lunes, 16 de diciembre de 2019

Mi Universo





El Universo con toda su gran solemnidad y misteriosa hermosura se convierte en un reverendo caos para toda aquella persona sin fe. Me pregunto si mi fe  la tengo actualizada. La verdad que insegura estoy. Y mientras la busco dentro de mí, yo trato de adivinar el significado que guarda esta palabra de dos letras. 

Y mientras me pregunto si mi fe la tengo bien cimentada,  el Universo, ése que es sino el vasto símbolo de Dios (mucho más  grande que mi propio universo), me pide que baile no sólo sin temor al ritmo de esa combinación mágica de sonidos, voces o palabras y silencios que lo habitan desde tiempos inmemoriables, sino que me pide igualmente que baile al ritmo de mi propia esperanza porque ella, sin lugar a dudas, es un estimulante vital muy superior a la suerte. 

Es así que mientras la combinación mágica de sonidos, voces, palabras y silencios del Universo me invitan a bailar, todos ellos me hacen ver que la felicidad humana generalmente no se logra con golpes de suerte, sino con todas esas pequeñas cosas que ocurren todos los días. Es más, el Universo me recalca que si yo deseo la felicidad en los demás, debo aprender a ser compasivo. Y mientras seguimos bailando, la fe (ese valor espiritual de todo ser humano que acompaña nuestros ideales y da confianza para la realización de grandes empresas) ha llegado a mi lado también bailando mientras el ritmo de mi corazón se acelera al advertir su presencia. ¡La FE ha llegado a buscarme! ¡Qué bella que es! Pero, ¿debo creeer en ella?

El Universo al leer mis pensamientos me dijo:
- Es cierto que la fe y la razón son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto o de compatibilidad. Pero no te olvides que la fe no sólo es un don, sino es también una virtud igual que la esperanza y la caridad. 

Es así como me ví envuelta bailando no sólo con la Fe, Esperanza y Caridad, sino también llegaron a mi lado la Vida, la Felicidad, la Confianza, la Inteligencia, la Voluntad, la Verdad, la Credibilidad, la Evidencia y hasta la mismísima Razón. Estas palabras no sólo eran bellas y etéreas, sino que que me hicieron ver, mientras bailaban dentro de mi alma, que yo soy un pedazo del universo hecho vida. ¿Y sabes por qué, querido lector? Pues, porque existe al menos un rincón del universo que, con toda seguridad, yo puedo mejorar, y es si soy yo misma, mejor. 

Y antes de terminar, quiero agregar algo más: 
Si yo soy perseverante al igual que la Fe, entonces, avanzaré en el camino de mi propia vida mientras bailo también acompañada al ritmo de alguien que no puedo dejar de lado y es de mi querido ¡Amor! ¿Y sabes por qué, querido lector? Porque el amor es una fuente inagotable de profundas reflexiones, tan profundas como la eternidad, tan altas como el cielo y tan grandiosas como el mismo universo.

MARiSOL