sábado, 27 de junio de 2020

La caracola y el mar






Cuando Estela tiene ganas de sentirse cerca del mar, se coloca al oído una caracola grande y hermosa - traída de un viaje por El Caribe hace ya tiempo atrás - y así se queda ella un buen rato escuchando al mar arrullándola con su canto. ¡Cómo lo extraña! Y es que Estela no vive cerca de ningún mar. Los más cercanos a ella, tanto el Mar del Norte como el Mar Bático, se encuentran a tres horas de distancia de la capital de Alemania que si bien ésta cuenta con muchísimos lagos, no es lo mismo un lago a un mar por más que uno se lo trate de imaginar porque el canto del mar es único e inconfundible.

Pues bien, hoy día la caracola se niega a que Estela escuche al mar, su querido amigo de la infancia y adolescencia. Es así que cuando Estela le preguntó por qué no podía escucharlo como antes, la caracola molesta le respondió que se sentía usada.
- Pero, ¿no te das cuenta que sin ti, al mar no podría escucharlo? - exclamó Estela nerviosa.
- Sí, claro. Pero yo no valgo nada para ti a pesar de estar cerca tuyo y el mar, que está muy lejos de ti, sí es más importante que yo.
- Oye, ¿estás celosa? - le preguntó Estela a su caracola.
- Sí, ¡así es! - respondió furiosa la caracola.
- Pero, tú eres importante para mí más de lo que te imaginas - las palabras de Estela sonaban sinceras.
La caracola después de sopesar la validez de las palabras de Estela, le dijo que a ella lo que le molestaba era que no se le quisiera igual como al mar.
- ¡Esto es imposible! - le respondió Estela bastante agitada.
- ¿Por qué? - le preguntó desafiante la caracola.
- Porque a ti te quiero y al mar lo amo.
- ¡¡¿Cómo?!! - le preguntó la caracola dolida en su amor propio.
Estela armándose de paciencia le hizo saber a su caracola que "Amar" significa, la acción de expresar un sentimiento intenso que busca unirse con otro ser. O sea, es una atracción, inclinación y entrega de una persona hacia otra, y cuyo objetivo es procurar la reciprocidad en el anhelo de la unión de dos seres; y ello implica comunicación, convivencia, complemento y una relación afectiva, basada en la decisión y consentimiento de sus propias voluntades.
- ¡Ajá! - dijo la caracola - Y, ¿qué es "Querer"?
- Este verbo significa que una persona pretende poseer o apetecer algo o a alguien, para su propia satisfacción personal. Es decir, hay un interés egoísta y hasta posesivo.
- Y en el Amor, ¿no? - le preguntó la caracola.
- No. Cuando se ama de verdad hay un sentimiento altruista y desinteresado.
- Entonces, de ahora en adelante me quedaré muda porque tú no me amas - le dijo molesta la caracola.
- Si es así le diré a mi amiga Ana que me preste su caracola hasta que a ti se te pase la rabia - le contestó Estela bien seria. No puedes dejarme sin mi mar. Me matarías de la pena y a él también.
- No entiendo - le dijo molesta la caracola.
- El mar, a pesar de no tenerme cerca y extrañarme, se queda tranquilo sabiendo que yo me contento solamente con su voz - le respondió triste Estela. ¿No te das cuenta que es la voz de su corazón la que me habla para tranquilizarme y me llega a través tuyo? Tú eres muy importante para mí. Te necesito más de lo que te puedas imaginar por este motivo te quiero mucho.
La caracola se quedó muda un rato y luego le preguntó:
- ¿Y qué harás conmigo si me sigo negando a dejarte escuchar al mar?
- Pues, te colocaré en una caja y a la otra caracola la pondré en tu lugar. No tengo espacio para las dos juntas.
- ¡Tú no me amas, tú no me amas! - gritó la caracola desesperada.
- Ya te he dicho que a ti yo te quiero. Pero dejaré de hacerlo como me sigas desafiando. No me gusta que me trates de esta manera. Yo hasta ahora te he cuidado con cariño porque eres una caracola real y no una ni de cerámica ni de plástico. ¡Eres invalorable para mí!
La caracola avergonzada de su rabieta, le pidió disculpas a Estela. Se dió cuenta que la amistad entre ellas dos le resultaba demasiado valiosa como para echarla a perder por sus inmensos celos y es que cuando la rabia de los celos es tan fuerte, entonces fuerza a cometer cualquier desatino. Y la verdad que sería imperdonable perder a Estela. ¡Quién sabe! Algún día Estela llegaría realmente a amarla y ella, la caracola, aprendería igualmente a amar desinteresadamente a Estela para seguir haciéndola escuchar la voz de su añorado mar. Esperemos pues, que la caracola tenga la capacidad de amar a Estela y no sólo se quede en un mero deseo ya que cuando uno realmente ama encuentra en la felicidad de otro tu propia felicidad.

MARISOL

 


Imagen sacada de bing