miércoles, 26 de agosto de 2015

La ausencia de Amanda



Mientras Amanda camina por la orilla de una playa sabe que, a pocos metros de ella, va siguiéndole la ausencia ... esa ausencia que no es nada cuando realmente se ama. ¿Será, acaso que la ausencia es una tentación que nos pone a prueba mientras el tiempo observa como la ausencia va reduciendo, de a pocos, las pequeñas pasiones y ve cómo van aumentando las grandes dentro del pecho de Amanda? Y es que su pecho está por reventar de dolor porque ha tomado conciencia que la felicidad y el amor se esconden en el fondo del mar ... en ese mar lleno de dudas y preguntas aunque las respuestas y acertijos los vaya develando, lentamente, a nuestra amiga y ella tenga que inclinarse ante éstos y reconocer que la vida, más de una vez, nos trae sorpresas ... no necesariamente agradables.

La ausencia si bien no deja huellas en la arena, sí las ha dejado bien marcadas en el alma de Amanda. Y es que ella cuando piensa en  Federico, su gran amor, lo hace sin odio porque se ha enterado que él, desde hace poco tiempo, está ausente de este mundo ... vive en el suyo propio donde ni Amanda ni nadie tiene cabida en él. Y, sin embargo, ella siente que Federico la llama, la busca entre sus recuerdos y se aferra a ella como quien se aferra a una tabla de salvación para poder seguir en vida en este mundo aunque él ya no quiera pertenecer a éste.

¡Qué extraña sensación estar segura de lo que siente Amanda! La ausencia es Federico quien camina a su lado a donde quiera que ella vaya. Y así él no esté del todo cuerdo o, por momentos, tenga pérdida pasajera de su propia conciencia, Amanda no es nadie para juzgarlo. Tal vez es hasta mejor estar fuera de este mundo aunque ella prefiera tener los pies bien firmes no sólo sobre la arena, sino sobre la realidad que la rodea así ésta le cause dolor.

Y mientras Amanda camina por la playa pensando en Federico, él le escribe cartas de amor desde su celda ... esa celda que nunca debe ser abierta para que no se escapen ni sus demonios ni sus luchas internas ni sus miedos pero que los soporta con estoicismo a base de tratamiento psiquiátrico y medicamentos. 

Y mientras Federico imagine a Amanda como a su ángel guardián y ella sepa  que la ausencia que la sigue es Federico, yo aquí te digo, querido lector, que la ausencia no se prueba, sino sólo se siente. ¿Y sabes por qué? porque mientras Amanda y Federico los una ese sentimiento de amor de no tenerse el uno al otro, yo sé que la felicidad y el amor no es preciso tenerlos, sino sentirlos dentro del fondo de uno mismo para seguir caminando no sólo a la orilla de cualquier playa, sino de la vida. 



MARiSOL










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domingo, 23 de agosto de 2015

Pensamientos fugitivos

 

Desde mi ventana veo como mis malos pensamientos se alejan de mí. Se han tomado un par de días de vacaciones. Mejor así, para no pensar. Tal vez no deba decirte, querido lector, todo lo que pienso. Pues, son malos pensamientos los que se han ido de paseo.  

Si bien hoy día no quiero actúar como pienso ni tampoco quiero pensar como actúo, no debo olvidarme que mis pensamientos son el resultado de lo que soy. Pero, ¿qué soy? Pues, la dueña de mis propios pensamientos (buenos y malos). ¡Qué difícil es pensar!, ¿verdad? Es el trabajo más difícil que existe, creo yo. ¿Será éste el motivo por el cual no todos queremos practicarlo? Por lo menos, hoy quedo liberada de mis (malos) pensamientos. Hoy día tendré, pues, la excusa de poderme equivocar en juzgar o al hablar. Nadie podrá criticarme de lo que yo diga. ¡Ja!

Es así como Ruth mientras veía como sus pensamientos corrían despreocupadamente cuesta abajo de la calle, los escuchó gritar alegremente:
- La tonta de Ruth no sabe que no regresaremos más a ella. ¡Jajajaja! La hemos burlado. Nos hemos escapado. Y ella no nos podrá atrapar nunca más. ¡Jajajaja! Queremos vivir en el cerebro de otra persona, sobre todo, que no sea transparente como ella.
Al escuchar Ruth a sus propios pensamientos decir estas palabras, entró ella en estado de pánico. ¡No puede ser! ¿Cómo qué me abandonan?
Y mientras ella lloraba desconsoladamente, su corazón le dijo:
- Tranquila mi amiga, deja que esos pensamientos tuyos se alejen de ti porque sólo los grandes pensamientos nacen con el corazón. Y el mío está a tu disposición. Ház uso de ellos. 
- Pero, ¿cómo? - gritó Ruth adolorida.
- No temas, amiga. Quiero que sepas que existen pensamientos que son como plegarias. Y tú me estás pidiendo, en este momento,  que te ayude, ¿no es cierto?
- ¡Sí, por favor! - dijo Ruth temerosa de perder lo más importante que ella tiene: sus pensamientos mientras ella se ponía de rodillas ante su corazón. 
El corazón mirándola benevolente le dijo con suave voz que, a partir de ahora, ella debe pensar más con su inteligenica emocional. Y mientras sus palabras se van moviendo dentro de su corazón, le hacen saber que éstas ni son un fenómeno irreal ni una metáfora porque el centro de la inteligencia se encuentra ubicado en el corazón y no en el cerebro, por si no lo sabes, querido lector.
Ruth sonrió agradecida de no haberse quedado huérfana de pensamientos, porque su corazón enamorará a su cerebro para producir sólo buenos pensamientos.

Como verás, querido lector, el frío intelecto de Ruth no ha ganado la batalla porque se hayan fugado sus malos pensamientos, sino porque la inteligencia del corazón  es la que le ha hecho ver a nuestra amiga que no tiene motivos para quedarse triste. 

¡Afuera, los malos pensamientos! 
¡Qué vivan los buenos pensamientos!

MARiSOL








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martes, 18 de agosto de 2015

El volcán y el mar



Hay un volcán que como siente mucha rabia de no poder tocar al mar, decidió, hace pocos días, explotar para que su lava pudiera llegar hasta  las aguas del mar. En esa lava llevaba guardado todo su amor acumulado desde hace millones de años. Lo que más desea el volcán es que el mar no sólo se fije en él, sino que lo desee con todas sus fuerzas igual que él, el volcán. Acaso, él ¿no es imponente y hermoso, sobre todo, cuando suelta fuego, humo y lava? ¿No siente el mar ni siquiera admiración por él?

¿Y qué pasa con el mar?
- Yo no estoy enamorado del volcán - me respondió el mar; si bien él es imponente y hermoso, y más de una vez, suspiré por él, llegué a la conclusión, con el pasar del tiempo, que no me gusta amarlo de lejos, sólo a la distancia.  Te prefiero a ti ya que a ti te siento más cerca. Me gusta cuando me besas, acaricias.... hasta cuando me desafías.
Yo sonreí agradecido de saber que el mar me ama incondicionalmente no importando mis estados de ánimo.
- Pero no puedes dejar que el volcán siga suspirando por ti - le dije al mar. No me parece bien. Tienes que hablar con él.
- Como él no me escucha, habla, más bien, tú con él - me pidió el mar. Yo asentí en cumplir con su deseo y me fuí a hablar de inmediato con el volcán.

Es así como el aire le hizo saber al volcán que el mar no lo ama. El volcán como no quería renunciar al mar, seguía arrojando más lava. Eran sus señales desesperadas de su amor apasionado.
- No tiene sentido que sigas insistiendo - le dije al volcán. El mar me ama a mí. Debes aceptar esto que acá te digo.
- ¡Nooooooooo! - gritó el volcán adolorido.
- Pero, ¿por qué no puedes dejar de amar al mar? - le pregunté desafiante. Un triángulo amoroso no permitiré que exista entre nosotros. De ninguna manera.
- Si yo renuncio a esta pasión que yo siento, sería como desgarrar a mi corazón ... a ese corazón que vive en mis entrañas. ¡Ay! Lo mataría del dolor - respondió agitado el volcán.
- Pues tendrás que aprender a vivir sin el mar - le hice saber con voz firme. Al mar no lo comparto yo con nadie y menos contigo.
El volcán furioso me dijo que él era más poderoso que yo. A lo que yo le contesté que yo que podía ser desde una suave brisa hasta un viento huracanado. Le hice saber que no permitiría que la rabia de sus celos  me afectara, por ningún motivo.
Pero cuando el volcán comenzó a gritar desesperado:  ¡Te odio! ¡Te odio!, yo no  pudiendo contener mi indignación le hice saber que él no es el único volcán; hay otros más, y sobre todo, existen también volcanes debajo del mar. Y el mar bien que los conoce. Al decirle esto último el volcán dejó abruptamente de escupir lava. Por lo que deduje que mis palabras no se las llevó el viento, porque yo como el viento se las dejé caer en su cráter, una por una, para que entendiera de una vez por todas que el amor ni posee ni quiere ser poseído y a la fuerza, menos.

Si bien el viento no podrá nunca evitar la pasión del volcán, en esta oportunidad, sí lo venció con el poder de sus palabras. Después de haber conversado con el volcán, el viento se fué a hablar con el mar y mirándolo con ternura le dijo:
- Yo creo que más que una pasión es un capricho lo que siente el volcán por ti. Ese capricho suyo durará hasta el final de los tiempos. Me dá un poco de lástima. Al mar también.

Pero lo que ni el mar ni el viento saben es que el volcán malo no es, sólo se siente desesperadamente solo porque nadie lo quiere; el único consuelo que tiene él es que al mirar desde su altura al mar sabe que el mar es tan profundo como él. Quizás es mejor dejar la profundidad en manos de la sabiduría, pues ella sabe que el volcán, en lo profundo de  su alma, tiene un buen corazón y ella siente pena que nadie se enamore del volcán porque todos le temen. No hay peor cosa que temer al amor. Esto me hace pensar que siendo así, entonces, se le teme a la vida. ¡Ay! ¿y qué pasa con aquellos que temen a la vida? 
- Pues, ya están medio muertos - me responde el volcán. 
- Ahora entiendo. ¿Será por este motivo que nadie se te acerca?
- No seas cínica - me responde el volcán. Nadie se acerca a mí, me amen o no, porque se aferran a ti, a la vida.

Dejando al volcán, mar y aire de lado, y dejando ir a la pasión de nuestro lado, sí te puedo decir que son las sanas relaciones amorosas las que le dan, en gran parte, sentido a la vida, a la mía, a la tuya ... amar y hacerse amar es lo que hace de nuestras vidas, que sean más buenas.


MARiSOL







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viernes, 14 de agosto de 2015

La mirada del amor




La vida me ha enseñado que la mirada es el lenguaje del corazón ... de ese corazón que se convierte en un niño o niña porque nos pide lo que realmente desea. ¿Será porque nuestro corazón tiene la edad de aquello que amamos con todas nuestras fuerzas? ¿O será que la mirada del corazón se transforma con el pasar del tiempo porque tiene razones que la razón ignora? ¡Ay! a veces ni yo misma me entiendo, porque no sé qué es lo que ignoro, quizás porque la razón (la mía) terminará por tener razón, pero, ¿de qué?  La mirada me observa; por suerte, no me juzga.  Quizás porque para ella es más fácil juzgar mi talento por mis preguntas que por mis respuestas. Ante esto la mirada me reta a no juzgar sin haber comprendido el por qué de las cosas .... No sé qué pretendo, ¿acaso juzgar mi pasado a través de mi presente sabiendo que perderé, de todos modos, mi futuro? 

Al preguntarme la mirada si mi alma es noble y grande, no sé qué contestar... a ella no la puedo engañar. O ¿sí? La mirada me sigue, me persigue y luego me dice:
- La primera vez que tú me engañes, será tu culpa.
Y luego yo retándola le pregunto y qué pasa una segunda vez.
- Pues, será culpa mía.  
 ¡Ay, ay, ay! ¿qué debo responder, querido lector?
La mirada no espera a que nadie responda por ella y me dice:
- Si tú no comprendes mi mirada, no serás capaz de comprender una larga explicación.
- ¿Y qué pasa si no es necesaria ninguna explicación? - le pregunto sin saber a ciencia cierta de lo que le digo.
Al verme tan insegura, la mirada me responde:
- Si tú no me crees, toda explicación sobra, está demás. 
Mientras me quedo mirando a la mirada, me doy cuenta que para poder yo ver claro y poderme entenderme mejor, debo cambiar la dirección de mi mirada para evitar que el mundo vuelque si tirásemos en la misma dirección al menos que miremos juntos en la misma dirección. La verdad que no sé qué pretendo; quizás debo cambiar la dirección de mi mirada, para ver más claro la realidad que me rodea. Al menos que yo ya me haya evaporado ante la mirada de Dios mientras el encanto de su  mirada estriba en un misterio ... ese misterio que radica no en lo visible, sino en lo invisible porque se trata del amor.

MARiSOL


 

martes, 11 de agosto de 2015

La verdad desnuda

 


Allí está la verdad mostrando su desnudez en todo su esplendor. Vergüenza no tiene. Todos sabemos que ella existe porque el que la niega, conoce que la verdad existe. Y aunque parezca contradictorio lo que acá digo, la verdad ni se puede exagerar ni en ella pueden haber distintos matices. La verdad es una y punto. Antes de que la verdad saltara a la piscina, yo me sobresalté, cuando escuché como ella gritaba:
- ¡Tén esto presente: es mejor que no me ignores!
Me sorprendí porque no era a mí a quien se dirigía, sino a alguien que yo no había invitado a mi casa, mejor dicho, a mi piscina.
La mentira, habiéndose colado sin mi permiso, molesta le contestó con una pregunta:
- ¿Y si soy yo engañada sólo por tu apariencia, qué hago? 
Al escuchar la verdad lo que le había dicho la mentira, la verdad le dijo seriamente:
- Yo siempre digo la verdad para no tener que acordarme de nada mientras que tú deberías avergonzarte. ¡Sal de aquí, cuánto antes!
La mirada de la verdad traspasó el alma de la mentira. La verdad ha tenido el valor de decirle en su cara lo que ella realmente piensa. La mentira quiere entender a la verdad, pero no puede porque compromete su idelogía. Ambas son completamente diferentes. 
La verdad sabe que la mentira es una expresión que resulta contraria a lo que se sabe, se piensa o se cree. O sea, implica una falsedad.
La mentira para no tener que gritar, acercándose a la verdad, le hizo saber lo siguiente:
- Tú serás la verdad, pero yo también represento a la mentira piadosa porque aunque ésta resulte falsa, no te olvides, que tiene una intención benevolente.
- Pero esta práctica tuya no es bien vista por mí - dijo la verdad mirándola fijamente a los ojos. Desafiaba a la mentira con su mirada. Yo diría que la verdad sentía asco de la mentira mientras las observaba con  mis prismáticos desde mi dormitorio, ubicado en un segundo piso de mi casa.
La mentira sostuvo la mirada de la verdad y le hizo saber que una mentira piadosa puede evitar una herida en situaciones en las cuales las palabras vestidas de verdad no tienen un gran peso. 
"A propo" peso  al decirle la mentira a la verdad que no tiene un cuerpo bien proporcionado porque de la cintura para arriba es delgada, pero de la cintura para abajo es de caderas y piernas bien anchas, la verdad para no seguir escuchando a la mentira, se tiró a las aguas cristalinas de la piscina,  con lágrimas en los ojos.
La mentira sabe que a la verdad le hubiera gustado escuchar, en su lugar, una mentira piadosa. Hummm...  ¿será verdad que una verdad mal intencionada es peor que cualquier mentira? Lo único que sé es que la verdad aunque padezca, con lo que acaba de escuchar de boca de la mentira, no perecerá en las aguas de mi piscina. Y después de decir estas palabras, la mentira salió de mi propiedad sin mirar hacia atrás. A la verdad la dejó llorando y a mí me dejó perplejo. Después de dejar los binoculares de lado, salí corriendo escaleras abajo.

Para mí la verdad no será delgada del todo, pero bella es. Espero que ella siga mostrándose desnuda ante mí como siempre y que nunca se oculte de mis ojos, que la siguen a todas partes porque en mi soledad no sólo tengo sed de ella, sino que quiero tocar su piel con su sabor agridulce para hacerla mía no sólo ahora, sino siempre. Y para estar más cerca de ella y consolarla, me saqué la ropa. Al quedar desnudo igual que la verdad, nadé hacia ella. La verdad sin oponer resistencia a mis caricias, permitió que yo también le secara sus lágrimas con mis besos. Yo sé que si accedo a ella, a la verdad, sólo será a través del amor que siento por ella. Y ella sabe que yo no le miento. Confía en mí. Espero yo nunca serle infiel con la mentira aunque ella sea más hermosa que mi verdad. 


MARiSOL







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jueves, 6 de agosto de 2015

Loca eternidad

 

El físico Isaac Newton me trata de hacer entender, quiera yo o no, que el tiempo es absoluto, verdadero y algo más que no me gusta ... que también el tiempo es matemático. Es así como él,  elevando la voz, me dice con voz firme (yo soy la única que lo escucha, por cierto) que el tiempo es eterno e infinito, además, que aparte también es, omnipotente y ominisciente. Pero, ¿por qué? Isaac Newton levantando una ceja me hace saber que la duración del tiempo se extiende desde la eternidad a la eternidad. Es más, su presencia es del infinito al infinito. Trato de seguirlo mentalmente, pero no puedo. El simple hecho de plastificar esta idea me causa no sólo un tremendo cansancio, sino que me mareo de tanto pensar. ¿Será verdad que el pasado y el futuro podrían coexistir con el presente? Mi pregunta no se ya si se la dirijo a este físico o si se la hago a Dios (por cierto, ¿dónde se encuentra?) porque Isaac Newton, aunque te parezca mentira, relaciona la eternidad con Dios. 

En fin, que yo sepa, existen diversas argumentaciones acerca de la eternidad. ¿No era acaso Aristóteles, el filósofo griego, que sustentaba que la materia, movimiento y tiempo no sólo existen, sino que existirán eternamente?  Isaac Newton me mira aburrido porque él trata de hacerme entender que la eternidad suele entenderse en dos sentidos. Pero, ¿en cuáles? le pregunto yo. ¡Dios mío! pero de Él no obtengo ninguna respuesta, ¿o Él me habla a través de Newton? ¿Por qué la eternidad me resulta tan difícil de aprehenderla? Sí, no digo aprender, sino me refiero a llegar a comprender al 100% el significado de la palabra "eternidad", o sea, tratar de asimilarla por completo. ¡Ay! Quisiera agarrar a la eternidad por el cuello, mirarle a los ojos directamente para que, de una vez por todas, ella me haga saber quién es realmente. La eternidad leyéndome los pensamientos me responde desde algún punto escondido del universo:
-  En el sentido común yo soy el tiempo infinito, mejor dicho, la duración infinita. Es más, muchas religiones me asocian con la palabra "perpetuidad", lo que significa que yo carezco de principio y de fin. Lo que al final, yo sería un atributo de Dios.
Estoy desbordada, no entiendo nada. ¡Que se calle!  Pero la eternidad se ríe a carcajadas mientras me dice entre hipos:
- En el sentido filosófico, yo soy un tiempo que no puede ser medido porque la temporalidad trasciende todo límite. 
¡Ay! Mi límite de paciencia está ya desbordado. Entiendo, pero no comprendo. 
Ahora es la eternidad la que se me queda mirando, a lo que yo rápidamente le hago saber que existe una gran diferencia entre entender y comprender. 
- ¿Y cuál es esa diferencia? - me pregunta la eternidad desconcertada mientras Isaac Newton nos mira sin decir palabra. 
- Tanto las frases de Newton como las tuyas las entiendo pero no las comprendo - le respondo a la eternidad y luego le digo mientras Isaac Newton me escucha atentamente-  Yo percibo el significado de tus palabras aunque no las comprenda del todo. 
- O sea, que tú no puedes hacer propio lo que trato de hacerte entender, ¿verdad? - me pregunta inquieta la eternidad.
- Así es, porque comprender es tomar consciencia de algo. Descubrirlo en su sentido profundo, de integrarlo dentro de mí misma, pero no puedo entender por qué el tiempo es una imagen móvil de ti, eternidad. 
Isaac Newton quiere decir algo, pero la eternidad lo calla y para finalizar esta conversación y para que ésta no se haga eterna, ella me dice:
-  Para que no me temas, más bien piensa  que tu vida haz de vivirla como quieras porque yo, tu eternidad, existo ahora.
No, no entiendo nada. ¡Vaya!
Isaac Newton tímidamente le pregunta, luego, a la eternidad:
- ¿Será porque después no habrá tiempo para nada?
Y mientras la eternidad se despide de nosotros en voz alta dice riéndose:
- Así es, porque luego no habrá tiempo para nada. ¡Ja,ja,ja! 
No, no me gusta su respuesta. Isaac Newton está desconcertado. ¿Qué le ha pasado a la eternidad? ¿Se ha vuelto loca? Que se regrese de donde vino, pienso yo. Ya tendré en la eternidad tiempo para descansar junto con el físico inglés. Además, también para no pensar en lo que significa la eternidad. 

Pero, ¡qué lástima que me haya ahora despertado! Me gustaría saber en qué termina esta conversación, pero dormir hasta la eternidad no puedo. Por el momento, a la eternidad la interiorizo para unir mi pasado con mi futuro porque en mi presente tomo conciencia que es en nosotros, donde la eternidad se encuentra y no en otra parte. ¿Tú que crees? Y mientras te hago esta pregunta, querido lector, el tiempo se detiene en estas líneas mías para dar lugar a la eternidad.


MARiSOL 



martes, 4 de agosto de 2015

Puntos suspensivos


Todos sabemos que los puntos suspensivos son signos de puntuación; éstos son representados por tres puntos  seguidos de manera horizontal que se encuentra al nivel de la línea base de una frase. Por ejemplo: plato, cuchara, vaso, ... Estos puntos suspensivos representan, en este caso, no sólo a un interminable nombramiento de cosas referentes a la cocina, sino  que éstos adquieren el mismo valor que la palabra etcétera. 

En caso no sepas, también los puntos suspensivos expresan dudas o temor, por ejemplo: Quiero decirte algo..., ¡Ay! no sé si es bueno que lo sepas ... Que yo sepa también los puntos suspensivos nos insinúan, p.e. una mala palabra pero porque no me atrevo a pronunciarla hago uso de éstos  para hacerte saber que ya está sobreentendida: ¡Pero, qué hijo de  .....! Y continuar no quiero con más explicaciones sobre los casos del uso de los puntos suspensivos. Más bien, te quiero hacer saber algo completamente diferente ...

Berta piensa que un abismo de puntos suspensivos la separa de su pasado y presente puesto que éstos señalan, sin palabras,   la que fue y la que ahora es. Si bien los puntos suspensivos, tradicionalmente, se escribían con una separación fija y que no era tan distante como un espacio sencillo, ella piensa, más bien, que el tiempo transcurrido entre la que fue y es no es sino el espacio entre sus recuerdos ... ¿Qué hay de su gran amor? ¿No será que los puntos suspensivos la ayudan a inventar lo impronunciable? No. Más bien pienso que ella no nos quiere hacer saber de quién ella habla .... Su nombre empieza con ... ¡Ay! Al menos su recuerdo vale más que él mismo ...

Los puntos suspensivos me miran fijamente. Con Berta han hecho un pacto, conmigo no, todavía. Y es que éstos me hacen saber lo que Berta ya sabe. Y mientras los hombres viven del olvido, las mujeres vivimos de los recuerdos. Pero, ¿qué sucede cuando el amor se termina? No sé ... Entre un "te extraño" y un "te pienso" un mar de puntos suspensivos está en vilo ... pendientes en que yo no me ahogue. 

Berta sabe de lo que yo hablo ... Pero antes de terminar, yo te pregunto si unos puntos supensivos a tiempo, en caso no lo hayas malgastado, resultan más profundos que un verso bien formulado. Berta sólo sabe que mientras el amor hace pasar el tiempo, el tiempo hace pasar el amor aunque ya no haya tiempo para nada ... Pero por donde yo mire no hay ningún final perfecto. Los puntos suspensivos se compadecen de Berta y de mí y de .... ¡Ay! mas no, del impronunciable, sino de nuestros distintos puntos de vista. Así le pongo punto final  a este mini cuento antes de seguir con los puntos suspensivos ... ¿Quién sabe a dónde ellos nos llevarían? Quizás al horizonte donde estos tres puntos alienados nos esperan para relatar entre la realidad y la imaginación nuestras historias de vida entre los que fuimos y los que realmente somos ...


MARiSOL






Puntos suspensivos
de Joquín Sabina

Lo peor del amor, cuando termina,
son las habitaciones ventiladas,
el solo de pijamas con sordina,
la adrenalina en camas separadas.
 
Lo malo del después son los despojos
que embalsaman los pájaros del sueño,
los teléfonos que hablan con los ojos,
el sístole sin diástole ni dueño.

Lo más ingrato es encalar la casa,
remendar las virtudes veniales,
condenar a galeras los archivos.

 Lo atroz de la pasión es cuando pasa,
cuando, al punto final de los finales,
no le siguen dos puntos suspensivos






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lunes, 3 de agosto de 2015

Señales de amor





Anoche una voz invisible me hizo saber que en diferentes partes del mundo se veían nubes que pintaban corazones en el cielo, sobre todo, de día para que todos los pudiéramos ver. Y mientras esa voz me hacía saber que no se sabía quien nos mandaba esas señales, a lo lejos yo veía en una pantalla gigante  (instalada en una plaza) como millones de científicos no sólo hablaban unos con otros desconcertados porque no encontraban ninguna explicación lógica a lo que estaba sucediendo, sino que no se ponían de acuerdo para descifrar estas señales de amor que se dejaban ver en todos los cielos del mundo. 

Y mientras yo me preguntaba quién mandaba estas señales de amor y me cuestionaba si vida inteligente extraterrestre trataba de comunicarse con nosotros, sé que sentí una gran emoción al enterarme  que alguien daba la noticia a nivel mundial que entre las principales religiones como el Anglicanismo, Brahamamisno, Budismo, Catolicismo, Confucianismo, Protestantismo, Luteranismo, Calvinismo, Hinduismo, Judaísmo, Shintoismo, Islamismo, Taoísmo y Zoroastrismo habían desaparecido entre todas ellas sus diferencias. Por fin, las religiones dejaban de ser importantes. ¡Ah! al darme cuenta que lo único importante es el amor porque éste es la única fuerza y también la única verdad que justifican nuestras vidas, una sensación de paz me invadió. ¡Ay! cómo quería eternizarla, pero no pude ...

Quien sea que emitiera estas señales me quería hacer saber que debemos aprender a amarnos los unos a los otros más allá de todas nuestras diferencias culturales, raciales o religiosas. Estas señales de amor hablaban por  sí solas. Demás estaban las palabras. Dentro de mí algo me decía que hasta los que sólo usan las palabras para disfrazar sus pensamientos se podían quedar mudos antes estas señales de amor. Pero yo no, pues pegué un grito al despertarme de mi sueño al no querer salirme de éste. 

Demasiado hermoso para hacerlo realidad, ¿verdad? Pero aunque  la realidad sea aquello en que yo deje de creer, ésta seguirá existiendo y jamás desaparecerá aunque esta señal de amor multiplicada hasta el infinito  exista sólo en sueños ... en los míos, en los tuyos ... en la de casi todos.


MARiSOL



Una bonita canción para hacernos reflexionar ....





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