lunes, 22 de febrero de 2016

El pequeño Conde Drácula

(Cuento de la vida real)

 

Después de haber visitado a una querida amiga en un hospital, me fuí a tomar un café a una cafetería. Estando ya allí ocupé una mesa cercana a otra donde se encontraba una señora con su hijo de unos ocho años, creo yo. Pues bien, mientras esperaba a que me atendieran, escuché que el niño (quien me daba la espalda) le decía a su madre: "¡Dáme mis dientes! Los tienes en tu cartera". Al escuchar esta frase busqué la mirada de la madre. Ella me sonrió entre avergonzada y tímida. Yo le devolví la sonrisa. Estaba a la espera de lo que vendría. No pasó ni un minuto, después que la señora le diera a su hijo  los dientes que él pedía, cuando se volteó el niño con la intención de asustarme. Los dientes de plástico eran largos como los del conde Drácula. Al cruzarse nuestras miradas, la del niño y la mía, le pregunté si debía sentir miedo ante él. A lo que el chico me dijo que sí. Pegué un grito haciéndome la asustada. El niño estaba tan contento que se me acercó mostrándome de cerca sus dientes postizos largos y afilados. Luego después salió de la cafetería porque quería asustar a otra gente. Al ratito el niño regresó y le pregunté si había tenido éxito. Al decirme que no, le aconsejé que para la próxima vez se colocara una capa negra. El niño me sonrió; mi idea le había gustado.  Poco después, antes de dejar la cafetería con su madre, el niño se me volvió acercar, pero esta vez para estamparme un beso en una de mis mejillas. Este niño desconocido me proporcionó con sus dientes "draculines" no sólo la mejor sonrisa del día, sino un cariño desinteresado. Él no pedía nada a cambio, sólo que alguien (fuí yo) le prestara atención a sus dientes de plástico. Definitivamente que este pequeño Conde Drácula me robó el corazón.

MARiSOL






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jueves, 18 de febrero de 2016

El telescopio de Lucy




http://www.gwoltal.myfastmail.com/files/Telescope  

El día que Lucy cumplió doce años, su padre (profesor universitario de Física y Matemáticas) le regaló un telescopio ya que a ella desde hace tres años se interesa por lo que pasa allá arriba. Es así, como Lucy aprendió que la estrella más cercana a la Tierra, que se encuentra a sólo ciento cincuenta millones de kilómetros, es el Sol. Ella también sabe que la luz solar llega a la Tierra en ocho minutos. Yo, no lo sabía. Ahora sí.

Pues bien, Lucy también puede explicar claramente por qué a la luna se le ve siempre la misma cara. Y es porque la gravedad de la Tierra ve frenada la velocidad de rotación de la luna. También puede explicar qué  es lo que provoca las auroras Boreal y Austral (se producen por la acción de las partículas de alta energía que llegan a la atmósfera provenientes del Sol y al acercarse a nuestro planeta estas partículas interaccionan con el campo magnético terrestre, el cual las canaliza hacia los polos magnéticos norte y sur). Y si alguien le pregunta a Lucy cuáles son los telescopios más grandes del mundo, su respuesta rápida y precisa es: "Si bien los telescopios Kech I y II, ubicados en Mauna, Hawai son los más grandes del mundo, existen otros potentes telescopios que funcionan las veinticuatro horas del día en distintos puntos del planeta y observan el universo."

Mientras Lucy se dejaba explicar por su padre el funcionamiento de su telescopio, ella se maravilla al pensar como desde hace cuatrocientos años que el ser humano (impulsado por las ideas de Galileo Galilei) ha ido profundizando sus conocimientos en el área de la Astronomía. Sin lugar a dudas, el regalo que le ha hecho su padre no había podido ser mejor. Lucy abrazó a su padre agradecida y feliz de contar con su propio telescopio.

El padre de Lucy, antes de salir de la habitación de su hija, le dijo estas palabras: "Lucy, con el tiempo aprenderás que la magia no consiste en observar solamente los astros, sino también en observar el tuyo propio. Es más, nunca olvides que el universo no te pide ni credenciales ni títulos. Ni tampoco le interesa en saber si eres musulmana, judía o cristiana, si eres blanca o negra, si eres rica o pobre, o si eres culta o ignorante. Lo que realmente importa en la Astronomía es buscar el origen cósmico dejando de lado las fronteras, razas, culturas y religiones. Y ahora sí, mi niña, disfruta de tu telescopio y cúidalo mucho".

Lucy se tiró nuevamente a los brazos de su padre y lo llenó de besos. Adoraba a su padre porque sabía que sus palabras podían ser también las de su propia madre, quien desde hae tres años vive columpiándose de una estrella. Quizás por este motivo, a Lucy le interesa el universo, sobre todo, el de las estrellas... para sentirse así más cerca de su madre cuando se encuentra a solas con su telescopio.



 MARiSOL





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sábado, 13 de febrero de 2016

En algún rincón del universo

 

- ¿Será posible que yo misma pueda crear milagros en mi vida? - le pregunté a mi mejor amiga, Lucía, mientras nos tomábamos unas copas de vino en su casa ayer por la noche.

- No lo sé, - me contestó mi amiga pero me imagino que todos tenemos una capacidad no desarrollada y quizás sí sea posibe poder crearlos. O a lo mejor hay una fuerza invisible y misteriosa a nuestro lado que nos quiere ayudar, pero no la vemos por estar ciegos.

- ¿Acaso no hay un terreno inexplorado por la mayoría de nosotros? - le pregunté a mi amiga y luego seguí hablando - Quizás hay otra dimensión que no tiene nada que ver con la Lógica, ¿sabes? ¿No te has puesto a pensar que tanto los  sueños como sentimientos y hasta los mismos pensamientos no los podemos tocar pero sabes que éstos existen, así como el alma y que todos ellos viven en nuestro universo interno llamado mente? 

- La idea me fascina, Raquel. Me imagino que ese terreno trasciende nuestras limitaciones físicas, pero no espirituales - respondió Lucía. Quizás, hay que abrir nuestros corazones para percibir esa fuerza que sale de uno mismo y fluye entre uno y el universo o acaso con ¿Dios? 

- Si bien tanto tú como yo no vamos todos los domingos a misa, no puedo negar el hecho que hoy en día en el campo de las ciencias es como más dificíl comprender el universo sin Dios, ¿no te parece, Lucía? 

Mi amiga se me quedó mirando y me respondió: 
- Esta noche estás tú llena de preguntas. Pero yo también, ¿sabes? Quizás debamos vernos más a menudo por dentro.  Y es que tanto el Cristianismo, como el Judaísmo, el Islam, el Budismo, el Sufismo y el Confucianismo nos han dejado un mensaje parecido que dice así: "Penetra en tu interior, descubre tu yo superior e invisible, reconoce a Dios en el amor que hay en ti."

- Pero, ¡qué difícil es lograrlo! -exclamé. La mayoría como nosotras estamos más pendientes en llegar a la meta y no en el viaje en sí. Quizás nuestra poca espiritualidad se basa en lo que vemos a nuestro alrededor como por ejemplo: la competencia entre unos y otros, tener éxito a nivel profesional y suficiente o mucho dinero para comprarse un auto y una propiedad. Por este motivo, descuidamos nuestro mundo interno. Y tratamos de calmar nuestras conciencias dando una ayuda acá u otra allá pero de manera esporádica y no contínua. Estamos más pendientes de los resultados que del propósito en sí. 

- Dar a los demás me parece estupendo. El gran error nuestro es siempre estar esperando recibir algo a cambio. Como quien hace un trueque: Si yo te doy algo, tú también estás en la obligación. O si yo le doy algo a alguien, alguien (no importa quien) me tiene que dar algo a cambio de lo que yo he dado. - Indudablemente que estamos llenos de limitaciones; nosotros los seres humanos, no importando nuestro país de procedencia, somos seres imperfectos - le comenté a mi amiga. 

- Mira Raquel, yo creo que estamos llenos de limitaciones porque queremos - me respondió Lucía y luego me dijo - No se trata de convertirnos en seres perfectos, pero sí podemos esforzarnos en formar parte de esa fuerza invisible y universal. Y solamente lo podemos lograr alcanzando nuestra armonía interior. Y esta armonía interior se consigue dejando atrás nuestros vicios, malas costumbres y viejas conductas. Es decir, cambiando nuestra actitud negativa en positiva. Y para hacer realidad este milagro hay que tener fe en uno mismo para poder vencer esos obstáculos puestos entre nuestro camino exterior e interior. Sérá difícil el camino, pero no imposible de recorrerlo. Creo que ha llegado el momento de dar los primeros pasos. ¿No te parece? 

Lucía, después de sonreirle a su querida amiga, levantó su copa y dijo en voz alta: 
- ¡Te acompaño, caminante! 

¿Será que una fuerza invisible llegó desde algún rincón desconocido del universo y se unió a los pensamientos y sentimientos de Lucía y Raquel para andar juntos este camino? Todo parece indicar que sí... ¡Cómo me gustaría unirme a ellas dos como para saber en qué rincón del universo mis pensamientos y sentimientos se encuentran en este momento!



MARiSOL




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lunes, 8 de febrero de 2016

El ave del amor




- ¿Será cierto que la vida es como un viaje que realizamos por propia voluntad? ¿O es acaso un viaje impuesto?" - le pregunté tímidamente al ave del amor.
 
- Ni lo uno ni lo otro - me respondió el ave y continuó hablando - Más bien, pregúntate si crees tú saber con exactitud a dónde te diriges porque, muchas veces, los seres humanos se encuentran en medio de la nada.

- Quizás nos encontramos en medio de la nada para no ver nada y para no sentir nada - le contesté pensativa al ave del amor.
 
Y mientras el ave del amor me contemplaba con sus ojos melancólicos me dijo:
- Sí, tienes razón. ¿Sabes? En mi viaje por el mundo he visto tanto dolor, desorientación, angustias, inquietudes y preocupaciones que, a veces, he creído morir de tristeza. Muchas veces me he preguntado: ¿Qué pasaría si mi querida esperanza se quedara un día sin memoria? No me quiero imaginar lo que sucedería. ¿Qué piensas tú?
 
Antes de responder me mordí la lengua pero terminé siendo sincera con él y le hice saber lo siguiente:

- Si la esperanza se quedara sin memoria sería por culpa de todas esas pequeñas y grandes faltas como la vanidad, cobardía, odio, prejuicios, desprecio, arrogancia y tantos sentimientos negativos que habitan también en el alma de los seres humanos. 

- Así es - me respondió el pájaro del amor y luego me dijo que cuando la desconfianza tiñe de negro la sangre de los hombres, la esperanza se queda no sólo sin memoria, sino que sin habla también. Pero, también me hizo saber que mientras él exista y su canto se deje escuchar por el mundo, él tratará de llegar hasta el fondo de nuestras conciencias para recordarnos que sin amor no podemos vivir.

 
El ave del amor antes de emprender nuevo vuelo, me regaló su canto en señal de nuestra amistad. Feliz quedé yo de haberlo conocido y de tomar conciencia que si yo perdiera, por un momento, mi rumbo y en mi vida hubiera ausencia de sentimentalismo moriría también de tristeza. Pero mientras el ave del amor exista, siempre me dará la fuerza necesaria para seguir adelante hasta el final de mis días.



MARiSOL




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viernes, 5 de febrero de 2016

Mis guantes rojos

 

Mis guantes rojos se ponen en estado de alerta cuando la vida no se me presenta nada fácil. Sin embargo, yo no quiero ni golpear a nadie, ni tampoco es mi intención herir a nadie. Pues bien, mis guantes rojos se ponen a mis órdenes para ayudarme a boxear a la peligrosa impertenencia, pero sin rencores ni odios de por medio, más bien hablando claro y directo, sobre todo, cuando esta nimia susceptibilidad nacida de un humor desazonado y displicente pretende enfadarme no tanto por lo que me pide, sino sobre lo que me niega. 

Mis guantes rojos están cansados de boxear durante años porque ya no desean golpear sólo con los puños a su adversario dentro del cuadrilátero de la vida. Más bien quieren derrotarlo con palabras certeras aún con riesgo que se las lleve el viento ... ese viento que no quiere escuchar a la configuración acústica de mis ideas. Por suerte,  mis guantes rojos sí que me escuchan porque saben que yo no pretendo usar mis palabras para herir a mi adversario porque yo no tengo ningún derecho a decir o hacer nada que lo disminuya ante sí mismo.

Mis guantes rojos me han enseñado a boxear con lo mejor que tengo: mis palabras, sobre todo, cuando éstas van seguidas de hechos mientras negocio con la peligrosa impertenencia, sobre todo, cuando ella trata de golpearme.  Mientras esquivo sus golpes para evitar que el pájaro de la tristeza haga su nido sobre la cabeza de mi corazón,  la peligrosa impertinencia me observa un tanto confundida mientras yo sonrío y, por supuesto, también mis guantes rojos.


MARiSOL








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martes, 2 de febrero de 2016

Ilusiones

ilusion-optica-de-Oleg-Shuplyak

Según el diccionario el término "Ilusión" se refiere a cualquier distorsión de una percepción sensorial. En Psicología la ilusión se refiere a una esperanza infundada. Y metafóricamente se usa también, a veces, el término Espejismo (Fata Morgana).

Bien, si Helena tuviera que escoger entre los tres términos, se quedaría con la esperanza porque ésta junto con el temor van de la mano; son inseparables. En realidad, no hay esperanza sin temor, ni temor sin esperanza porque lo último que se pierde es la esperanza, ¿no es cierto? Pero vivir de ilusiones falsas tampoco es vida, sobre todo, cuando no calzan con la realidad. Tal vez es mejor aceptar nuestra vulnerabilidad en toda su dimensión, piensa Helena, en lugar de quererla ocultar porque así es la mejor de adaptarse a la realidad y no sólo aferrarse a espejismos, porque éstos no duran muchos; son efímeros como la vida misma.
"A propo" ilusiones, sé que a mi amiga Helena le gustan las obras de aquellos artistas que aprovechan las ilusiones ópticas para vestir sus obras con magia, profundidad, ambigüedad y contrastes. Ella disfruta mucho de este tipo de obras porque le permite agudizar su capacidad de percepción, pues, para Helena, actualmente, vale aquella ilusión que va de la mano de la realidad (por lo menos, de la que yo entiendo) para juntas hacerle frente a la vida ... esa maravillosa sorpresa de hacerle saber que ella todavía existe aunque muchas de sus ilusiones se queden a la vera de su camino .. de ese camino que se hace al andar sobre ilusiones o sin ellas pero sin perder la ilusión por la vida misma.


MARiSOL






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Pintura de Oleg Shuplyak, artista ucraniano, creador de óleos donde se especializa en ilusiones ópticas.