jueves, 2 de abril de 2015

La Ausencia y el Tiempo


La Ausencia y el Tiempo se encontraron para no sólo dar un hermoso paseo, sino para conversar. Tenían mucho que decirse. Fué el Tiempo quien primero empezó a hablar mientras caminaban. Él le preguntó  a su amiga si ella creía que Dios se encontraba, algunas veces, ausente, como alejado de todo y de todos. 
La Ausencia mirándolo con sus ojos francos le respondió:
-  Es común que ante cualquier tipo de desgracias (sean naturales o provocadas por el ser humano), enfermedades incurables y pérdidas de seres queridos el hombre sienta que Dios está ausente. Pero yo sé que esto no es así.
- Entonces, ¿qué sabes tú? - le preguntó curioso el Tiempo.
En lugar de una respuesta la Ausencia le preguntó:
- ¿Cuán fuerte es la fe?
El Tiempo desconcertado, respondió dubitativo:
- Me imagino que la fe es tan fuerte como uno sea.
- No, te equivocas - respondió la Ausencia y siguió hablando - Es más que eso. Normalmente cuando el Sufrimiento, ese amigo nuestro que no está en este momento con nosotros, se hace presente, sin pedir permiso, es cuando los seres humanos dudan de la existencia de Dios. Creo que Dios no es que esté ni ausente ni sordo ante las súplicas o que guarde silencio cuando una o varias personas sufren. No. Más bien creo que a través de la Fe, esa otra amiga a la cual admiramos, Dios pone a prueba al hombre, quizás con la intención de saber Él cuán grande es su fe (la del hombre).
El Tiempo no supo qué decir. La Ausencia continuó hablando:
- Gracias a la fe Dios se hace visible aunque muchos duden de la existencia de Él, ¿no crees?
El Tiempo se quedó callado un rato y luego le hizo la siguiente pregunta a su amiga:
- ¿No crees tú que la ausencia implica una presencia, la de Dios?
- Es lamentable que el hombre confíe no sólo cuando siente la presencia de Dios, sino cuando se sabe protegido por Él - le respondió la Ausencia.
- ¿No será que el hombre es débil, porque no es perfecto como Él? - le preguntó el Tiempo a su amiga.
- Así es - respondió la Ausencia.  
El Tiempo le hizo otra pregunta:
- ¿No crees tú que lo que no se puede comprobar es difícil de creer?
- No, yo pienso todo lo contrario, sí se puede creer a través de la fe - le contestó su amiga y luego le dijo - Soy de la opinión que la fe nos ayuda a pensar que hay un Algo que ha creado todo el universo y aunque no lo veamos, ese Algo le da sentido a la existencia del hombre.
- Pero,  ¿no crees que la fe no tiene respuestas fáciles porque coquetea con la Incertidumbre desde tiempos inmemorables? - le preguntó el Tiempo pensativo.
- ¡Ah! nuestra amiga la Incertidumbre. Es interesante la pregunta que me haces, mas yo te respondo con esta otra pregunta - le dijo la Ausencia muy segura de sus palabras - Si la presencia de Dios no es tangible, ¿por qué se piensa más en su ausencia que en su presencia?
- No lo sé - respondió el Tiempo.
- Cuando Dios está reunido conmigo, no quiere decir que Él no exista, sobre todo, cuando el hombre tiene que pasar por momentos de dolor y sufrimiento - le respondió la Ausencia y luego agregó lo siguiente: Tú bien sabes, como que te llamas Tiempo, que el problema del sufrimiento no es nuevo.
- Lo sé, pero ¿es porque existen diferentes tipos de sufrimiento? - le preguntó el Tiempo.
- Exacto - contestó la Ausencia - No sólo existe el  sufrimiento como castigo para quienes han hecho daño a los demás, sino que existe también otro tipo de sufrimiento y es aquel que se le ha impuesto a seres inocentes. Ellos sufren sin merecerlo. Aquí el hombre se siente abandonado por Dios porque está ausente. 
- ¿Tú crees que a través de la fe se puede aceptar el sufrimiento? - le preguntó el Tiempo a la Ausencia.
Ella le hizo saber que tal vez nunca se sepa el por qué del sufrimiento. Lo importante es que el Tiempo ayude  al hombre a encontrar el sentido que éste tiene en la experiencia que se hace con Dios aunque Él siga siendo un misterio difícil de comprender. 
El Tiempo sonrió por haber comprendido mejor a su querida amiga. Siguieron caminando y conversando.

Para terminar este cuento quiero hacerte saber que yo creo que ni la Ausencia ni el Tiempo son nada cuando se tiene Fe porque ella obra a través del Amor, aunque él insista que él en sí no existe, sino las pruebas de amor. Una de ellas, a mi modo de ver, es creer en Dios aunque muchos de nosotros insistamos en mantenerlo ausente u olvidarlo con el tiempo. 


MARiSOL
     



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