había hecho... ¡Qué vergüenza! ¡Nunca más deshojaría margaritas!

MARiSOL

 



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martes, 17 de febrero de 2015

El caballo blanco


Desde hace una semana que a Rebeca se le aparece un caballo blanco cuando ella sale a pasear a la playa que tiene cerca de su casa. Se ha dado cuenta que sólo ella lo ve porque ayer, cuando una pareja de ancianos, vecinos suyos, que salieron también como ella a caminar al lado del mar,  la saludaron cordialmente, no vieron al caballo blanco que se encontraba parado al lado de ella.

Rebeca ha pensado que hoy día irá a visitar a una vecina suya, la señora Gabor, quien sólo pocas personas saben lo especial que es ella. Es vidente, pero ella no lee las cartas del Tarot. No. Ella ve con el alma el alma de otras personas. Es así como Rebeca al tocar a la puerta de su vecina, inmediatamente ella la hizo entrar y le hizo saber que la esperaba ya que ayer había visto también al caballo blanco cuando salió a pasear a la playa. Le hizo saber que a prudente distancia había observado como ese animal besó la frente de ella, de Rebeca, y luego como se alejó galopando hacia el mar hasta desaparecer por completo.
- Usted, señora Gabor, también lo ha visto - dijo con voz temblorosa Rebeca.
- Sí - le respondió la anciana y luego le dijo que ella sintió que había un nexo amoroso entre ese animal y ella (Rebeca) pero para  poder saber más, ella necesitaba estar cerca del caballo.
- Podríamos salir juntas a caminar -  sugirió Rebeca.
- ¡Excelente idea! - dijo la anciana y luego le preguntó a Rebeca si el caballo le había dicho o hecho algo más fuera de besarla en la frente.
- Pues, sí - respondió Rebeca y le hizo saber que el primer día cuando se le apareció el caballo blanco con una de sus patas delanteras había dibujado un corazón en la arena y, en los demás días, sólo le había besado la frente y luego desaparecía. 
- Algo quiero saber - le dijo la anciana. ¿Este caballo se te ha aparecido a la misma hora? 
- Sí, a las 8 de la mañana cuando salgo a caminar por media hora antes de irme a trabajar -  le respondió Rebeca.
- Mañana me vienes a buscar  un poco antes de esa hora. Y ven toda vestida de blanco, lo mismo haré yo - respondió la anciana.
- ¿Por qué? - preguntó Rebeca curiosa.
- Mañana lo sabrás. Abrígate bien porque tendremos un poco de frío y nubes pero sin lluvia - repondió la señora Gabor y luego se despidieron.  
Pasaron las horas ... 
Cuando ya se encontraban la vidente y Rebeca caminando a la orilla del mar, ambas vieron como el caballo blanco salía de las profundidades del mar y se acercaba hacia ellas. 
En cuanto el animal estuvo delante de ellas, fué la anciana quien se puso entre Rebeca y el caballo y al animal le dijo:
- Tu mirada delata mucha tristeza. ¡Déjame tocarte! Sólo así podré leer tus pensamientos.
El caballo se acercó más. Y sin poner ninguna resistencia se dejó acariciar por la señora Gabor. Luego, después de un rato, ella tocando el pecho del animal, le dijo a Rebeca:
- No es ningún espíritu el que tienes delante tuyo. Este animal se ha escapado de los sueños de la persona que te extraña y añora. Su amor es auténtico. Es más que seguro que esta persona vive en otro continente y ahora allá es de madrugada. 
Al escuchar lo que la anciana vidente le dijo a Rebeca, el caballo dió un par de pasos para atrás y relinchó mientras movía la cabeza de arriba hacia abajo en señal de aprobación.
Rebeca, después de escuchar a su vecina y ver la reacción del animal, se acercó a éste y lo abrazó. Al oído ella le pidió que regresara al sueño de donde había salido para hacerle saber a Vicente que ella no se había olvidado de él y que le deseaba todo lo mejor aunque sus caminos de vida fueran completamente diferentes.
Cuando terminó de hablar Rebeca y ver junto con su vecina como se alejaba el caballo blanco en dirección al mar, el vestido de lana de Rebeca se tiñó de rojo y su larga chaqueta blanca también mientras que la chompa, pantalón y poncho de la señora Gabor se tiñeron de negro.
Al quedarse ya las dos solas, la anciana tomó la palabra y le dijo:
- Rebeca, él no te quiere, te ama. No lo olvides nunca. Sus motivos tiene para no volver a ti, por el momento, pero ¡qué hermoso es saber que alguien te piense siempre y que en sus sueños pueda encontrarse contigo para demostrarte su amor!
- ¿Y por qué las vestimentas de Usted son  negras y no se han teñido de rojo como las mías? - le preguntó Rebeca a su vecina.
-  Porque él me ha hecho entender que tiene muchos problemas y que ni tú ni yo lo podemos ayudar. Por este motivo él no te quiere involucrar en ellos porque la magia entre ustedes dos se terminaría rompiendo en mil pedazos al caer sobre el suelo de la realidad - contestó la señora Gabor. 
- ¿Y por qué Vicente se presenta como un caballo y no como una gaviota, por ejemplo? - preguntó Rebeca curiosa.
- Seguramente él se identifica más con la figura del caballo porque representa poder, nobleza, fuerza, coraje, trabajo y libertad mientras la gaviota transmite sólo la sensación de libertad cuando se pierde sobre el horizonte marino, o porque representa a la compañera habitual  de los que se inspiran a orillas  de la playa. Y Vicente no es un compañero habitual, Rebeca. Justamente él le teme a la cotidianidad ... - respondió la señora Gabor. Más no quería hablar sobre él.
- ¿Por qué se ha hecho presente Vicente ahora y no antes? - preguntó Rebeca desconcertada.
La señora Gabor sonriendo le dijo:
- Pues, porque desde hace un par de meses que vives junto con tu esposo frente al mar. Antes viviste con él y tus cuatro hijos, por muchos años, en pleno centro de la ciudad. Un lugar no propicio para esta clase de encuentros. Luego ella se despidió y regresó a su casa.
Rebeca continuó caminando ... Durante dos días más se le apareció el caballo blanco y luego ya no más. Pero no se puso triste porque su vecina vidente le dijo que el caballo blanco regresaría a la misma playa en poco tiempo.

*******
Sé por mi madre que, por el momento, Vicente ha cambiado de continente; está en el nuestro, y se levanta a la misma hora o más temprano que mi amiga Rebeca. A ella yo le he sugerido que se haga un tatuaje de una cabeza de caballo  en un brazo, pero ella no quiere. Más bien, ella ha colgado un pequeño pero hermoso cuadro de un caballo blanco corriendo a la orilla del mar en su oficina.
Antes de terminar, quiero presentarme. Soy Irma,  abogada como Rebeca. Trabajamos juntas en un estudio grande de abogados, y por mí ella se enteró de la venta de la casa, donde ahora ella vive con su esposo. Si bien Rebeca sabe que yo soy hija de su vecina vidente, no sabe y menos su esposo, porque él no cree ni en poderes mágicos ni en cartas del Tarot, que yo soy vidente igual que mi madre. En realidad, somos más que videntes.... Bien, pero no quiero irme por las ramas ... Mi madre me ha comentado ayer por teléfono que el caballo blanco vendrá, cuando sea el momento indicado, a encontrarse personalmente con Rebeca, pero vendrá con su vestimenta de ser humano ...  esa vestimenta que llevamos todos puesta desde que nacemos. Unos, con esta vestimenta encuentran la respuesta de quiénes son y por qué viven, otros no aunque ésta sea de oro. Pero a mí esto me tiene sin cuidado. Yo, por mi lado, sé lo que quiero: seguir trabajando como abogada y disfrutar de mi vida de soltera. Y de Rebeca te puedo contar que  está jugando con la idea de no trabajar más como abogada, sino de dedicarse a pintar cuadros y venderlos. No lo hace nada mal. Pero yo no quiero hablar del sentido de la vida de ninguna de las dos, sino, más bien, quiero contarte, querido lector, que a mí lo que más me ha  impresionado, después de haber hablado con mi madre, es la fuerza del amor existente entre Vicente y Rebeca después de más de tres décadas sin verse. Estos dos corazones tienen poderosas razones que tanto mi madre como yo logramos comprender porque entendemos su lenguaje... ese lenguaje que no entiende ni de distancias ni de tiempos. Ese lenguaje, del amor constante y puro, habla por sí solo a través de la figura del caballo blanco de Vicente y del cuadro pintado por Rebeca.


MARiSOL 

 


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domingo, 15 de febrero de 2015

El viaje de Jorge

 

Unos dicen que Jorge ya nunca más volverá, otros, que en cualquier momento regresa cuando él haya superado su dolor. Yo, la verdad, que no sé qué pensar; creo que mi amigo Jorge se ha ido muy lejos .... a ese lugar donde ni tú ni yo aún no hemos logrado llegar porque no queremos; pero ¡quién sabe! si nos esforzamos un poco podemos darle allí el encuentro. La verdad que yo no sé si realmente quiera dar este paso y mi razón me diga que la condición mía sería tener billete de ida y vuelta.  

A la larga, cada uno es dueño de su propio destino y Jorge ha decidido que no sólo el viaje que ha realizado es el último, sino que él no quiere que nadie le dé el alcance, allí donde él se encuentra, por más que su familia y amigos deseemos lo contrario.

Me pregunto si Jorge será capaz, algún día, de reconocer la tristeza que le rodea, porque si así fuera, entonces él podría ser capaz de identificar sus flaquezas y su incapacidad de razonar correctamente. Pero, ¿qué pasaría si Jorge decidió, a propósito, volverse loco para no tener que sufrir?

Pues bien, pienso que muchos de nosotros nos hemos encontrado, más de una vez, en la frontera entre la locura y cordura. Cuando entre estos dos países limítrofes podemos entrar y salir sin  ninguna dificultad, no hay problema. Pero Jorge ni puede ni quiere. ¿No será que su locura es más sublime que su propia inteligencia? Pero yo esta pregunta no se la puedo hacer no sólo porque él se encuentre muy lejos de mí, sino porque está muy ocupado en no reincorporarse a la realidad ya que él vive feliz dentro de su fantasía. Y su propósito es de quedarse en ella para siempre porque allí su esposa se encuentra ya que en el mundo real ella no está más entre nosotros. El viaje que ella hizo, hace un año atrás, es distinto al viaje que ha hecho su esposo, mejor dicho, su viudo. Creo que es mejor no forzar el regreso de Jorge a la realidad, sobre todo, cuando ésta le duele mucho.


MARiSOL







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miércoles, 11 de febrero de 2015

La maleta viajera

 

Cuando uno sale de viaje escoge la maleta que ha de llevar. Si uno tiene planes de estar fuera muchos días, la maleta será grande y si uno tiene planes de encontrarse fuera de casa sólo unos pocos días, la maleta será chica.

Rosalba, hoy día, se encuentra muy lejos de casa con su maleta de turista, esa maleta que pide ser alimentada, pero sólo un poco, con regalos y souvenirs para su familia y amigos. Si bien para todos ellos tendrá un detallito para llevar, Rosalba no piensa comprarse nada al menos que vea algo que realmente le guste y esté al alcance de su bolsillo. Realmente Rosalba ya no le da más importancia a las pertenencias, a lo material. Y es que un viaje significa más que ir de compras ...

Su maleta al leerle la mente sonrió porque ella sabe que con Rosalba no pesará más de 23 kilos. Su amiga viajera, si bien, al salir de su país se llevó lo indispensable, al regreso llegará con un poco más de peso, pero no excesivo. Llegará, más bien, cargada de eso otro que no tiene peso, pero que sí pesa en la balanza de los recuerdos ... esos recuerdos que nos hacen disfrutar de la vida por partida doble, que nos hacen sentir nuestra soledad más profunda, más intensa, que nos perfuman el alma cuando rememoramos lo vivido en cada viaje, sobre todo, si se trata de agradables momentos vividos ya sea a solas o en compañía. Es más, Rosalba sabe, desde hace tiempo, que los viajes no son lo que vemos, sino lo que somos, quiénes somos. Y es que en cada viaje nos descubrimos y redescubrimos parte de nuestra personalidad. Nos ayuda a superar miedos, nos enseña a ser tolerantes, nos educa, sobre todo, porque no se trata de conocer un nuevo país, sino se trata de entender a su pueblo aunque no entendamos su idioma y costumbres.

La maleta no tiene necesidad de hacerle saber a Rosalba que cada viaje es una nueva vida; ella bien sabe que en cada viaje nacemos y crecemos, pero, también se muere, al dejar el país visitado, sobre todo, cuando no sabemos si lo volveremos a visitar de nuevo aunque los recuerdos y experiencias hechas queden viviendo por siempre dentro de nosotros ... hasta el último día. Por este motivo, Rosalba disfruta de su viaje porque sabe que la vida es sólo un momento y, al final, no hay maleta que llevemos hacia ese otro país (más allá de todo océano y de todo cielo) que nos sirva, porque allí llegaremos con lo que tenemos puesto: con nuestro espíritu.


MARiSOL
 



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viernes, 6 de febrero de 2015

Jugando con mi destino


Al destino lo veo como una pelota de fútbol que va rodando dentro de mis tres tiempos para hacerme saber que él no reina sobre mi mundo sin la complicidad secreta de mi instinto y voluntad. Es más, mi destino me pide que aprenda a no suplicar, sino que aprenda, más bien, a actuar y a hacer mis propios milagros sin esperar ni recompensas ni  aplausos. También me hace ver que yo nunca mire de dónde yo vengo, sino que tenga la mirada bien apuntada hacia adónde yo voy; sobre todo, con la meta de rodar como él, como una pelota de fútbol. Esto me lo dice con la mejor intención de hacerme saber que yo no soy dueña de mi destino, pero que si juego con entusiasmo, fe y alegría puedo hacer muchos goles en mi vida.

Alicia sabe que si bien ella no sabe jugar al fútbol, sí entiende este juego y también le gusta ver un buen partido. Ella me ha hecho ver que no quiere olvidar su propio juego de vida porque sobre la cancha de ésta está haciendo rodar su propia pelota desde hace muchos años. Unas veces bien, otras regular y otras mal. Pero su pelota sigue rodando. Y esto es lo que cuenta.

Después de escuchar a Alicia, lo único que le digo es que yo la apoyo y que cuando ella me necesite estaré en el estadio de su vida alentándola para que ella siga avanzando sin mirar hacia atrás, sino hacia adelante, hacia el arco ... hacia ese arco donde habitan sus mejores sentimientos para tratar de ser feliz aunque pierda, algunas veces, su propio partido de fútbol. Por suerte, sólo algunas veces. ¡Goool!

MARiSOL



 



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lunes, 2 de febrero de 2015

El canto de las grúas

 


Desde hace tres meses que al frente de mi casa se están construyendo cuatro edificios de tres pisos cada uno; en el areal donde se les están levantando hay dos grúas gigantes que empiezan a ser manejadas desde las 6 a.m. hasta las 6 p.m. Lo curioso de estas dos máquinas es que en cuanto las ponen a funcionar se ponen a cantar. Cantan tres veces al día: temprano por la mañana, al mediodía y pocos minutos antes que las apaguen. Estas dos grúas se encargan de animar  no sólo  a los obreros  de esta contrucción ... Hasta ahora nadie del barrio se ha quejado porque tienen buenas voces, unas veces, canta una, luego la otra, o sino a dúo. Normalmente son canciones alemanas, ya que estas grúas son "made in Germany", pero también hay canciones turcas y polacas dentro de su amplio repertorio, porque estas son las nacionalidades de los obreros que allí trabajan, a parte de los obreros alemanes. No sé si algún otro vecino mío extrañe la presencia de estas grúas cuando ya no estén más allí, pero yo sí porque no sólo he aprendido a través de ellas nuevas canciones, sino como anciana inválida que soy y a la que le gusta mucho cantar, me brindan mucha alegría estas dos grúas. Por suerte ellas dos se quedarán tres meses más hasta cuando se terminen de construir los edificios vecinos.

MARiSOL 





Foto mía