viernes, 21 de enero de 2011

Haciendo equilibrio

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- "Enciéndeme la luz para no ver mi propia oscuridad" - le digo a la luna en voz alta.
La luna me mira atentamente  y luego me responde:
- Aunque en este momento vivas entre tinieblas y creas que la vida es un gran sinsentido, piensa que solamente la esperanza te salvará de caer al abismo. Tienes que aprender nuevamente a hacer equilibrio entre tus emociones. No te olvides que tú eres una muy buena acróbata.
- Siento que desde hace tiempo me encuentro como en la cuerda floja. Mi voz está temblando. No quiero seguir haciendo equilibrio entre la nada y el todo.
- Lo que pasa es que tus problemas actuales tienen la misma raíz: el miedo y esto te tiene paralizada - me responde la luna. No es un reproche. Es una verdad.
Me quedo callada. Bajo la mirada avergonzada.
- No te hagas esclava del miedo - me dice la luna y luego continúa hablándome - Tienes que volver a realizar tus lindas piruetas. Tú sabes muy bien que la acrobacia implica equilibrio, agilidad y coordinación.
- Sí, es verdad - le contesto nerviosa. Pero, la acrobacia de la vida me está resultando muy difícil dominarla. 
La luna se queda pensativa un momento y luego me aconseja:
- La vida está llena de muchos riesgos, pero tú tienes que ver si deseas solamente seguir haciendo el mismo número, el de balancearte con tu paraguas sobre una cuerda o si prefieres aprender a hacer otro tipo de número acrobático.
- ¡Uy! No creo que podría ser capaz de hacer algo diferente. Siento vergüenza.
- ¡Claro que sí eres capaz! - contesta la luna riendo. No te olvides el dicho "quien no arriesga, no gana" Además, debajo tuyo hay una red que te espera. ¿Qué de malo  te puede suceder?
- Que se rompa la red. - le contesto irritada. La idea me perturba.
- ¡Ay! - suspira la luna. Si piensas así, desde ya tienes rota la red. Por lo que veo me encuentro, en este momento, delante de una acróbata pesimista. Así no puedes seguir balanceándote, querida. Cualquier número tuyo está condenado al fracaso si sigues pensando de esta manera. Tienes que volver a recuperar la confianza en ti misma y las ganas de decirle "Sí" a la vida. Sinceramente no te reconozco.

Después de escuchar a la luna, me doy cuenta que ella tiene razón. Vergüenza ya no siento, más bien rabia de mi cobardía.  Decido dar el primer paso... no lo pienso dos veces y salto.  Y mientras la luna me aplaude por la decisión tomada, la red me envuelve en sus brazos y me susurra al oído: ¡Bienvenida! Te echaba de menos mi querida acróbata. Si quieres renovarte, prueba un nuevo número acrobático. Yo estoy aquí para apoyarte.
Sonrío agradecida porque he logrado saltar sobre mi propia sombra.


Marisol


La imagen es del fotógrafo Michael Meier (1970)
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