sábado, 23 de marzo de 2024

¡Te quiero Mafalda!

 ¿En qué momento dijo Mafalda: "Paren el mundo que me quiero bajar"? Pues, en ninguno. Para tu información, querido lector, Quino (Joaquín Salvador Lavado Tejón) se encargó de aclarar que su personaje nunca dijo esta frase, sobre todo, porque lo único que ella quiere es que el mundo mejore. Así que esta frase es sólo un mito urbano. Más bien, Quino (1932-2020) hizo que a través de él Mafalda no sólo hiciera críticas tenaces a la injusticia social, sino también hizo agudas observaciones de la vida cotidiana.

Sin embargo, en 1966 se estrenó la película "Stop the world, I want to get off" (una comedia musical británica de Philip Saville). Es una historia ambientada en un circo y su personaje Littlechap cada vez que sucedía algo insatisfactorio, gritaba: "¡Paren el mundo!" mientras él se dirigía a la audiencia. Pues bien, yo me dirijo a ti, querido lector, porque no pienso que sólo yo quiero que se pare el mundo así como está. Aunque es bien sabido que siempre, desde que existe la humanidad sobre la faz de la Tierra, han habido y siguen aún habiendo, muchísimos conflictos bélicos a menor o mayor escala alrededor de todo el mundo. La verdad que la humanidad es tonta de capirote para desear la guerra y no la paz, pues, en la paz son los hijos los que llevan a sus padres a la tumba y en la guerra son los padres quienes llevan a sus hijos a la tumba.

¿Será cierto que el mundo es una comedia para los que piensan y una tragedia para los que sienten? La verdad que ya no sé qué pensar. Para mí, el mundo se está convirtiendo en una caverna como la de Platón puesto que, finalmente, miramos imágenes creyendo que son la realidad que nos pintan otros. O mejor dicho, que nos dictan otros. 

Ciertamente que el mundo real es mucho más pequeño que el mundo de la fantasía. Sin embargo, la película "Oppenheimer" basada en hechos reales, nos da a entender que la bomba atómica sí existe y que el mundo se va derechito al infierno, por no decir, al carajo, y lo único posible es que intentemos prevenir que sea así. Pero, ¿realmente podríamos? Tarea difícil porque no se puede construir un mundo mejor sin mejorar a las personas, sobre todo, a los que gobiernan nuestro planeta desde distintos países. 

¡Ay! Cuando yo tenía veinte años, creía haber resuelto el enigma del mundo, a los treinta reflexionaba sobre él y a partir de los cuarenta descubrí que es insoluble. Y por tal motivo y desde entonces construyo mi propio mundo. Tal vez porque éste nace en nosotros mismos. Trato que en mi mundo crezcan flores y no sólo espinas. Quizá porque llevo en mi mundo que florece todos los mundos que han fracasado y siguen fracasando hasta la actualidad. Me sobrepongo ante las noticias ya que me sobrecogen. Siento, por momentos, que me ahogo. Sobrevivo lo mejor que puedo. Soy egoísta al crear mi propio mundo. Lo desafío de esta manera. Quizás es mi optimismo el que encara al futuro así éste esté desde ya hecho pedazos.  

Pero, ¿será cierto que intento, desafío, persisto, persevero y soy fiel a mí misma? Mmm... peleo a mi manera a brazo partido con mi destino. O acaso,   ¿con el destino de la humanidad? Hoy, más que nunca, me identifico con Mafalda. Ella no quiere, dejar este mundo, pero sí mejorarlo alzando su voz. 

Como no es nada nuevo lo que acá digo, por un momento, desearía ser sólo un personaje de ficción, como Mafalda. Me gustaría existir sólo sobre el papel y como el papel lo aguanta todo, pues, igual como ella me gustaría hacerte muchas preguntas, querido lector, así te irriten o te causen malestar. Y es que esta pequeña rebelde (lo único que tengo yo es la estatura mas no su sabiduría) se cuestiona los temas universales y comparte sus reflexiones sobre este mundo que está enfermo. 

Finalmente, la pregunta que Mafalda siempre se hace es ¿por qué los hombres están siempre en guerra? Por este motivo, ella hace cuanto puede por socorrerlo con sus discursos a favor de la paz mundial. Y tu discurso, querido lector, ¿cuál es?

MARiSOL

 

lunes, 4 de marzo de 2024

La voz de la caracola

 

 

Ring, Ring, Ring.... La llamada parecía urgente. ¿No sería acaso una llamada de atención o era, tal vez, una señal que el universo me enviaba? Yo diría que eran ambas en una sola. Contesté.

- ¡Alo! ¿Quién habla? - le pregunté desconcertada a una caracola que encontré, sin querer (¿o fue a propósito?) en una playa perdida entre mis recuerdos.

- Soy yo, tu alma de niña - me respondió la caracola y continuó hablando - Vengo de muy lejos, de un pasado ya inexistente, pero que sigue viviendo, aunque no quieras, en la memoria de tu corazón. Hoy regreso a ti para recordarte de donde vienes y hacia donde te debes dirigir para reencontrarte contigo misma y para que no te olvides nunca de tus raíces, de la tierra que te vió nacer. Podrás hacer pausas y/o paréntesis en tu vida, donde quieras que te encuentres, pero a mi siempre regresarás. ¿Y sabes por qué? Porque soy yo quien te ayuda, finalmente, a reafirmarte en tus deseos, a saber quien eres realmente y también a reconciliarte con tu pasado para hacer más bella tu vida.

En este preciso momento quisiera hablarle a la caracola pero no puedo. Y es que siento un gran cansancio. ¡Ay! Mi lengua no solo está trabada, sino que tengo un nudo en la garganta. Por suerte, mis ojos están ahora sin lluvia. Será por el cansancio que no sólo siento en el cuerpo...

Mientras la caracola me mira, me dice que mi cansancio se debe al peso de las impresiones vividas. Han sido tantas, tan hermosas y hasta mágicas que por este motivo debo primero procesarlas. No sé si sea necesario porque las fotos hablan por sí solas. Todas ellas me sonríen con mucho cariño.

 Despierto asombrada que mi sueño no fue un sueño. Constato que la  realidad superó a mi fantasía. Y cuando soy consciente de esto, soy feliz. 

MARISOL