miércoles, 22 de febrero de 2012

El nido vacío

Ana María siente una pena inmensa. Su hijo mayor, Felipe, ha abandonado hoy día el nido. ¡Cómo se resiste el corazón de ella en aceptar esta concreta realidad!  Y pensar que ella también cuando era joven dejó la casa de sus padres y se fué muy lejos a otro país, a otro continente.

Felipe se ha ido por un año al extranjero. Piensa regresar, pero ya no será lo mismo. Su habitación ya ha quedado vacía. Ana María la hará pintar, arreglar de manera diferente para que no le duela más la ausencia de su hijo.  Su otro hijo, el menor, queda a su lado, pero seguramente que ya no falta mucho tiempo para que él también quiera abandonar el nido. 

Duele la separación. El tener que soltar...  Ana María busca consuelo en Khalil Gibran. Él escribió algo importante sobre los hijos que dice así:

Vuestros hijos no son vuestros hijos.
Ellos son los hijos y las hijas de la Vida que trata de llenarse a si misma
Ellos vienen a través de vosotros pero no de vosotros.
Y aunque ellos están con vosotros no os pertenecen.

Les podeís dar vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podeís dar habitáculo a sus cuerpos pero no a sus almas,
Pues sus almas habitan en la casa del mañana, 

la cual no se puede visitar, 
ni tan siquiera en los sueños.
Podeís anhelar ser como ellos, 

pero no lucheís para hacerlos como sois vosotros.
Porque la vida no marcha hacia atrás 

y no se mueve con el ayer.
Vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos, 

como flechas vivientes son lanzados a la Vida.
El Gran Arquero ve la diana en el camino del infinito, 

y la dobla con su poder 
y sus flechas pueden ir rápidas y lejos.
Haced que la forma en que dobleís el arco 

en vuestra manos sea para alegría.
El también, además de amar la flecha que vuela,

 ama el arco que es estable. 

Es muy cierto este pensamiento. Tanto Ana María como yo no tenemos nada más que agregar. Y es que estoy triste como mi amiga Ana María. Y es que mi hijo mayor, Jonás, de dos que tengo, también casualmente se va al extranjero por un año, pero a otro país que Felipe.  Otro pájaro más abandona en un par de días el nido. ¡Vuela alto querido hijo! Aquí estaré esperando por tu regreso.

Marisol




La foto fue sacada de
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