sábado, 13 de mayo de 2017

Cazando mariposas




Hay una zona imprecisa vestida de fragancias y colores donde el soñar y el despertar se dan la mano mientras Margarita se pregunta si no sería mejorar eliminar estos dos verbos de su vocabulario para instaurar sólo el verbo "dormir" para así no sentir lo que su corazón siente, día a día, en silencio... ese silencio que nunca la traiciona porque aunque éste sea el ruido más fuerte de todos los ruidos, allí éste se encuentra siempre a la espera de Margarita para ayudarla a que ella sea capaz de sostenerse entre sus sueños y el despertar de la realidad en la que se encuentra viviendo desde hace mucho tiempo. 

Y es que, a veces, Margarita hace un tremendo esfuerzo para seguir atrapando sueños, como quien caza mariposas, mientras la vida la empuja, sin ninguna ceremonia, a seguir manteniéndose despierta ante las señales que, por momentos, sus sueños, le envían mientras le tocan la puerta a su realidad. Y aunque ella sepa que el aura de sus sueños la quieran envolver engañosamente, ella muy bien sabe que, por fuerza mayor, tiene que desprenderse del aura de sus sueños (no son muchos, sólo unos cuantos), porque ella ha aprendido que la realidad es algo indesmentible, algo que sigue existiendo y no desaparece aunque pretendamos querer ver la vida sólo de color rosa.

Sin embargo, hoy día Margarita, aunque sean las nueve de la mañana, quiere seguir aferrada tercamente a su almohada para seguir llamando a su querido ausente entre sueños aunque la realidad con su pesada solidez la quiera sacar de su cama para recordarle que ya es tarde y que hay que levantarse. Pero, ¿tarde por qué o para quién? se preguntó Margarita mientras se frotaba los ojos ... allí donde se mezclan su alma de niña con su cuerpo de mujer ya mayor. ¿Tener sesenta años es ser ya vieja?

Margarita agradecida que yo, el silencio, no le hiciera ningún reproche, se volvió a abrazar a su almohada mientras ella imaginariamente seguía cazando mariposas ... esas mariposas multicolores que le recuerdan que, aunque la vida sea, por momentos, difícil, hay que sostenerse en sueños, quizá porque la vida es mucho más pequeña que los mismos sueños. Es así, como Margarita se imaginaba que si lograba cazar exitosamente a sus mariposas (sus sueños), sus sueños, uno a uno, se harían realidad, quizá algún día ... quizá aunque ella esté equivocada y yo en lo cierto.

Pues bien, dejaré que Margarita siga en su cama por un rato más. Y cuando yo crea conveniente, le haré saber a ella que tiene que levantarse y despertar a la realidad de la vida, le guste o no. Y aunque yo, el silencio, no me encuentre físicamente a su lado (yo no sólo soy ese silencio, que tú bien conoces, querido lector, sino el gran ausente de Margarita quien le pide que siga viviendo al igual que yo aunque nos extrañemos con todo el corazón), este corazón, que por partida doble, seguirá también cazando mariposas en esa zona imprecisa de fragancias y colores, en ese mundo donde los seres despiertos no tienen más que un solo mundo mientras que los seres dormidos tienen cada uno su propio mundo ... allí donde Margarita y yo nos encontramos viviendo la vida que no llevamos en conjunto pero que, por separado,  seguimos cazando mariposas.

Después de un rato, el silencio de Margarita le dijo al oído:
- ¡Despierta, mi amor, para que tú sigas viviendo por los dos!

Al escuchar estas palabras, Margarita se despertó, se levantó rápidamente y le sonrió a la vida mientras cazaba imaginariamente mariposas mientras se dirigía al baño para duchar a su cuerpo desnudo de mujer madura con alma de niña, esa alma que espera lo que desea, aunque su mente sea adulta y vieja igual que la de su silencio. 

Es así, como Margarita dejó la red de lado en una esquina de su baño y se metió bajo la ducha para dejarse mojar (con agua agua caliente primero y finalmente con agua fría) por la realidad en la que le toca vivir aunque su gran ausente ya no la vuelva a tocar físicamente, sino sólo con el corazón mientras los recuerdos, que le saben a él, vuelen alrededor de ella como mariposas. 

MARiSOL
 



Imagen sacada de Bing