sábado, 2 de enero de 2010

Paseando por París


http://fineartamerica.com/images-medium/romantic-paris-print-daniel-wall.jpg

Patricia escapó de prisa cual pájaro prisionero (de sus propios problemas) sin poseer una perspectiva o perfecto plan de viaje; perturbada partió para París para pasear sus pies y perderse por puentes y plazas para no pensar más en Pablo. Prescindió de perlas, pintalabios y perfumes. Patricia sólo portó su pasaporte peruano, una pluma plateada, un paraguas pequeño policromado, poca ropa, una polaroid, su portátil, su  portemonnaie (billetera) y un libro de poemas de Pablo Neruda.


Mientras Patricia peina pacientemente su despintado pelo pelirrojo (poblado de penas, pesares, preocupaciones  y pesadillas pasajeras) se pregunta, sin poner pretexto alguno, si podrá ser mejor persona. ¿La perdonará  Pablo? Sus palabras prosaicas (las  de Patricia), duras como piedras, aún lo perjudican. Sin pedir permiso invaden sus pensamientos y aparecen publicadas en periódicos imaginarios. ¡Pobre Pablo! o ¿Pobre Patricia? Una penosa y pesada procesión llevan los dos por dentro. Por cierto, Patricia es una persona en pugna permanente. Siempre provoca protestas por todo; es peleona y pesimista. Patricia, ¿es bipolar? Parece que esto perturba a Pablo, y por este motivo, se pelean por todo.

Pablo se pregunta si Patricia podrá ser capaz de encontrar paz para poder procesar sus problemas personales de forma positiva porque él no es ningún papanatas o será porque no tiene suficiente paciencia para aguantar a Patricia. Preguntas tras preguntas se perfilan como plegarias por predicar no sólo al pie del propio púlpito de Patricia ...

Pablo está escéptico, pero yo no. Patricia, ¡tú puedes! Tengo el pálpito que tú pondrás todo de tu parte para ser mejor persona. Te pondrás en manos de un profesional (psicólogo). Me lo has prometido. Y tú, Pablo debes perdonarla. Nadie es perfecto. Pero Pablo no puede por el momento. No tiene prisa. Podrido está de tanta pelea. "A la porra con Patricia. Una cosa son las promesas y otras ponerlas en práctica. El precio que estoy pagando por la bipolaridad de Patricia es muy alto: mi paz interior" piensa Pablo por un momento.
 
Pablo, tú como piloto ¡no te quedes allí parado! ¡Por Dios, vuela a París a buscar a Patricia para que se regrese pronto contigo a Perú! ¡No puedes dejarla sola, por favor!

Pero Pablo no piensa ir a pasear por París. Ni quiere ni puede. Más pleitos no soporta. Por ahora no es plausible. Primero Patricia debe ponerse en manos de un profesional (psicólogo) por su propio bien. Pablo procurará, lo más pronto posible, encontrar un pisito y dejarle el departamento a Patricia mientras ella pasea por París. Deben separarse por su bien por un tiempo. Después se verá si siguen siendo pareja. Pablo no quiere una pareja perfecta; sólo una más pacífica y que no sea un portento en decir improperios y que no posea control sobre sí misma. Tomar pastillas no es suficiente ... Si bien Pablo está preocupado por Patricia, es pragmáticamente egoísta, pienso yo. 

Más pormenores no pienso darte porque, por un lado, Pablo, como piloto, vuela a Peking,  en pocas horas, y por el otro, porque mi vuelo programado para París, sale también en pocas horas. Por si no sabes quién soy yo: soy Pedro Pacheco, padre de Patricia.


Marisol



He jugado con la letra "P"





El cuadro pertenece al pintor norteamericano Daniel Wall, fundador del impresionismo intenso. Puedes visitarlo en: http://www.wallfineart.com/