sábado, 2 de julio de 2016

Las palomas blancas de Nina



Nina es una niña a la que le gusta pintar sólo palomas blancas. Y es que ella se ha impuesto la misión de ayudar al mundo. Bien me explico: Cada vez que Nina termina de pintar sus palomas blancas, éstas, de manera mágica, salen volando de su lienzo para dirigirse en distintas direcciones del mundo llevando paz a los corazones de todas aquellas personas que realmente la necesitan. Hermosa tarea la de Nina, ¿verdad?

Hoy día, al abrir la ventana de mi dormitorio, entró una paloma pintada por Nina y me dijo:
 - Sé lo que estás buscando. Por este motivo estoy acá. Me quedaré a tu lado hasta que consigas tranquilizarte.
- ¿No importa cuánto tiempo pase? - le pregunté incrédula de ver cómo la paloma hablaba conmigo.
- Me iré cuando lo crea conveniente, sobre todo, cuando vea que tú estás más tranquila - me contestó serenamente la paloma.
- ¿Y cómo sabrás que yo estoy en paz conmigo misma? - le pregunté un tanto incrédula.
- Cuando yo haya visto que tú has logrado vencer  a los cinco enemigos de la paz.
- ¿Y cuáles son? - le pregunté intrigada. 
- Son el miedo, la avaricia, la envidia, el odio y el orgullo.
- Pues, tu ayuda será bien recibida, pero ¿puedo saber por qué es tan importante para ti que yo esté en paz conmigo misma? - le pregunté curiosa. 
- Pues, porque de los cinco enemigos de la paz, tú te has dejado atrapar, por suerte, no por todos ellos pero sí por el miedo y el odio. Cuando estos dos enemigos ya no te dominen más, estarás en capacidad de poder guiar a otros en la búsqueda de esa hermosa palabra de tres letras: Paz

Realmente no sé si yo sea capaz de poder ayudar a otras personas porque en este momento mi alma necesita encontrar paz aunque ésta me exija hablar siempre con la verdad, ser justa cuando juzgo a otros, entender el significado del verbo Amar y sentirme libre por dentro de todo mal.  

Nina sabe de lo que hablo, porque ella pinta no sólo palomas blancas para ayudar a otros, sino para que a ella tampoco nunca le falte paz en su alma, por el momento, de niña.  

La paloma entiende como me siento. Y aunque mis ojos no la vean realmente, mi alma, sí que la ve porque es el Espíritu Santo el que está tocándome las puertas del corazón con su energía espiritual. Poco a poco entiendo a Nina ... las palomas blancas que ella pinta son las manos de Dios que llegan no sólo a tocarme las puertas de mi corazón para poder entrar en él, sino en el tuyo también, querido lector.



MARISOL







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