martes, 12 de enero de 2016

Buscando la felicidad



Anoche ví como se columpiaba Anita, una niña de diez años, mientras conversaba con la luna sobre la "Felicidad". Y como tan complacida quedé sobre la conversación sostenida entre las dos, comparto contigo, querido lector, de lo que mis ojos y oídos fueron testigos.

Empiezo ... Como la noche se presentaba templada y no era tarde, Anita salió al jardín, después de pedirle permiso a su mamá, para salir un rato a columpiarse. Al estar Anita ya afuera sentada sobre su columpio y mirar a la luna, la luna le preguntó el motivo de tanta tristeza en su mirada a lo que Alicia le dijo que si bien su padre había muerto hacía más de tres meses, ella lo seguía extrañando mucho y no sabía si podría alguna vez poder levantar cabeza.

Pues bien, aquí te hago saber como ví y escuché este diálogo sostenido entre Alicia y la luna:

- Querida luna, necesito de tus consejos. Quiero columpiarme con tu ayuda para olvidarme de mis tristezas, de una vez por todas, y entregarme simplemente al hecho de querer ser feliz, ¿Cómo puedo conseguirlo? Quiero ayudar a mi mamá, ¿sabes?

La luna mirándola con sus ojos bondadosos, le dijo  dulcemente:

- Lamento la muerte de tu padre, Anita. Yo no creo que él quiera verte siempre triste. Lo importante es que te mantengas en movimiento - le hizo saber a Anita y continuó hablando - porque si no haces nada por obtenerla, nada sucederá. Ella, la felicidad, se mantendrá sólo escondida de ti. Pero ¡ojo! no estés a la espera de la gran felicidad, porque ésta no existe.

- ¿Cómo? No te entiendo - le respondió Anita confundida.

- Es muy sencillo, mi niña. Disfruta de las pequeñas alegrías como ésta. De columpiarte mientras conversas conmigo. ¿Sientes a la felicidad en este momento dentro de tu corazón?

- ¡Sí! - le dijo sonriendo Anita a la luna. ¿Cómo era posible?

- Me alegro que la sientas dentro de ti. La felicidad, en realidad, es una certeza que descansa en tu propia autoestima y en que te sientas bien contigo misma, sobre todo en paz, ¿sabes? - le dijo la luna.

- ¿Qué quieres decir? - le preguntó Anita.

- Pues, si estás a gusto contigo misma, entonces eres feliz - le contestó la luna y continuó hablando - No hay cosa más bonita que sacar a la luz tu imagen positiva. Ésa que vive en tu mundo interior. Si la dejas salir, derramas luz, la tuya, sobre ti misma y sobre los demás, en especial a tu madre, que tanto la necesita en este momento. 
 
Y mientras Anita sonreía complacida, la luna le hizo saber que la felicidad es una lucha constante y que no debe nunca de olvidarse que en el camino de la vida, ella se encontrará con muchos obstáculos que la harán caer, pero lo importante es que uno se vuelva a parar. Además, la luna le hizo hincapié sobre la capacidad de resilencia (de Anita) que tiene.

- ¿Resilencia? No entiendo esta palabra - le respondió Anita ya que no conocía el significado de esta palabra. Nunca antes la había escuchado ni leído.

La luna le dijo que su propia felicidad depende de su capacidad para enfrentarse con éxito a todo tipo de adversidades desde los contratiempos cotidianos hasta los infortunios a los que uno esté expuesto a lo largo de la vida como, por ejemplo, la muerte de un ser querido como la de su padre, la enfermedad grave de una amiguita suya de colegio, la ruptura sentimental entre los vecinos de al lado o la pérdida de trabajo de una buena amiga de su madre. La luna le hizo saber que también la felicidad depende de la fuerza que uno tenga para superar un desastre natural....

- ¿Cómo cuál? - le preguntó Anita interrumpiéndola.

- Pues, un terremoto, una inundación, un huracán o un fuego y que cualquiera de éstos destruya tu casa. 

- Mmmm... - fué la respuesta de Anita. Estaba pensativa.

- Y para terminar la lista de problemas a los que uno está expuesto en la vida - le dijo la luna - también, p.e., cuando uno ha sido víctima de un hecho traumático.

- ¡Dáme un ejemplo! - le dijo impaciente Anita. 

- Ser víctima de un abuso sexual o ser víctima de .... - le dijo la luna, pero Anita no la dejó hablar. La vida presentaba esa cara oscura que a ella no le gustaba, pero a la que tendría que enfrentarse tarde o temprano. Lo único que salió de boca de Anita fué un asustado grito diciendo ¡Basta! 

La luna había ido demasiado lejos, pensé yo. Pero era mejor que estuviera advertida. Espero que esto último nunca le suceda a mi querida Anita.

- Perdona, Anita - le dijo la luna. Pero tu felicidad depende de tu capacidad de resistencia ante las diversas adversidades.

- Es verdad - le respondió Anita. Tú ya me has explicado que la Felicidad es una lucha constante, ya más tranquila.

- ¿Sabes de dónde viene el término "resilencia"? - le preguntó la luna a Anita.

- No - le contestó Anita curiosa. 


- Del Latín "resilire", que podría traducirse como “rebotar”. En el campo de la Física indica la capacidad de un material para recobrar su forma original tras ser sometido a altas presiones. Y en el campo de la Ingeniería tiene su aplicación, por la cantidad de energía que es capaz de absorber un material antes de su deformación irreversible.

- Me alegro de aprender cosas nuevas a tu lado - le dijo Anita agradecida a la luna y ya más tranquila.

La luna, antes de pedirle a Anita que entrara a su casa, terminó diciéndole las siguientes palabras:
- Si bien "Aprender" forma parte de las pequeñas alegrías que te ofrece la vida, la más grande de todas es aprender a ser feliz. Ésta es una tarea difícil, pero no imposible. ¡Esfuérzate por ser feliz, mi niña! ¡Ahora y siempre! 

En cuanto Anita se bajó de su columpio y se despidió de su amiga, la luna, entró a su casa, y ya estando adentro abrazó fuertemente a su mamá y entre lágrimas le dijo:
- ¡De ahora en adelante quiero ser feliz! 

Su mamá, entre lágrimas, le dijo que ella también haría lo mismo. Ambas se apoyarían. 

Te preguntarás quién soy yo. Nada menos que la Felicidad. Me alegro mucho de verlas a los dos bien unidas. Y es que uno sólo me encuentra  amando. Me explico: porque sólo amando de manera desinteresada encuentras en la felicidad de un ser querido,  sea pariente o amig@, tu propia felicidad.


MARiSOL 


 

Dejo este vídeo musical,
originalmente es cantado en italiano,
pero acá, lo puedes escuchar en español.


Imagen sacada de Bing