sábado, 31 de octubre de 2020

El despertar de Vicenta

 

Desde hace un par de semanas que Vicenta se encuentra realizando un viaje, pero no se trata de un viaje de turismo, sino más bien es un viaje experimental hacia la esencia de su ser, ésa que le permitirá descubrir quién es y qué es ella realmente. Antes, cuando alguien le preguntaba quién era, ella contestaba automáticamente: Me llamo Vicenta Calderón, soy boliviana, vivo en Estados Unidos, soy física nuclear, estoy ya jubilada desde hace un año. Soy viuda desde hace cuatro años, tengo dos hijas y tres nietos. Vivo en California en una bonita casa frente al mar, cuento con dos caballos y un auto deportivo. ¿Y tú?

Pues bien, yo como la consciencia de Vicenta te hago saber que sólo cuando uno da ese tipo de respuesta es porque uno se identifica solamente con su "Ego" pues éste es sólo una falsa identidad que ha sido creada por nuestra mente. Lamentablemente nosotros pensamos que somos una mezcla de deseos, aspiraciones, preocupaciones, estudios, trabajos, posesiones y un largo etcétera. Pero pensar así es falso porque es nuestro "yo egótico" el que habla por nosotros. Hoy en día hay muchos egos inflados, sobre todo, desde que las plataformas sociales llegaron de puntillas a nuestras vidas. Pero esta es otra historia digna de ser contada algún otro día...

Bien, estaba hablando de Vicenta y es que se está dando cuenta que ella es mucho más que un ego inflado. Te explico: Vicenta influeciada por sus padres y por la misma sociedad aprendió a estudiar duro y parejo, a hacer una carrera, a tener amigos, a conseguir  trabajos bien remunerados, a fundar una familia, a comprarse una casa, a tener un auto último modelo, etc, etc. Y todo esto para llegar a ser alguien en la vida. Es decir, ella pensó que ser una persona de éxito ante los ojos de los demás le daría la felicidad. Pero nada más lejos de la verdad. Es cierto que Vicenta más de una vez hubiera querido abrazar al mundo entero por sentirse plena y realizada, pero ella conoce igual que tú, querido lector, que hay momentos donde uno puede llegar a sentirse perdido, incomprendido, enfadado con uno mismo. ¿Y sabes por qué? Pues, por no saber quién eres. ¿Te has puesto a pensar que nosotros no somos ni pensamientos ni emociones? ¡Ja! Ahora yo como la consciencia de Vicenta te reto a que trates de entenderme porque ella lo está logrando poco a poco. ¡Ay, cuántos momentos de sufrimiento, desesperación, incomprensión y falta de sentido por los que pasó durante mucho tiempo a pesar de tenerlo todo! Claro que es maravilloso tener todo lo que uno desea pero ¡ojo! sin descuidar nuestro mundo interior donde allí tu mente no tiene acceso alguno.

¿Te has puesto a pensar que la vida es como un torbellino donde vamos de prisa o, algunas veces, sin ningún tipo de aliciente porque nos sentimos cansados de tantas cosas como ahora por estar expuestos a esta pandemia? Pero aún así Vicenta sabe que justamente ahora que todos nos encontramos viviendo tiempos difíciles es hora de reconectarnos con nuestro Ser, con nuestra esencia. Ese inmenso potencial que tenemos dentro debemos recuperarlo. ¿Te has puesto a pensar que la mente es solo una herramienta necesaria para poder actuar en este mundo pero no representa necesariamente lo que somos? Difícil pero no imposible de entender. Vicenta se está dando cuenta que ella es algo tan grande e infinito (como tú) que no se puede definir de manera puramente conceptual. 

El mundo vestido de mucho ruido (no me refiero al ruido de los autos, de máquinas, aviones, música estridente, gritos, bocinazos, etc) donde el miedo y los condicionamientos mentales, dirigidos en parte por el internet, es el que nos impide sentir nuestra verdadera esencia. Y es que el ruido más potente es el que produce nuestra mente impidiéndonos darnos cuenta que somos semillas de luz conectadas con el universo. Vicenta me mira con ojos benévolos y me pide hacerte saber que en todos nosotros existe un poder muy grande que ha quedado silenciado por el ruido, sobre todo, de nuestras mentes perturbadas, por momentos, sea por malos sentimientos o malos pensamientos. 

Vicenta no envidia a todas aquellas personas que logran elevar su espíritu, por ejemplo,  a través de la meditación o del yoga, porque ella lo logra a través de la lectura o de la escritura. En un par de oportunidades ella ha estado cerca de lo mágico y divino y sin estar ni borracha ni drogada. En esas dos veces Vicenta experimentó una paz inmensa, una sensación de libertad insospechada cuando se dió cuenta que el sentido de la vida va de la mano con el sentido de la identidad pero no visto ni desde el exterior ni desde el deseo tener cosas sino desde el interior de uno... de ese mundo interno que pide ser despertado para abrirse más allá de lo que ven nuestros ojos, de lo que dice nuestras mentes. Por este motivo, yo como la consciencia de Vicenta te invito a que empieces (si aún no lo has hecho) a dar tus primeros pasos hacia tu nivel de consciencia y te abras a la posibilidad de que tú, querido lector, eres algo más de lo que opina tu mente. En estos tiempos de incertidumbre, de miedo y de muchas dudas harías bien en escuchar más a tu alma para recuperar tu poder interior. Y si no sabes lo que significa este poder te lo hago saber. Es nada menos que el amor... allí donde la sensación de plenitud, paz y libertad son indescriptibles, esas sensaciones donde no se ven con los ojos sino con el alma, aquella por la que vivimos, sentimos y pensamos.


MARISOL