miércoles, 6 de marzo de 2019

Huellas







El Destino no estaba bromeando; hablaba en serio cuando encontró a Iris mirándose hacia adentro ... en ese lugar donde sólo él y ella pueden encontrarse a escondidas como dos buenos amantes. Después de abrazarse los dos, Iris se miró a los pies y se dijo que sus mejores huellas que ha dejado, hasta ahora, son aquellas que han dejado marcas de alegría y esperanza en el corazón de otros. 

No sé si el tuyo se dé por enterado y le dé la razón al Destino. Pero, en caso tus pisadas sean igual de reales que las huellas de tus sueños, entonces, me podrás entender, o mejor dicho, podrás descifrar, sin querer o a propósito, las huellas dejadas de tu existencia sobre el camino recorrido no sólo de tu vida, sino sobre de la de otros.

Iris se miró a los pies; se les veía agotados de haber caminado miles de kilómetros desde el mismo día que aprendió a dar sus primeros pasos. Esos pasos, primero, inseguros, y luego, que con el tiempo comenzaron a transformarse en huellas decididas y fuertes, pero también, algunas veces, débiles. Y es que cuando las fuerzas le fallaban sus huellas se veían borrosas. 

Sé también que cuando las huellas de Iris se vuelven retraídas o desconfiadas es cuando le hacen daño dejándole así huellas profundamente tristes en su corazón. Y es que a Iris no le gusta que la traten mal. Ni a ella ni a cualquiera.

Quizás éste es el momento de vernos a los pies para saber concretamente si éstos nos piden hacer un alto en el camino de nuestras vidas. Y si nos piden también mirar hacia atrás para saber con claridad el color de huellas que nosotros hemos dejado y seguimos dejando no solamente en el corazón de otros, sino en el nuestro también, hay, pues, que tomarlos en serio.

¡Cuánto camino ha recorrido Iris! Y es que la vida de ella como la de cada uno de nosotros es, en realidad, un camino, hacia nosotros mismos.  Ella nunca se da por vencida (se lo tiene prohibido). Iris prefiere cojear por su camino de vida que avanzar a grandes pasos fuera de él. Yo procuro hacer lo mismo. ¿Y tú, querido lector?



MARiSOL