martes, 17 de diciembre de 2019

Don Éxito yDon Fracaso




Don Éxito y Don Fracaso no se entienden. Sus discursos de vida son bien distintos. Y para ser sincera, me entiendo mejor con Don Fracaso que con Don Éxito, porque por momentos, me cae bien antipático. La verdad, que no sé por qué lo aguanto. Pues bien, ahora, para bajarle los humos a Don Éxito, le he llegado a decir que si bien el éxito es fácil de obtener, éste es difícil de merecerlo. Después de haberme escuchado atentamente, Don Éxito me miró despectivamente. Pero, ¡¿qué se ha creído?! Como su forma de mirar no me gusta nada (es una sensación muy desagradable cuando él me mira de arriba a abajo), le hice saber (para que se fastidiara un poco) que fracasar no significa perder. En cuanto terminé de decir esta corta frase, Don Fracaso sonrió satisfecho. Y luego dijo seriamente:
- Es muy cierto lo que has dicho, mi amor. Y mirando fijamente a Don Éxito prosiguió hablando - Alguna vez escuché a un sabio decir que un momento de éxito compensa el fracaso de años.

- ¡Bla, bla, bla! ¡Son palabras tiradas al viento! - exclamó ásperamente Don Éxito. Es más, yo he de hacerles saber que si bien el éxito no da ni quita la razón de las cosas, el requisito para obtenerlo es la prontitud de las decisiones.

En realidad, ambos tienen razón. Pero antes que yo pudiera decir algo, Don Fracaso alzó su voz para agregar lo siguiente:
- Cuando uno cree que ha fracasado, no debe quedarse paralizado, sino todo lo contrario, debe seguir adelante, seguir avanzando hasta poder obtener el éxito, llegado su momento.

Don Éxito bastante enervado le dijo a Don Fracaso:
- Me tienes harto de tanta palabrería barata. No te puedes ni comparar ni medir conmigo. ¡Yo soy más que tú, te guste o no!

Don Fracaso haciendo acopio de mucha paciencia pero mirando desafiante a Don Éxito le dijo:
- Para tu información, el éxito consiste en vencer el temor al fracaso.

- ¡¿Qué?! - gritó colérico Don Éxito. Yo no te tengo miedo. Es al contrario. Tú le tienes miedo a todo. Por este motivo eres un fracasado. ¡Tú qué sabes de éxitos! ¡Yo soy un campeón desde que nací! Todo lo que toco lo convierto en oro. Tú, ¡no!

Don Fracaso me miró a los ojos puesto que quería saber lo que yo pensaba. En cuanto nuestras miradas se cruzaron, Don Fracaso me entendió. ¡Qué repugnante podía ser Don Éxito! Y como yo me identificaba más con la forma de pensar de Don Fracaso no me quedé callada:
- Yo soy de la opinión que el fracaso, es muchas veces, más fructífero que el éxito.

¡Ay! Para qué dije esto. Don Éxito frenético - gritó:
- ¡Ambos son unos estúpidos! ¡Son tal para cual!

Don Fracaso, quien había estado haciendo esfuerzos por no gritar, no se pudo contener y cual cuchillo cortante rasgó el aire con estas palabras:
- Para tu información, Don Éxito, ¡te hago saber que prefiero ser un fracaso en algo que amo que un éxito en algo que odio!

¡Uy! Don Éxito lo mataba con su mirada y, de paso, a mi también porque me retó:
- Dí algo inteligente como para dar por terminado este pleito. ¡A ver por quién, por fin, tú te decides! ¡O él o yo!

Pues bien, yo, como Doña Motivación (entre nos ... Don Éxito y Don Fracaso son mis amantes, pero no se lo digas a nadie, shhh) aclaré mi garganta y desafiando a Don Éxito dejé caer mis palabras cual lluvia torrencial:
- Mira, cariño. He llegado a la conclusión que ya me cansé de tener dos amantes. Es muy cansador. Así que dándome media vuelta agarré del brazo a Don Fracaso y nos alejamos de la vista de Don Éxito.

La verdad que el fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia. ¿No crees? Y mi inteligencia me dice que me quedo con Don Fracaso porque en el fondo, no existe el fracaso, salvo cuando uno deja de esforzarse, pero como yo a él lo conozco bien, sé que él llegará a ser mejor que Don Éxito porque no sólo porque confío en él, sino porque he aprendido que el éxito es aprender de ir de fracaso en fracaso, pero sin desesperarse. Luego de darle un beso a Don Fracaso, él me entendió. Sonrió ampliamente al darse cuenta que mientras el éxito no es definitivo, el fracaso no es catastrófico porque lo que cuenta es el valor para continuar.

Es así que yo, como Doña Motivación, te hago saber que no hay peor cosa que usar el miedo como motivación para ir por la vida porque el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son y mi corazón me dice que hago bien en amar a Don Fracaso. Yo me encargaré de apoyarlo como se merece para salir los dos fortalecidos ante los retos que la vida nos ponga sobre nuestros caminos. Espero poder ayudarte a ti también, en caso me necesites, querido lector.

  
MARiSOL